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martes, 28 de febrero de 2023

Mineros: la indefensión económica de los trabajadores

 Oscar Hernández 

¡Oh! madre naturaleza, ¿por qué eres tan cruel conmigo?, ¿sabes? mi única ambición ha sido llevar el pan y la sal a la mesa de mi familia. ¿Por qué me castigas a mí, si no soy yo quién se apropia de la riqueza que se produce cuando mis manos entran en contacto con tu inagotable fertilidad en las más diversas formas en que te manifiestas: campos, fábricas, talleres, máquinas, herramientas, materia prima, etc.? ¿Sabes madre naturaleza? si volviera a vivir, nuevamente concentraría toda mi inteligencia, capacidad y trabajo para combatir la explotación y desigualdad en que vivimos; luchando sin descanso en defensa de mis hermanos de clase exigiendo una distribución más equitativa de la riqueza social, porque, lamentablemente, las cosas siguen de mal en peor. 

 

El pasado 19 de febrero se conmemoró el 17 aniversario de la “tragedia” ocurrida en la mina de carbón Pasta de Conchos en Nueva Rosita, Coahuila, México. Suceso donde hubo una explosión producida por la acumulación de gas metano que cobró la vida de 65 mineros.

 

Dicha mina era operada por la empresa Grupo México S.A. de C.V. (GM) un conglomerado empresarial que opera en tres divisiones: Minera de México, Grupo México transportes y Grupo México Infraestructura, cuyo Director Ejecutivo es uno de los hombres más ricos del país, el empresario Germán Larrea Mota Velasco. En este contexto hay dos declaraciones distintas acerca de la profundidad en la que los mineros se encontraban, por una parte, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, cuyo Secretario General es el senador por la bancada de MORENA Napoleón Gómez Urrutia, declaró que los trabajadores se encontraban a 490 metro de profundidad; por otro lado, GM declaró que se encontraban a 150 metros bajo tierra. La respuesta solo lo supieron los ya fallecidos.


La lista de “tragedias” en las minas mexicanas es larga, por mencionar solo algunas otras: el registro más antiguo de una catástrofe en la zona carbonífera de Coahuila es de 1889, cuando un estallido de gas metano en la mina El Hondo sepultó a 300 hombres que no fueron rescatados y que se quedaron desde entonces bajo tierra; el 31 de marzo de 1969 se registró otro accidente en las minas de Barroterán 2 y 3, donde murieron 153 mineros. Ese día hubo dos explosiones de gas en las minas de la empresa estatal Compañía Minera de Guadalupe, en Barroterá; el 25 de julio de 2012, una explosión en un pozo de carbón en el ejido La Florida, en Múzquiz, acabó con la vida de siete mineros. Los empleados hacían labores de excavación cuando se toparon con un estallido. El yacimiento tenía apenas tres meses de operación con la razón social Minera el Progreso; el 26 de agosto de 2011, cuatro trabajadores perdieron la vida tras un derrumbe de 100 toneladas de carbón en la mina La Esmeralda, de la firma Minerales Monclova Sociedad Anónima, en San Juan de Sabinas; el 3 de mayo de 2011, una explosión de gas metano le arrebató la vida a 14 mineros que quedaron atrapados en el interior de un pozo de carbón en el ejido de Sabinas. Además, un adolescente de 15 años perdió uno de sus brazos. El pozo pertenecía a la empresa Beneficios Internacionales del Norte; el 4 de junio de 2021 se registró un derrumbe en la mina de carbón Micarán, en la localidad de Rancherías, de Múzquiz, siete mineros fallecieron luego de quedar atrapados y, por último; el 3 de agosto 10 trabajadores quedaron atrapados en una mina de carbón en Sabinas, cuando se toparon con una mina antigua que estaba llena de agua y que, al venirse abajo, provocó la inundación. Todos estos sucesos son en Coahuila.  (Expansión política, 9 agosto 2022).


Todas estas tragedias y muertes de mineros se explican por las pésimas e inhumanas condiciones de seguridad e higiene en que las empresas obligan a trabajar a los mineros. La Ley Federal del Trabajo, en el Capítulo XIII Bis, deja muy en claro lo que las empresas deben de realizar para salvaguardar la vida de los trabajadores, por ejemplo, el artículo 343-B que dice que “Todo centro de trabajo debe de contar con un sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo y con un responsable de funcionamiento, designado por el patrón…”; artículo 343-C, fracción II, “Contar, antes y durante la exploración y explotación, con los planos, estudios y análisis necesarios para que las actividades se desarrollen en condiciones de seguridad...; IV. Proporcionar el equipo de protección personal necesario…; V. Contar con un sistema de ventilación y fortificación en toda la explotación subterráneas, las que deberán de tener dos vías de salida, por lo menos…”.


En el caso de Pasta de Conchos ni por asomo se implementaron tales ordenamientos de ley, reglas pues según El Diario de Ciudad Juárez publicó informes sobre mineros que habían estado en huelga en contra de GM al menos 14 veces, "no sólo por incrementos de salarios (...) sino también p su constante negativa a revisar las medidas de seguridad y salud".


Desde su llegada al poder, el simulador presidente de México declaró que sacarían los cuerpos para darles cristiana sepultura; han pasado más de tres años de aquellas falsas afirmaciones, pero ahora su gobierno acumula problemas de igual naturaleza, está el caso de los mineros atrapados en el Pinabete, también en Sabinas, Coahuila, donde, de igual manera, se comprometió a recuperar los cuerpos. Nada, absolutamente nada cumplió. Por su parte, el flamante senador morenista y líder sindical, Gómez Urrutia, ha “exhortado” al presidente para que cumpla su palabra. Nada más.


Es lamentable que aún existan trabajadores que crean en las falsas palabras de los títeres al servicio del capital como lo son estos dos personajes. ¡Son unos mentirosos simuladores!


Para defender sus derechos laborales y sus intereses de clase, los trabajadores no tienen más camino que conocer bien cuáles son sus derechos laborales, organizarse en un verdadero sindicato, sacudirse de los viejos y nuevos charros y luchar sin descanso por mejores salarios, por mejores condiciones de trabajo, porque las empresas cumplan al otorgar la seguridad e higiene que establece la ley. Que así sean las cosas dependerá de los propios trabajadores, de nadie más. Sigamos cumpliendo todos los días con esta histórica tarea.