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lunes, 18 de julio de 2022

Muerte de migrante s y mercado laboral en EE.UU.

Federico Hernández


Los días se suceden y la nota periodística en cuestión va perdiendo fuerza en los medios de comunicación, sin embargo, el problema que subyace en este lamentable suceso sigue presente: es la búsqueda incesante de trabajo en el mercado laboral en Estados Unidos por parte de los parias de los países subdesarrollados de donde son prácticamente expulsados. Me refiero a la trágica y lamentable muerte 53 migrantes dentro de la caja de un tráiler localizado en un camino en San Antonio, Texas, de los cuales 27 eran de origen mexicano. Más allá del enfoque amarillista con que lo difunden los medios de comunicación privados, enfoque que les interesa dado su carácter de empresas que buscan ganar a costa de la venta de sus contenidos, más que denunciar el problema de fondo y sus causas.


¿Qué obliga a cientos de miles mexicanos y personas de otras latitudes a tener que abandonar sus países de origen para buscar el llamado “sueño americano”? Simplemente a que en sus países no se tienen fuentes de empleo suficientes que les permitan aspirar a mejorar sus condiciones precarias de vida. Y en esa búsqueda de un trabajo que les garantice un mejor futuro arriesgan la vida. “La muerte de 53 migrantes aumentó a 493 el número de muertes mortales de migrantes en lo que va del este 2022. Para la OIM (Organización Mundial para las migraciones), sin embargo, ‘esta cifra sigue siendo un subregistro a los diversos problemas que hay para la recolección de datos’”. Así que los migrantes en búsqueda de trabajo en Estados Unidos, morirán en cajas de tráiler, en desiertos, ahogados en el Rio Bravo”.


 La migración (aquí no hablo de la causada por conflictos bélicos u de otra índole) es, en esencia, un fenómeno económico, donde grupos humanos se mueven de lugares donde no hay empleo a otros donde hay una demanda de mano de obra barata, demanda fija o temporal. No es por el gusto de cambiar de lugar donde se vive y se tienen raíces familiares, culturales, sino por un factor económico: una fuente de empleo mejor pagada. No será tampoco con llamados a “no abandones tu patria a tu familia a tus raíces” como se detendrá la migración. Se cuando el Gobierno de México garantice empleo para todos sus hijos, pero un empleo bien remunerado. El problema de la migración es un fenómeno económico que obedece a las leyes de la oferta y demanda del mercado laboral regional. Es cierto que puede haber otros factores como lo es la violencia, el tipo de régimen, etc., que impulsan la migración, pero, debemos insistir, es principalmente un fenómeno económico y como tal obedece a leyes objetivas que seguirán manifestándose independientemente de las opiniones y voluntad de los gobernantes y políticos demagógicos.


Citaré un fragmento de El Capital donde Marx nos habla de cómo el capital busca su complemento para obtener plusvalía, o sea fuerza de trabajo: Se enviaron a Manchester agentes con la autorización de los Law Commissioner. Se redactaron y entregaron a estos agentes, listas de obreros agrícolas. Los fabricantes corrieron a las oficinas y, después de elegir lo que más les convenía, les fueron expedidas las familias desde el sur de Inglaterra. Estos paquetes humanos se facturaron, provistos de etiquetas como fardos de mercancías, por el Canal y en carros y camiones; algunos seguían a la expedición renqueando, a pie, y no pocos rondaban, perdidos y medio hambrientos, por los distritos industriales”. Más adelantito dice: “Este comercio regularizado, este tráfico de carne humana, seguía su curso, y aquellas gentes eran compradas y vendidas por los agentes de Manchester a los fabricantes manchesterianos, con la misma regularidad con que se venden los negros a los plantadores de algodón de los Estados del Sur…”


¿Y esos migrantes que murieron por asfixia y a temperaturas de más de 40ºC dentro de una caja de la muerte, no eran tan sólo un botón de esa carne humana para el mercado laboral norteamericano en campos de cultivo, en restaurantes, en las diversas actividades a que se dedican los ríos de miles hombres y mujeres que van a Estados Unidos?  Sí, ¡claro que eran!, eran “esos paquetes humanos facturados” por los Gobiernos de donde salen para realizar los peores trabajos que los anglosajones no quieren realizar y que oculta la hipócrita sociedad gringa.


Esta sangría de mexicanos en su mejor edad productiva y que han sido educados, alimentados, formados por nuestra patria no parece importarle al gobierno de AMLO, quien presume cada mes el monto de las remesas que mandan los connacionales ya establecidos en Estados Unidos. El Banco de México informó que en el 2021 las remesas que enviaron los mexicanos que residen en Estados Unidos a sus familiares en México ascendieron a 51 mil 594 millones de dólares, lo que representó un aumento del 27.1 % respecto a las que se tuvieron en el 2020. Una cifra con la que el gobierno de la 4T esta más que contento, pues de esa forma mata de una pedrada dos pájaros: es una válvula para el desempleo y tiene una entrada fuerte de dólares.  

