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martes, 9 de mayo de 2023

Acerca de la constancia de representatividad

Ricardo Torres

        El 1° de mayo de 2019 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT), con la que se ejecutó y dio continuidad a la reforma constitucional en materia de justicia laboral promovida por el gobierno de Enrique Peña Nieto (publicada el 24 de febrero de 2017). Entre muchas otras modificaciones, esta nueva reforma a la LFT estableció un plazo de cuatro años para que los sindicatos legitimaran sus Contratos Colectivos de Trabajo (CCT), mediante el voto personal, libre y secreto de sus agremiados, es decir, a través de una consulta directa a los trabajadores para determinar si conocían y aprobaban el CCT que se tiene suscrito entre su sindicato y la empresa donde laboran.


El plazo de los cuatro años para legitimar los CCT inició el 1° de mayo de 2019 y venció el pasado 1° de mayo de 2023 y, por tanto, aquellos CCT que no se hayan ratificado ante el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL), se dieron por terminados. Los resultados de dicho proceso de legitimación fueron reveladores: de los 140 mil CCT existentes, tan solo 20 mil fueron legitimados (14 por ciento), lo que significa que en México poco más de 4 millones de asalariados están sindicalizados. De modo que los 120 mil CCT que no se legitimaron ya expiraron.


Pero detengámonos un poco más para insertar este resultado en las cifras globales de la población laboral y así dimensionar su significado. De un universo de 130 millones de mexicanos, la Población Económicamente Activa (PEA) actual rebasa los 60 millones, de los cuales en la economía informal laboran más de 32 millones de mexicanos y en la economía formal aproximadamente 25 millones de trabajadores asalariados (cerca de 22 millones inscritos al IMSS y casi 3 millones inscritos al ISSSTE). De modo que, en relación a los 60 millones de mexicanos que conforman la PEA, solo el 6.6 por ciento está sindicalizado; y en relación a los 25 millones de trabajadores asalariados que laboran en la economía formal,  solo el 16 por ciento esta sindicalizado.


Estos datos duros, además de mostrarnos una de las muchas razones que explican la pobreza en que vive el trabajador y su indefensión jurídica frente a los abusos de los dueños del capital, confirmaron que del total de los CCT registrados ante las autoridades del trabajo el 86 por ciento se suscribieron a espaldas de los trabajadores y, por consiguiente, solo para proteger los intereses de las empresas, eran pues contratos de protección. En términos generales, no existe justicia laboral para la inmensa mayoría de los trabajadores mexicanos.


Ahora bien, después de concluido el proceso de legitimación de los CCT, la reforma laboral de 2019 establece un nuevo requisito para solicitar la firma de un CCT (porque nunca lo han tenido o porque no fueron legitimados): la obtención de una Constancia de Representatividad. Veamos.


La LFT reformada, en sus artículos 390 y 390 Bis, establece que para solicitar la firma de un CCT inicial, el sindicato deberá entregar, entre otra documentación, una Constancia de Representatividad que es emitida por el CFCRL, misma que tendrá una vigencia de solo seis meses. Para obtener dicha Constancia de Representatividad el sindicato deberá promover ante el CFCRL una solicitud que contenga el respaldo de por lo menos el 30 por ciento de los trabajadores que laboran en la empresa donde se quiera suscribir el CCT, es decir, un listado que deberá incluir el nombre, CURP, fecha de contratación y firma autógrafa de los trabajadores que respalden al sindicato solicitante.


El CFCRL publicará en su sitio de Internet el aviso de solicitud de Constancia de Representatividad, asimismo fijará dicho aviso en el centro de trabajo y solicitará al patrón que lo coloque al interior del centro laboral en los lugares de mayor afluencia para hacerlo del conocimiento a los trabajadores y a cualquier otro sindicato que también desee obtener la Constancia de Representatividad.


En caso de que concurran dos o más sindicatos, el CFCRL validará que los sindicatos contendientes acrediten el respaldo de por lo menos el 30 por ciento de los trabajadores cubiertos por el CCT, en cuyo caso procederá a recabar la información necesaria para elaborar un padrón y, previa convocatoria de la autoridad registral, definirá día y hora en que los trabajadores serán consultados mediante voto personal, libre, directo y secreto, para definir cuál de los sindicatos solicitantes tiene el respaldo mayoritario de los trabajadores. El sindicato que obtenga la mayoría de votos recibirá la constancia emitida por el CFCRL.


De esta manera, una vez obtenida la Constancia de Representatividad, el sindicato demandante estará en condiciones de solicitar al CFCRL se admita el emplazamiento para obtener la firma del CCT. De nueva cuenta el CFCRL verificará que el contenido del CCT propuesto sea aprobado por la mayoría de los trabajadores a través del voto personal, libre y secreto.


Que los trabajadores conozcan su CCT y estén en posibilidades de participar en su aprobación o rechazo es, sin duda, un paso hacia adelante en la vida laboral del país. Si bien este nuevo requisito de la Constancia de Representatividad pretende acabar con los vicios, la simulación, los emplazamientos de extorsión contra los patrones o los contratos de protección suscrito a espaldas de los trabajadores, lo cierto es que oculta los aspectos regresivos y contrarios a la libre sindicalización de los trabajadores, por ejemplo en el hecho de que, al presentar la lista con el nombre, CURP, fecha de contratación y firma autógrafa de los trabajadores que respalden al sindicato solicitante, estos  quedan expuestos al despido masivo y fulminante si esa lista llega a manos de los patrones, o bien si la entrega de la Constancia de Representatividad, como en el caso de la toma de nota, es negada por intereses sindicales o políticos.


