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sábado, 3 de junio de 2023

Made in Bangladesh: una historia sobre sindicalización

Renata Aguilar 

      Sabemos que las distintas artes reflejan la vida humana desde todos sus ángulos y especialmente el cine de denuncia social es una de ellas, una importante herramienta donde podemos observarnos y tomar conciencia de nuestras virtudes y defectos, como personas y como sociedad. Made in Bangladesh, una película de la cineasta Rubaiyat Hossain, expone un aspecto fundamental en nuestra sociedad: el trabajo, la sumisión de los trabajadores a un sistema que vive a costa de ellos pero que no los toma en cuenta y, sobre todo, que da cuerpo y vida a un instrumento totalmente necesario para la defensa de los derechos laborales, el sindicato, un instrumento que en nuestro país parece abandonado y que a su vez ha sido cooptado por las empresas y el Estado para inhibir su poder. En México, como mencionó Graciela Bensusán en una entrevista para Carmen Morán, “los trabajadores no saben para qué sirven los sindicatos, porque los sindicatos no les han servido para nada” pero deben saberlo y utilizarlos en su beneficio porque tienen un gran potencial para mejorar sus intereses económicos inmediatos, pero también y, sobre todo, para crear conciencia política.


Pues bien, en Made in Bangladesh, la historia de Shimu seguramente es muy similar a la de muchas mujeres trabajadoras en México, ella siendo menor de edad migra a la capital de su país, a partir de entonces comenzó su vida laboral en la que de inmediato percibe la explotación, e incluso abandonó un trabajo porque no soportaba los golpes que le amotinaban sus patrones. Tiene 23 años cuando trabaja en Modal Apparels, una fábrica de la industria textil, un día debido a la falta de mantenimiento en las instalaciones ocurre un incendio que cobra la vida de una trabajadora, amiga y compañera de Shimu, lo que en gran medida la impulsará a tomar la iniciativa de formar un sindicato. Después del “accidente” cierran la fábrica algunos días, durante los cuales las trabajadoras permanecen en la incertidumbre respecto a su trabajo y a su salario. El esposo de Shimu no tienen ningún sustento, deben meses de renta y no tienen para comer, por lo que Shimu va a buscar a su patrón a la fábrica para exigir su salario, no la dejan entrar, pero al retirarse del lugar se encuentra con Apa, una mujer que quiere entrevistarla y que finalmente será su guía para ayudarla a conformar un sindicato auténtico.


El filme tiene muchas escenas realmente aleccionadoras que reflejan de una manera cruda la realidad de los trabajadores en las fábricas y tiene diversas enseñanzas respecto al papel de la mujer en el sistema económico, expone la desigualdad de género en el ámbito laboral, la sumisión de la mujer y su rol en el hogar y en el sistema, no obstante, desde mi punto de vista, lo esencial está en la lucha sindical que se emprende y en la explotación laboral del sistema capitalista que ilustra. Por ejemplo, una escena muy aleccionadora es cuando Shimu está con Apa y ésta le dice que los están explotando y le pregunta cuántas prendas elabora, a lo que Shimu contesta que mil 665 al día y Apa le explica que solo dos o tres de esas conforman su salario del mes. Brutal. Pues bien, dentro de todo lo que expone la película lo que me interesa destacar son los obstáculos a los que se enfrenta todo líder nato para poder defender sus derechos y de sus compañeros dentro de esta bestial explotación laboral, el filme los expone de manera muy natural.


El primero obstáculo que aparece es la desconfianza de los trabajadores, pues no creen que realmente un sindicato los pueda ayudar, pero, sobre todo, el temor que sienten al poder ser despedidos, un temor que se afina y ahonda cuando los directivos que están al frente de la empresa, instados por el patrón, mienten y manipulan para evitar que los trabajadores se unan y organicen. Esto lo vemos en Made in Bangladesh, donde incluso, cuando el amedrentar no le funcionó al patrón, pasa a querer comprar a Shimu con una gran cantidad de dinero e incluso queriéndola mandar a “descansar”, pero ella no cede, pues sabe que sus compañeras la necesitan.


Otra escena muy ilustrativa es cuando vemos a Shimu leyendo las leyes que protegen a los trabajadores, ella no las conocía, pero conocerlas le ha abierto los ojos y quiere hacer cumplir lo que ahí dice, pero lo más valioso es cuando les lee a sus compañeras algunos artículos, convenciéndolas de que la apoyen para formar el sindicato.