            Para acabar con la sangría de mexicanos que emigran a Estados Unidos en busca de fuentes de empleo y se eviten sucesos como el de San Antonio, Texas, se requiere que en nuestro país gobierne un amplio grupo de hombres y mujeres comprometidos con las clases humildes, con un fuerte espíritu nacionalista, cuyas  decisiones y medidas estén respaldadas por el pueblo trabajador organizado y educado políticamente. Un gobierno que impulse la creación de empleos bien remunerados para todos los mexicanos en edad de trabajar. Bajo la 4T las cosas no cambiarán ni un ápice pues este no gobierno es solo un representante de los intereses de los dueños del dinero. Que conste.


lunes, 11 de julio de 2022

Acerca del tráiler de la muerte en Texas

Ricardo Torres


    El lunes 27 de junio se localizó un tráiler que transportaba a 67 inmigrantes indocumentados en la carretera interestatal en San Antonio, Texas, en Estados Unidos, de los cuales 53 personas fallecieron por asfixia y deshidratación; se ha confirmado que 27 de ellas eran mexicanos provenientes del estado de México, Guanajuato, Querétaro, Morelos, Oaxaca, Veracruz, Zacatecas y la Ciudad de México; 14 provenían de Honduras; siete de Guatemala y dos de El Salvador. Hasta el momento se sabe que el resto de las personas se encuentran hospitalizadas y su estado de salud es crítico pues presentan problemas neurológicos, renales, hepáticos y hemorrágicos, entre otros.


Ante esta lamentable tragedia, los medios de comunicación de control masivo, presurosos en orientar el impacto y la indignación social lo más lejos posible de sus verdaderas causas, lanzaron su dedo acusador contra el chofer del tráiler quien enfrentará un juicio en donde lo condenarán a cadena perpetua o pena de muerte como culpable directo del fallecimiento de los emigrantes, según lo informó el Departamento de Justicia. Pero todos sabemos que la reciente muerte de los emigrantes en Texas no es un hecho aislado y extraordinario, sino el pan nuestro de cada día de un histórico problema económico que han sufrido y sufren los pobres de México y Centroamérica, por tanto, la sanción que sufra el chofer, por muy severa que parezca, no servirá en absoluto para frenar o corregir el problema de fondo de la migración que se vive en América Latina.


Desde hace décadas, los inmigrantes que intentan llegar a Estados Unidos se ven obligados a ingresar subrepticiamente en condiciones inhumanas y cruzando regiones inhóspitas debido a las diversas restricciones antiinmigrantes impuestas por el Gobierno norteamericano que, frente a la pandemia actual, se han endurecido: tan solo el año pasado fueron detenidos más de 1.7 millones de migrantes y, a decir de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, en las últimas dos décadas se han registrado oficialmente cerca de ocho mil migrantes muertos; pero lo cierto es que el número de personas que han perdido la vida  intentando alcanzar el “sueño americano” es mucho mayor en virtud de que no existe un sistema para localizar y contabilizar el número real de migrantes muertos ya que las autoridades estadounidenses tardan meses y hasta años en encontrar los restos de cadáveres de cientos de ellos, por ejemplo, en las zonas desérticas donde mueren de insolación o deshidratación, o intentando atravesar el río Bravo donde mueren ahogados. Este es el costo que pagan miles de personas humildes que buscan una alternativa de trabajo para obtener los recursos necesarios para el sostenimiento de sus familias.


En su conferencia matutina del 28 de junio, AMLO se limitó a decir “quiero expresar mi más profundo pésame a familiares de migrantes mexicanos, guatemaltecos, hondureños que murieron ayer asfixiados en un tráiler, una tremenda desgracia […] estamos apoyando: está desde ayer nuestro cónsul, están también funcionarios de migración de México, y vamos a estar atentos para apoyar a los familiares de las víctimas, el traslado de los cuerpos y, desde luego, hacer la investigación en lo que a nosotros nos corresponde porque estos hechos lamentables que desde luego tienen que ver con la situación de pobreza, de desesperación de hermanos centroamericanos, de mexicanos, suceden porque también hay tráfico de personas y falta de controles, en este caso, en la frontera de México con Estados Unidos y al interior de Estados Unidos. Entonces vamos a estar informando sobre eso.


De inmediato Marcel Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores, en su twitter señaló: “Sostuve llamada con el Fiscal General de la República, Dr. Alejandro Gertz Manera, quien ha dispuesto abrir carpeta de investigación respecto a la tragedia en San Antonio Texas por hechos relacionados en nuestro territorio. Me comparte vuela equipo hacia Texas para ese fin”.


