Mostrando entradas con la etiqueta sindicatos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sindicatos. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de septiembre de 2023

La industria automotriz

 


El caso de Ford Cuautitlán


Renata Aguilar


        La industria automotriz es uno de los sectores económicos más importantes en el mundo, por la gran cantidad de empleos que genera y por su impacto en las economías locales. México es el séptimo productor global y primero en América Latina, la industria emplea a 986 mil trabajadores en plantas de Coahuila, Nuevo León, Aguascalientes, Guanajuato, Puebla, San Luis Potosí y Estado de México, entre otros, participa con 3.6 por ciento del Producto Interno Bruto nacional, es el 4° exportador mundial de autopartes, el 1er proveedor a Estados Unidos, el 5° exportador mundial de vehículos ligeros y el año pasado registró una balanza superavitaria de 99 mil millones de dólares. Así visto, la percepción es de un sector económicamente fuerte y creador de una vasta riqueza, no obstante, también se conoce que los trabajadores reciben una ínfima parte de dicha riqueza y, además, que están abandonados no solo por los gobiernos y las empresas, sino también por los sindicatos que en teoría deberían defender sus derechos laborales. En este sentido, importa hablar sobre la injusta distribución de la riqueza y del papel de los sindicatos en la defensa de los intereses de los obreros, en particular hablaremos sucintamente sobre el caso de la planta de la marca Ford ubicada en Cuautitlán Izcalli, en el Estado de México.


Según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) existen 39 plantas distribuidas en 12 estados de la República que emplean a 103 mil 901 trabajadores y producen más de cinco millones de vehículos anuales. Es conocido que el salario de estos trabajadores y de todos los trabajadores mexicanos es mucho menor al salario de otros países, de ahí que México tenga una excelente oferta de mano de obra barata para que las empresas extranjeras, como en el caso de las automotrices de Estados Unidos, Alemania y Canadá se instalen en nuestro país. Pero hay que preguntarse ¿por qué tienen un nivel tan bajo de salarios?


Karen Sánchez en su análisis “Factores determinantes del nivel salarial en la industria automotriz terminal en México” analiza 20 empresas de la industria automotriz en las que identifica cuatro factores: primero, al que denomina ola y refiere el periodo en que la empresa se instaló en nuestro país; segundo, la ubicación geográfica por región; tercero, país de origen; y cuarto, sindicato al que se encuentran afiliados los trabajadores de dicha empresa.


Uno de los factores más importantes y que nos interesa destacar es precisamente la influencia que tiene en el salario la afiliación de los trabajadores a uno u otro sindicato. Karen Sánchez, al analizar los Contratos Colectivos de Trabajo (CCT) de las empresas y otros elementos llegó a la conclusión de que los salarios más bajos pertenecen a los trabajadores que están afiliados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y, en cambio, destaca que los sindicatos independientes han logrado tener un mayor poder de negociación. Esto es importante, aunque no se excluye los otros factores mencionados, por ejemplo, el factor ola.


 En el factor ola analiza tres periodos de tiempo en que las empresas se instalan en nuestro país. En el periodo de 1962-1978 de todas las empresas que se instalan, es la Ford Cuautitlán quien tiene el salario anual más bajo con un monto de $159,333 (salario bruto) y $23,504 (prestaciones). En el segundo periodo (1979-1993) nuevamente destaca la Ford, ahora en Chihuahua, con el salario más bajo, $118,038 (salario bruto) y $19,161 (prestaciones); en el tercer periodo (1994-2021) el salario más bajo es de JAC, Hidalgo con $78,363 (salario bruto) y $6,444 (prestaciones); la marca Ford en Irapuato se ubica en el lugar 8 de 11 empresas con el salario de $105,701 (salario bruto) y $23,991 (prestaciones).


Esta analista también señala que los salarios han tendido a la baja, es decir, las empresas que se instalaron en el primer periodo gozan de mayores salarios y las empresas más recientes tienen salarios más bajos.

 

El caso Ford Cuautitlán


La marca Ford, como se observaba atrás, es una de las marcas automovilísticas que tiene mayor precariedad salarial, pero a su vez, según el ranking de la consultora en valoración de marcas, Brand Finance, Ford se encuentra en la posición número 8 de las empresas más valuadas al apreciarse en 22,267 MDD. El CEO de la marca es Jim Farley, quien tiene un salario base de 1.7 MDD y su compensación en 2022 ascendió a 281 veces la compensación total mediana de todos los empleados de Ford. Pero contrástese con los salarios arriba mencionados de los empleados en las fábricas mexicanas y se verá cuán abismal es la desigualdad salarial. Conste que un auto de esta marca va desde el medio millón de pesos a los más de 2 millones y la planta de Cuautitlán Izcalli tiene una capacidad anual de 268 mil 920 vehículos y emplea a 2 mil 840 trabajadores, pero estos con un salario anual no podrían comprar uno de los autos que producen por miles. Es decir, existe una injusta distribución de la riqueza, pues en este caso, precisamente quienes crean los automóviles son quienes se llevan la peor parte.