La desconfianza de sus compañeras respecto al beneficio que puede traerle el sindicato no es el único obstáculo, Shimu también se enfrenta a la oposición de su esposo, a quien incluso escuchamos decir: “he visto a muchas personas terminar en prisión por andar en cuestiones sindicales”, quien también en una ocasión se la lleva por la fuerza a su casa, pero Shimu ve más allá de su beneficio individual y gracias al acompañamiento de Apa, sabe que abandonar la idea de crear el sindicato es dejar en el desamparo a todas sus compañeras y es abandonar sus derechos.


El tercer obstáculo que podemos apreciar en el filme es, quizá, el más difícil, Shimu se enfrenta a la burocracia sindical y al poder económico de la empresa, gracias al cual puede influir en las decisiones de los funcionarios. Shimu ya ha juntado todas las firmas necesarias, ha dejado todos los documentos solicitados y ha ido constantemente por su registro, pero le dan largas ante eso, les pide a sus compañeras de trabajo que vayan junto con ella a exigir dicho registro y ellas acceden, ni siquiera las dejan entrar, pero Shimu lo logra, después de tantas largas finalmente le niegan el registro aceptando francamente que “hay un poder más grande, que viene de arriba” y que, por tanto, no pueden hacer nada, entonces vemos a una mujer que se niega a abandonar la lucha, de ver en el rostro de Shimu aflicción pasa a ser un rostro firme, decisivo y hasta con odio, vemos a una mujer transformada que logra doblegar al funcionario.


Estos tres obstáculos que expone el filme son obstáculos a los cuales se van a enfrentar los trabajadores que quieran defender sus derechos pero finalmente deben ser superados y la única forma para ello es estar conscientes, organizados y unidos; sí, al principio habrá desconfianza, oposición familiar y sobre todo, la oposición de la empresa, pero los trabajadores deben ir siempre hacia delante, con la frente en alto, porque sus exigencias nunca son muchas y están inscritas en la ley correspondiente, ya que ellos son los creadores de la riqueza social y sus salarios son raquíticos como en el caso de Shimu, la mayoría de los trabajadores, con unos pocos minutos al día o si se quiere horas, producen su salario del mes ¿en dónde queda toda la riqueza que producen? Sin ningún derecho, en las manos de los empresarios, así que, compañeros trabajadores, no teman exigir sus derechos laborales, porque éstos son lo menos que deben exigir.


miércoles, 10 de agosto de 2022

El lado oscuro de la migración

 


Familias separadas, niños abandonados, peligrosa travesía, tragedia y muerte de migrantes. 

 

POESÍA DEL MIGRANTE 

Autor anónimo 

 

“Señor llévame contigo al cielo, soy un migrante, no me cobres cuota. 

Señor, llévame en un tren rumbo al cielo y no me preguntes si tengo visa, no me asaltes, no me golpees solo eso te pido. 

Entre lágrimas y abrazos es difícil olvidar a mi viejecita que en mi casa tuve que dejar”. 



Raúl R. Pérez


        La pobreza es el factor fundamental que explica la migración de los países pobres hacia los países económicamente más desarrollados. Este problema existe desde hace muchos años y se extiende a muchas latitudes. Millones de seres humanos abandonan sus lugares de origen en busca de mejores oportunidades de trabajo y una mejor calidad de vida.


Los principales lugares de destino son los Estados Unidos y los países europeos más desarrollados, que se ven inundados por el flujo migratorio procedente de África, Asia y Latinoamérica.


México ha sido, tradicionalmente, un país con alto nivel de emigración. Además, el problema se ha agudizado en los últimos años. El estancamiento económico que se traduce en el incremento de la pobreza, la marginación, el desempleo y la falta de oportunidades provoca que millones de nuestros paisanos busquen la salida a sus problemas emigrando a los Estados Unidos (me voy pa´l norte, dicen esperanzados).


Este problema ya endémico se agravó con la pandemia del Covid-19, los altos índices de inflación y la violencia desbordada que azota a nuestro país. También contribuyeron al incremento de la pobreza y la migración galopante los desastres naturales: huracanes, inundaciones, temblores de tierra, etc.