A pesar de la viejas y nuevas chicanas para impedir la libre sindicalización de los trabajadores, existe una clara coyuntura en la vida laboral del país: los viejos charros de la CTM contra los nuevos charros de morena, los antiguos charros que se niegan a perder sus privilegios contra los nuevos charros que buscan engullirse el mayor número de CCT para acrecentar el voto seguro en favor de Morena. El respeto a los derechos de los trabajadores les importa un bledo.


No obstante, debemos servirnos de esta coyuntura que nos ofrece la nueva reforma laboral; los trabajadores debemos aprovechar la oportunidad para participar, decidir sobre la conveniencia o no de nuestros CCT, unirnos en defensa de nuestros derechos laborales y construir así un sindicalismo genuino que en verdad luche por mejorar nuestras condiciones de trabajo.


lunes, 27 de febrero de 2023

Sistema de preventa en Bimbo: ganancias récord y salarios bajos

Renata Aguilar


La familia Servitje Montull, propietaria de una tercera parte de las acciones de Bimbo, figura como una de las familias más acaudaladas del país. De hecho, de 2020 a 2022, mientras millones de mexicanos padecíamos y seguimos padeciendo los efectos negativos de la crisis económica y la emergencia sanitaria, Servitje Montull acumulaba cada vez más riqueza: tan solo con Grupo Bimbo sus ganancias netas fueron:


  • En 2020 9 mil 110 millones de pesos. 
  • En 2021 15 mil 916 millones de pesos. 
  • En 2022 46 mil 910 millones de pesos. 

Cabe destacar que en los últimos tres años han tenido ganancias récord, aumentando su utilidad neta en 2020 en 44.2%, en 2021 en 74.7% y en 2022, el 195%. Esto, a decir de Bimbo, lo atribuyen a una mezcla de precios favorables y al fuerte desempeño de los volúmenes en todas las regiones. ¡Falso!, las ganancias cada vez mayores solo se deben y se pueden deber o a la intensificación del trabajo de sus empleados o a la extensión de la jornada laboral. En cualquiera de los casos las ganancias son fruto de la fuerza de trabajo de los empleados.


Así como Bimbo tuvo ganancias récord, también los salarios de los trabajadores llegaron a números récord, pero en negativo, pues los han disminuido y, además, han alargado sus jornadas laborales. Queda clarísimo, pues, que las ganancias de la familia Servitje Montull son un robo a los trabajadores. Éstos lo saben y han denunciado la situación de explotación e injusticia que sufren, sobre todo con el nuevo sistema de preventa que la empresa ha introducido.


Este nuevo sistema de preventa infringe el Contrato Colectivo de Trabajo, pues en éste se especifica que los trabajadores ganan el 5% de las comisiones, no obstante, con el nuevo sistema las reducen al 3% y 2%. La empresa gana más y ellos menos, ahí la razón de sus ganancias récord.


El Sindicato Nacional Harineros Panificadores, al que están afiliados, lejos de proteger los intereses de los trabajadores, protegió los de la empresa y sin ninguna consulta a los afectados, aceptó sin chistar el nuevo sistema.


No olvidemos que un sindicato tiene como fin impedir que el nivel de los salarios de los trabajadores baje y son una poderosa herramienta para el mejoramiento y defensa de los intereses de los trabajadores. La razón de ser de los sindicatos está en su poder colectivo, pues evitan que el obrero aislado se vea obligado a aceptar un salario inferior a lo que la oferta y la demandan fijan.  ¿Por qué, entonces el Sindicato Nacional Harineros Panificadores actuó en contra de los intereses de la clase trabajadora?


Porque quien lo dirige, Gerardo Cortés, ha sido cooptado por la empresa para proteger los intereses de ésta, sin importar que afecte los de los trabajadores a quienes dice representar.


A pesar de la labor de persuasión del Sindicato y de la empresa para imponer el nuevo sistema de preventa como una supuesta mejoría para los trabajadores, estos ya no se han tragado el cuento, incluso señalan que están llegando al límite, pues aguantan trabajar horas extras sin que les sean remuneradas y otra serie de abusos por parte de la panificadora y lo habían estado tolerando precisamente por las comisiones, pero ahora que se las han reducido sin respetar su CCT es probable que estallen una huelga.


Se han escuchado varias voces de empleados de Bimbo que se quejan de la empresa y del sindicato y destacan que este golpe afecta el tiempo que pasan con su familia, pues las jornadas laborales se vuelven cada vez más largas y se reduce el tiempo que pasan con ellas. Manifiestan también que, si siguen trabajando las mismas horas con el nuevo sistema, su salario, de por si insuficiente, no ha de alcanzar ni para alimentar a sus familias.


Estas voces siguen siendo aisladas y no cobran la verdadera fuerza que tienen, necesitan pues unirse, organizarse y hacerse escuchar como una sola voz exigiendo respeto a sus derechos laborales y sacudiéndose del sindicato charro. Finalmente, como señalamos arriba, el poder de los sindicatos estriba en su fuerza colectiva, sin embargo, en el que actualmente están afiliados se mueve solo para obedecer la voz del patrón, por ende, se encuentra débil y sin el respaldo mayoritario de los trabajadores. Por tanto, el viento que genere la energía y el vigor de la voz colectiva tarde o temprano habrá de derribarlo.


Ese será el primer paso para mejorar sus condiciones laborales, de ahí vendrá la lucha directa contra la empresa buscando encontrar el equilibrio entre los factores de la producción y, finalmente, la lucha de los trabajadores tendrá que dirigirse contra el modelo económico que alienta la desigualdad y la explotación laboral: aquel que permite que las ganancias multimillonarias producidas por la fuerza de trabajo se las apropien unos cuantos patrones, mientras que los trabajadores que generan toda esa riqueza reciban bajos salarios y vivan en la miseria.