Renata Aguilar
En materia de derechos laborales, México está totalmente reprobado. El artículo 123 de nuestra Carta Magna habla precisamente sobre el derecho al trabajo digno y socialmente útil y establece una serie de derechos que en su gran mayoría no son respetados. Por ejemplo, de acuerdo con el Observatorio de Trabajo Digno 61% de los trabajadores carecen de seguridad social, algo sumamente preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que es una medida de protección contra la pobreza y la desigualdad; 27% (15.76 millones) labora una jornada excesiva; 32% (12.22 millones) carece de prestaciones sociales y la lista de derechos atropellados y de situaciones de precariedad laboral, es interminable.
En el sistema capitalista en que vivimos, los empresarios están guiados por un deseo y afán de ganancia insaciable, esa es la finalidad que mantiene al sistema económico. En ese sentido, siempre harán todo lo que esté a su alcance por explotar al trabajador y obtener mayores ganancias, así que, si infringir los derechos laborales los lleva a acumular más riqueza, los van a infringir, eso es lo que ocurre, alargan las jornadas de trabajo, no pagan horas extras, no otorgan la seguridad social, intensifican el trabajo, etc., etc.
Este marco de abusos y atropellos solo puede ser enfrentado en colectivo por los trabajadores, los sindicatos son una poderosa herramienta de defensa para ello, no obstante, el surgimiento de estos en nuestro país fue cobijado por el Estado y no por los trabajadores, por lo cual su control les fue ajeno.
En 1931 se promulgó la Ley Federal del Trabajo en la que se reconoció la libertad sindical y se estableció el derecho de los trabajadores a formar sindicatos, y en 1936, por ejemplo, el presidente Lázaro Cárdenas impulsó la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que se convirtió en la central obrera más grande y poderosa del país. Después de una intensa lucha interna Vicente Lombardo Toledano deja la dirección de la CTM y, posteriormente, fue encabezada durante 50 años por Fidel Velázquez convirtiéndose en sinónimo de corrupción y control político. La cooptación de los líderes sindicales por parte del poder político y empresarial fue y es la norma.
En este contexto de violación de derechos laborales y la imposición de sindicatos charriles, existe una gran desconfianza de los trabajadores hacia los sindicatos, lo que lleva a que no se organicen y afilien a alguno, pues aducen, “sale lo mismo o peor”. Sin embargo, también existen ejemplos vivos de trabajadores que se unen y se organizan para defender los derechos laborales que mínimamente les otorga la ley e incluso que luchan por mejorarlos.
Un caso reciente de trabajadores que hacen frente a situaciones adversas es el que ocurrió el pasado 24 de marzo en la empresa Ronal Querétaro, S.A de C.V., pues se llevó a cabo la elección para obtener la Constancia de Representatividad que les permitió acreditar la solicitud para demandar la firma del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT); esta elección adquirió tamaña importancia pues los trabajadores eligieron entre dos sindicatos, uno afiliado a la CTM, su antiguo sindicato, que ignoró deliberadamente las voces de descontento y las peticiones de los trabajadores y, consecuentemente, optaron por organizarse y formar ellos mismos su propia dirección sindical cobijados por la Confederación Revolucionaria de Trabajadores (CRT), de esta manera su nuevo sindicato está en condiciones de defender auténticamente sus intereses de clase.
Anterior a dicha elección, el 22 de agosto de 2022, los trabajadores ya habían rechazado la legitimación del CCT que tenía más de 20 años de vigencia. Esto como un procedimiento derivado del compromiso laboral de México en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), en el que se encuentra el capítulo 23 laboral y su anexo 23-A, donde se establece la “legitimación de contratos colectivos”, un procedimiento que permite que los trabajadores conozcan el contenido de sus CCT y a partir de su conocimiento, manifiesten su respaldo a dicho contrato, o de lo contrario, voten en contra y se queden sin contrato, pero con el beneficio de poder organizarse colectivamente y establecer un nuevo contrato colectivo, hecho que ocurrió en Ronal Querétaro donde han comenzado las negociaciones con la empresa para firmar su nuevo CCT.
El rechazo a una poderosa central obrera como es la CTM, pero plagada de corrupción y totalmente sumisa al Estado y a los empresarios, es un importante triunfo de trabajadores organizados que actúan para mejorar sus condiciones laborales, pero, aunque es un paso muy importante, todavía es el inicio de un largo camino en el que tendrán que mantenerse unidos y cohesionados para luchar por conquistar el respeto a sus derechos y mejoras laborales.
Recordemos que, si bien los sindicatos son una herramienta para la mejora de las condiciones laborales, estas mejoras no son suficientes para abolir la explotación laboral, por lo que las organizaciones sindicales deben ser también un instrumento de concientización política de los obreros sobre la lucha de clases, es decir, la incesante lucha entre ellos, como clase proletaria y los patrones como representantes de la clase capitalista. Aparte de sus fines originales, los sindicatos deben aprender a actuar ahora de modo más consciente, Marx ya desde 1866 lo señalaba, “deben actuar como ejes de la organización de la clase obrera, con miras a su emancipación radical. Deben apoyar todo movimiento social o político que tienda hacia esa dirección”. Esto es a lo que deben aspirar los obreros al agruparse en un sindicato, ir más allá de las mejoras inmediatas y económicas, es decir, desplegar una lucha hacia la conquista del poder político y la transformación radical de la sociedad en favor del pueblo trabajador.