¿De qué tamaño es la emigración mexicana? Tan solo en los Estados Unidos supera los 38 millones de mexicanos, sin contar los que laboran en Canadá, Europa y otros países del mundo. Podemos ponderarla si comparamos los ingresos correspondientes a las remesas con otros ingresos del presupuesto nacional. Las remesas que envían los mexicanos que trabajan en el extranjero —que han aumentado de manera sostenida durante los últimos 24 meses— son superiores a los ingresos del petróleo, del turismo o de la inversión extranjera directa. México ocupa el segundo lugar mundial, atendiendo al monto de las remesas recibidas, solo después de la India.  El año pasado superó a China, la que pasó a tercer lugar.


Estados Unidos, desde el gobierno de Donal Trump, ha endurecido su política migratoria. Lo que ha provocado mayores riesgos y sufrimientos para quienes pretenden ingresar ilegalmente al territorio americano. Los migrante en su travesía sufren robos, extorsiones, secuestros y homicidios. Se han multiplicado los accidentes fatales en la travesía hacia “el sueño americano”, que termina siendo la “pesadilla mexicana”.


Muestra reciente de esta situación la tenemos con el tráiler de la muerte” encontrado —el 27 de junio de 2022— en San Antonio, Texas, en el que murieron asfixiados o sofocados por el calor 53 migrantes, de los cuales 27 eran mexicanos, 14 hondureños, siete guatemaltecos y dos salvadoreños. El Gobierno mexicano, después de sus habituales e hipócritas condolencias a los familiares de los fallecidos, le ha puesto mucho interés en demostrar que los migrantes abordaron el tráiler en suelo americano.


Probablemente sea cierto que abordaron el tráiler en tierras texanas, pero no explican —porque no les conviene— ¿por qué millones de mexicanos tienen que buscar una mejor vida en un país que los desprecia, los expulsa por miles todos los días y a muchos les provoca la muerte?


Otro caso elocuente lo tenemos con el tráiler que se volcó —el 9 de diciembre de 2021— en la carretera de Chiapa de Corzo a la altura de la colonia “El Refugio” y que costó la vida de 54 migrantes de Guatemala, República Dominicana, Ecuador y el Salvador. Dicho tráiler había pasado por un retén de la Guardia Nacional que se encuentra kilómetros antes. Extrañamente dicho paso no quedó registrado, lo que pone en entredicho “la política anticorrupción” del régimen.


Significativa resulta la posición del gobierno mexicano ante la presión de gobierno de Donald Trump que, en junio de 2019, amenazó con imponer elevados aranceles a las exportaciones mexicanas si no contenía la ola migratoria. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador aceptó destinar 28 mil integrantes de la Guardia Nacional para contener a los migrantes que intentaran ingresar a Estados Unidos. El canciller, Marcelo Ebrard, en un intento fallido por demostrar independencia ante el vecino del norte declaró que “efectivamente se comisionaron 28 000 elementos de la Guardia Nacional para vigilar las fronteras, pero no a petición de Estados Unidos sino por voluntad propia”.  Nunca la frontera sur había estado tan vigilada. ¡Valiente defensa del canciller, que inútilmente pretende esconder su sometimiento a los dictados de Washington!


La Guardia Nacional, en la frontera sur, se ha dedicado a hacer lo mismo que hace la patrulla fronteriza norteamericana (Border Patrol) con los migrantes mexicanos y de otras nacionalidades: contener, reprimir y deportar. ¿Para esto querían a la Guardia Nacional? En el internet hay muchos videos que dan cuenta de las vejaciones y el maltrato que elementos de la Guardia Nacional propinan a los migrantes centroamericanos. ¡Para vergüenza de los mexicanos!


¿Dónde quedaron aquellas posiciones humanistas de López Obrador —en octubre de 2018—, siendo ya presidente electo? Prometió que […] a los ´hermanos migrantes centroamericanos´ en México se les dará trabajo y tendrán protección en su camino para Estados Unidos […] Dónde come uno, comen dos” [] México garantizará protección a los migrantes centroamericanos que buscan llegar a EU, la migración no debe enfrentarse solamente con el uso de la fuerza” (ADN, político, 21 de octubre de 2018).