Esta injusta distribución de la riqueza es parte esencial del sistema capitalista, pues los dueños de las empresas tienen un afán insaciable por obtener más ganancias para sí, por lo que siempre estarán intentando pagar menos y/o intensificar las jornadas laborales. En este permanente y desigual panorama se vuelve indispensable la organización colectiva de los trabajadores para hacer frente a estas injusticias, el sindicato en el medio laboral es una herramienta indispensable, pero a menudo sus directivas están corrompidas y favorecen más a los dueños que a los trabajadores. Lamentablemente, este también es el caso reciente de la Ford en la planta ubicada en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, en la que despidieron al menos a 200 trabajadores. Así lo denunció el medio de comunicación Izquierda Diario México el pasado 22 de agosto, quien también señala la complicidad de la dirección sindical, que, en este caso, es la CTM.


Queda claro que el antiguo poder charril sigue tan vigente como antes y que los trabajadores todavía no han logrado agruparse para formar auténticos sindicatos que realmente vean por sus intereses. Lastimosamente ha quedado más que demostrada la labor que realiza esta central en contra de los obreros. Los sindicatos tienen un potencial enorme en la defensa de los derechos laborales de los trabajadores, en la detención de las injusticias, pero es tal la labor de direcciones charriles como las de la CTM que obnubilan y de alguna manera influyen en gran medida en la desconfianza de los trabajadores hacia este instrumento de defensa.


Cabe señalar que este charrismo está supuestamente intentando ser atacado a través de las legitimaciones de los CCT que se llevaron a cabo debido a una reforma impulsada desde el país vecino del norte, sin embargo, es importante tener en cuenta que no obedecen a intereses de la clase obrera, sino a intereses de los señores capitalistas, solo una reforma impulsada por los trabajadores puede redundar en un verdadero beneficio para su clase.


 Vemos pues que los bajos salarios fruto de la injusta distribución de la riqueza son una característica sine qua non del sistema capitalista y que el charrismo sindical lo avala y acepta. No obstante, los trabajadores deben ser conscientes de esta desmedida injusticia y también deben ser conscientes de que la única manera exitosa de no solo paliarla sino erradicarla es su unión y su lucha, que sean ellos mismos quienes creen su sindicato o quienes hagan a un lado a la CTM y busquen la afiliación a un sindicato que haya demostrado defender los intereses de la clase obrera, primeramente para dar una lucha por sus intereses económicos y posteriormente que sea un puente para dar una lucha política que sea capaz no solo de mejorar su propia situación, sino la situación de todos los trabajadores en el país.


Por último, no nos queda más que, desde el Informador Obrero, manifestar nuestra indignación por el caso de los trabajadores despedidos de Ford Cuautitlán, con los que nos solidarizamos y ofrecemos nuestra asesoría laboral gratuita para ellos y para todo trabajador que crea que puede y debe mejorar sus condiciones laborales.  


martes, 9 de mayo de 2023

Acerca de la constancia de representatividad

Ricardo Torres

        El 1° de mayo de 2019 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT), con la que se ejecutó y dio continuidad a la reforma constitucional en materia de justicia laboral promovida por el gobierno de Enrique Peña Nieto (publicada el 24 de febrero de 2017). Entre muchas otras modificaciones, esta nueva reforma a la LFT estableció un plazo de cuatro años para que los sindicatos legitimaran sus Contratos Colectivos de Trabajo (CCT), mediante el voto personal, libre y secreto de sus agremiados, es decir, a través de una consulta directa a los trabajadores para determinar si conocían y aprobaban el CCT que se tiene suscrito entre su sindicato y la empresa donde laboran.


El plazo de los cuatro años para legitimar los CCT inició el 1° de mayo de 2019 y venció el pasado 1° de mayo de 2023 y, por tanto, aquellos CCT que no se hayan ratificado ante el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), se dieron por terminados. Los resultados de dicho proceso de legitimación fueron reveladores: de los 140 mil CCT existentes, tan solo 20 mil fueron legitimados (14 por ciento), lo que significa que en México poco más de 4 millones de asalariados están sindicalizados. De modo que los 120 mil CCT que no se legitimaron ya expiraron.


Pero detengámonos un poco más para insertar este resultado en las cifras globales de la población laboral y así dimensionar su significado. De un universo de 130 millones de mexicanos, la Población Económicamente Activa (PEA) actual rebasa los 60 millones, de los cuales en la economía informal laboran más de 32 millones de mexicanos y en la economía formal aproximadamente 25 millones de trabajadores asalariados (cerca de 22 millones inscritos al IMSS y casi 3 millones inscritos al ISSSTE). De modo que, en relación a los 60 millones de mexicanos que conforman la PEA, solo el 6.6 por ciento está sindicalizado; y en relación a los 25 millones de trabajadores asalariados que laboran en la economía formal,  solo el 16 por ciento esta sindicalizado.