Por su parte, Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, acudió a Palacio Nacional, con el fin de dialogar con el Gobierno sobre los migrantes mexicanos fallecidos en San Antonio, Texas, enfatizando en la necesidad de hallar pronta resolución al tema migratorio entre ambas naciones, especialmente que se reconsidere aplicar el marco de migración legal que planteó el presidente Joe Biden, a través de la Declaración sobre Migración en la reciente Cumbre de las Américas, en la cual, dice, se pretende instrumentar una migración segura, ordenada, humana y legal, para reducir así la migración irregular, además, de la ayuda económica que están ofreciendo a los países los bancos multilaterales de desarrollo e instituciones financieras internacionales. Declaró que los hechos ocurridos en Texas fueron el resultado de leyes migratorias “rotas y disfuncionales” que poco o nada han hecho para que se resuelva el tema binacional. Y, finalmente, agregó que en esta nueva tragedia las personas murieron a manos del crimen organizado.


Los trabajadores de México sabemos bien que la razón por la cual miles y millones de personas salen de sus lugares de origen para buscar trabajo en Estados Unidos, obedece a la falta de empleo, pobreza, hambre y violencia que enfrentan en nuestro país y en la mayoría de las naciones de nuestro continente. Los migrantes arriesgan su vida para llegar a suelo norteamericano, no por gusto sino por hambre y necesidad. La causa de fondo que explica la migración y sus mortales efectos, como el ocurrido en Texas, se encuentra en el viejo modelo económico capitalista que enriquece a un puñado de multimillonarios, a costa de la pobreza de millones de trabajadores. La pandemia y la inflación solo han agravado su difícil situación económica: ha crecido el desempleo y, por otro lado, los precios de las mercancías se elevan progresivamente, en especial aquellos de la canasta básica alimentaria. Es por ello que garantizar la alimentación, la salud y la educación de nuestros hijos se torna cada día en un problema sin solución. Por tanto, emigrar a Estados Unidos en busca de un trabajo es solo una consecuencia obligada ante la falta de oportunidades económicas en nuestras propias naciones.


Que nadie se deje engañar, el problema de fondo de la emigración hacia Estados Unidos es económico: para combatirlo es necesario que se generen fuentes de empleo seguras en nuestros países, con estabilidad laboral y respeto a los derechos de los trabajadores, con una retribución salarial digna y no con sueldos de hambre, es decir, con ingresos suficientes que permitan una vida decorosa para los trabajadores y sus familias. Solo atendiendo esta necesidad básica de la población se estará atacando en serio el problema migratorio y, consecuentemente, protegiendo la vida y la seguridad de los mexicanos. Lo ocurrido en San Antonio, Texas, se explica entonces por la permanencia de un modelo económico capitalista, neoliberal, que está provocando desigualdad y pobreza creciente; un modelo económico que, con el paso del tiempo, se está agotando al mostrarse incapaz de dar respuesta a las necesidades más elementales de subsistencia de la población; un modelo económico diseñado para que la riqueza que genera la actividad productiva de los trabajadores colectivamente, se la apropien, individualmente, los dueños de la industria, el comercio y los bancos. Se requiere pues un nuevo modelo económico que genere empleos estables y distribuya la riqueza social de manera equitativa.


Planteadas así las cosas, resulta un despropósito reducir la tragedia de Texas culpando tan solo al chofer del tráiler; resulta indignante escuchar a López Obrador limitándose a ofrecer condolencias a los familiares, el traslado de los cuerpos de nuestros compatriotas fallecidos y la apertura de una carpeta de investigación que tampoco servirá absolutamente para nada, queriendo ocultar de esta manera su verdadera responsabilidad en los hechos, cuando AMLO y su gobierno saben bien que el Estado mexicano es el encargado de fomentar el crecimiento económico y el empleo, así como de promover una justa distribución del ingreso nacional que garantice la dignidad del pueblo mexicano.


Y peor aún resulta escuchar al representante del Gobierno norteamericano, principal promotor del sistema económico neoliberal, quien, para esconder la responsabilidad de su modelo económico explotador, acusa de los hechos en Texas al crimen organizado y a la falta de una legislación que regule la inmigración hacia su territorio, cuando ha sido el capital estadounidense y su Gobierno los principales responsables del saqueo de materias primas y recursos naturales que por décadas han realizado en los países de América Latina provocando con ello la desigualdad y miseria de la que huyen actualmente sus pobladores con la esperanza de encontrar en Estados Unidos solución a sus necesidades.


Los Gobiernos de Estados Unidos y México, defensores del régimen capitalista, se reunirán próximamente y seguirán eludiendo su responsabilidad, con demagogia y falsas medidas para enfrentar el problema migratorio, sin afectar un átomo los intereses del capital, mientras tanto el pueblo pobre seguirá aportando su vasta fuerza de trabajo a bajo precio y su correspondiente cuota de muertos.