La entonces Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, haciéndose eco de la posición de su jefe, resaltó que la política migratoria del país cambiará radicalmente y que en la frontera sur se permitirá la entrada de todos, previa credencialización y por una sola puerta de entrada para mantener el orden. “El tema de la caravana migratoria en Tijuana ya no es tema y ¿saben por qué ya no es tema? Porque en cinco días de este Gobierno resolvimos el problema (¿?), Estados Unidos estaba impresionado [] la crisis la estamos resolviendo a pasos agigantados”, presumió. Entre las medidas tomadas en Tijuana resaltó la instalación de un hospital móvil, baños, regaderas, espacio suficiente, cobijas, instalaciones eléctricas, comida de buena calidad tres veces al día y hasta un cine para los niños. (Conferencia de prensa, 12 de diciembre de 2018. Reproducida en su cuenta de Twitter y Facebook).

  

La funcionaria describió un centro de recreo para los migrantes. ¡Lástima que no sea real! Muchos de los albergues están sobresaturados: con graves carencias de servicios básicos y crisis sanitaria durante la pandemia. En algunas ciudades se les confina a plazas públicas o centros deportivos en los que tienen que sufrir las inclemencias del tiempo (lluvia, frío, altas temperatura, etc.) El Gobierno ha reducido o eliminado el apoyo oficial.


¿Cómo se atreve el gobierno de la 4T a mentirle tan descaradamente al pueblo? Confía en que la gente no tiene memoria histórica y que —por simpatía— estará dispuesta a perdonarle cualquier cosa. Además, siempre tendrán el recurso de satanizar a sus críticos como “corruptos, conservadores y enemigos del pueblo”. Pero, las mentiras no pueden mantenerse eternamente, la verdad siempre sale a la luz.


El problema migratorio en nuestro país se agrava. Para colmo de males, el gobierno americano mantiene, después de un periodo de interrupción, el programa “Quédate en México”: que consiste en enviar a nuestro país a miles y miles de personas de diferentes países que están solicitando asilo en ese país, mientras se procesa su solicitud.


Los países latinoamericanos son grandes expulsores de mano de obra: especialmente los del denominado triangulo del norte (Guatemala, Honduras y el Salvador). Pero, la emigración más numerosa es la de México.


¿Qué hace el Gobierno de México para resolver —o, cuando menos, para mitigar— el problema migratorio? Aunque dice que va a atender las causas, no hace nada que haya demostrado la mínima eficacia para enfrentar la migración. No sale de sus programas sociales. En especial del denominado “sembrando vida” (plantar arbolitos) y del llamado “jóvenes construyendo el futuro” (enseñar a trabajar a los jóvenes para que, en el futuro, puedan ocupar un puesto de trabajo que no existe). No se están creando los empleos que arraigarían a la gente a su tierra. Es una irracionalidad que habiendo tanta pobreza se derroche la principal fuerza productiva: la mano de obra. Se produce lo que deja ganancia, lo demás no importa. No se quiere tocar la esencia del sistema económico: la cuarta transformación solo es un cambio superficial que busca atraer votos, al tiempo que maquilla al régimen para darle más viabilidad. La migración le significa al gobierno una válvula de escape a los graves problemas económicos y sociales del país.


Repetidamente, el presidente López Obrador presume el incremento sostenido de las remesas. Según él, dicho aumento demuestra la confianza que la gente tiene en su gobierno. Ignora que son, precisamente, la pobreza, la falta de oportunidades y la violencia, lo que impulsa a la gente a tomar el camino de la emigración. Envían remesas porque saben de la miseria en la que dejan a sus familiares y no por simpatía hacia el gobierno de la 4T. ¡No se engañe, señor presidente! La gente al irse del país está “votando con los pies” y rechazando un sistema que no es capaz de resolver sus problemas económicos.


El país requiere un nuevo modelo económico: en el que haya trabajo para todos con salarios suficientes para sufragar los gastos de la familia. Que paguen más impuestos los que más tienen y que el presupuesto de la nación se destine preferentemente a la gente más pobre. Se necesita un sistema universal de educación pública y de salud de alta calidad para todos; así como un sistema de seguridad social que abarque a todos los trabajadores y que se dote de servicios públicos a todos los pueblos y colonias que han sido tan castigados por este gobierno. Así se podría reducir realmente la migración, ahorrando el sufrimiento de millones de mexicanos que huyen de nuestro país acosados por la miseria.