Estos datos duros, además de mostrarnos una de las muchas razones que explican la pobreza en que vive el trabajador y su indefensión jurídica frente a los abusos de los dueños del capital, confirmaron que del total de los CCT registrados ante las autoridades del trabajo el 86 por ciento se suscribieron a espaldas de los trabajadores y, por consiguiente, solo para proteger los intereses de las empresas, eran pues contratos de protección. En términos generales, no existe justicia laboral para la inmensa mayoría de los trabajadores mexicanos.


Ahora bien, después de concluido el proceso de legitimación de los CCT, la reforma laboral de 2019 establece un nuevo requisito para solicitar la firma de un CCT (porque nunca lo han tenido o porque no fueron legitimados): la obtención de una Constancia de Representatividad. Veamos.


La LFT reformada, en sus artículos 390 y 390 Bis, establece que para solicitar la firma de un CCT inicial, el sindicato deberá entregar, entre otra documentación, una Constancia de Representatividad que es emitida por el CFCRL, misma que tendrá una vigencia de solo seis meses. Para obtener dicha Constancia de Representatividad el sindicato deberá promover ante el CFCRL una solicitud que contenga el respaldo de por lo menos el 30 por ciento de los trabajadores que laboran en la empresa donde se quiera suscribir el CCT, es decir, un listado que deberá incluir el nombre, CURP, fecha de contratación y firma autógrafa de los trabajadores que respalden al sindicato solicitante.


El CFCRL publicará en su sitio de Internet el aviso de solicitud de Constancia de Representatividad, asimismo fijará dicho aviso en el centro de trabajo y solicitará al patrón que lo coloque al interior del centro laboral en los lugares de mayor afluencia para hacerlo del conocimiento a los trabajadores y a cualquier otro sindicato que también desee obtener la Constancia de Representatividad.


En caso de que concurran dos o más sindicatos, el CFCRL validará que los sindicatos contendientes acrediten el respaldo de por lo menos el 30 por ciento de los trabajadores cubiertos por el CCT, en cuyo caso procederá a recabar la información necesaria para elaborar un padrón y, previa convocatoria de la autoridad registral, definirá día y hora en que los trabajadores serán consultados mediante voto personal, libre, directo y secreto, para definir cuál de los sindicatos solicitantes tiene el respaldo mayoritario de los trabajadores. El sindicato que obtenga la mayoría de votos recibirá la constancia emitida por el CFCRL.


De esta manera, una vez obtenida la Constancia de Representatividad, el sindicato demandante estará en condiciones de solicitar al CFCRL se admita el emplazamiento para obtener la firma del CCT. De nueva cuenta el CFCRL verificará que el contenido del CCT propuesto sea aprobado por la mayoría de los trabajadores a través del voto personal, libre y secreto.


Que los trabajadores conozcan su CCT y estén en posibilidades de participar en su aprobación o rechazo es, sin duda, un paso hacia adelante en la vida laboral del país. Si bien este nuevo requisito de la Constancia de Representatividad pretende acabar con los vicios, la simulación, los emplazamientos de extorsión contra los patrones o los contratos de protección suscrito a espaldas de los trabajadores, lo cierto es que oculta los aspectos regresivos y contrarios a la libre sindicalización de los trabajadores, por ejemplo en el hecho de que, al presentar la lista con el nombre, CURP, fecha de contratación y firma autógrafa de los trabajadores que respalden al sindicato solicitante, estos  quedan expuestos al despido masivo y fulminante si esa lista llega a manos de los patrones, o bien si la entrega de la Constancia de Representatividad, como en el caso de la toma de nota, es negada por intereses sindicales o políticos.


A pesar de la viejas y nuevas chicanas para impedir la libre sindicalización de los trabajadores, existe una clara coyuntura en la vida laboral del país: los viejos charros de la CTM contra los nuevos charros de morena, los antiguos charros que se niegan a perder sus privilegios contra los nuevos charros que buscan engullirse el mayor número de CCT para acrecentar el voto seguro en favor de Morena. El respeto a los derechos de los trabajadores les importa un bledo.


No obstante, debemos servirnos de esta coyuntura que nos ofrece la nueva reforma laboral; los trabajadores debemos aprovechar la oportunidad para participar, decidir sobre la conveniencia o no de nuestros CCT, unirnos en defensa de nuestros derechos laborales y construir así un sindicalismo genuino que en verdad luche por mejorar nuestras condiciones de trabajo.