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miércoles, 3 de agosto de 2022

Acerca de la huelga en la mina El Boleo


Ricardo Torres

El pasado 6 de julio del año en curso, los más de mil trabajadores del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, Sección 329, que laboran en la mina El Boleo, en Santa Rosalía, municipio de Mulegé, en Baja California Sur, estallaron una huelga por violaciones a su contrato colectivo de trabajo en demanda de aumento salarial y pago de utilidades.


Con justa razón los obreros reclaman su pago de utilidades ya que recibieron apenas 300 pesos, una burla. Y por otro lado, en aras de avanzar en la negociación por el incremento salarial, los trabajadores han cedido en su pretensión inicial del 12 por ciento pero se mantienen firmes en que dicho aumento, por lo menos, corresponda a la inflación actual que ya rebasa el 7.8 por ciento. Por su parte, la empresa no ha variado su ofrecimiento del 6.5 por ciento de incremento salarial y un bono de 7 mil pesos de utilidades.


A casi un mes de estallada la huelga, su impacto económico en la región es notorio ya que al detenerse las labores de la mina se afecta a microempresas, comerciantes, productores agrícolas y pesqueros, hoteles, restaurantes, prestadores de bienes y servicios, etc. Sin embargo, la empresa que se muestra inflexible y defiende al máximo hasta el último centavo de sus ganancias, ha dejado de asistir a algunas de las reuniones de conciliación ante las autoridades federales del trabajo y amaga con iniciar los procedimientos de ley para un cierre definitivo de la mina, en un claro intento de desgastar, intimidar y presionar a los trabajadores para que acepten las propuestas económicas de la empresa y se levante la huelga.


La empresa Minera y Metalúrgica del Boleo S.A.P.I. de C.V. es propiedad del grupo surcoreano Korea Resources Corporation (92,7%) y la compañía canadiense Camrova Resources Inc. (7,3%), que cuenta con minas subterráneas y a cielo abierto en donde se exploran, explotan y comercializan minerales metálicos (cobre, cobalto, zinc, entre otros), cuyas reservas minerales son de 79 millones de toneladas métricas, mismas que permitirán producir anualmente 50 mil toneladas de cobre, 20 mil toneladas de zinc y 2 mil toneladas cobalto, por casi 20 años. A todas luces un negocio redondo. Sin embargo, los directivos de la empresa han declarado que, debido a las costosas inversiones que han realizado, sus estados financieros en los últimos cuatro años arrojan números rojos, pérdidas millonarias que han soportado a través de financiamiento externo, razón por la cual, dicen, sus ingresos impiden atender favorablemente las peticiones económicas de los trabajadores.


Sin embargo, considerando la naturaleza del trabajo que realizan los mineros, su enorme y prolongado desgaste físico en medio de grandes riesgos para su salud y su vida, los salarios que reciben son bajos; en la mina El Boleo los trabajadores sindicalizados están clasificados en cinco categorías con distintos salarios: 385 mineros de la categoría D reciben un salario diario de 294.04 pesos; 220 mineros de categoría C reciben 392.04 pesos diarios; 258 de la categoría B reciben 490.08 pesos diarios; 144 de categoría A reciben 588.09 pesos diarios; y 48 de la categoría AA reciben 754.18 pesos diarios. Si sumamos a los trabajadores de las categorías B, C y D, que corresponden al 81 por ciento del total de los trabajadores sindicalizados, obtenemos que el monto promedio de su salario es de 399.00 pesos diarios, ingreso que está por debajo del salario promedio que reciben los mineros del país. Por tanto, es de elemental justicia que demanden un incremento que, por lo menos, impida que la inflación reduzca la capacidad adquisitiva de su salario.


Como lo expresó Raúl R. Pérez en estas mismas páginas del Informador Obrero, la industria minero-metalúrgica es un sector importante de la economía nacional y, principalmente, a partir de 1994, con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ahora renovado en 2020 y rebautizado como T-MEC, más del 70% de la producción minera se realiza por empresas extranjeras. Sin embargo, pese al creciente desarrollo de este sector y a las millonarias ganancias que generan para los dueños del capital, el salario que reciben los trabajadores mineros sigue siendo muy bajo.


Es un hecho que los patrones invierten capital con el único interés de obtener ganancias como resultado de la explotación de la fuerza de trabajo del obrero. Y es en el marco del sistema económico capitalista en que vivimos que se explica el conflicto actual que viven los mineros de “El Boleo” en donde la empresa busca obtener el máximo de ganancia a costa de pagar bajos salarios a los trabajadores.


La huelga en la mina “El Boleo” es un claro ejemplo de la inevitable lucha de clases que, en el régimen capitalista, existe entre obreros y patrones; la permanente resistencia a ceder ganancias para incrementar salarios y utilidades; el antagonismo entre los intereses del patrón y los intereses de los trabajadores se polariza, siendo la huelga un mecanismo de defensa de los trabajadores ante la falta de equilibrio entre los factores de la producción, un derecho colectivo constitucional en defensa de los trabajadores y mecanismo de presión de los obreros frente al patrón.


A los mineros de El Boleo les asiste la razón y el derecho. Por tanto, si mantienen firme su unidad y convicción, si resisten y se sostienen combativos en su huelga, más temprano que tarde obligarán al capital surcoreano a negociar un merecido pago de utilidades así como un digno incremento salariar que mejore sus ingresos y condiciones de vida.