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martes, 11 de julio de 2023

Reflexiones de un obrero

Ezcarleth González

        Una de las dificultades más frecuentes que el obrero enfrenta dentro de una empresa es conseguir el ascenso a un puesto o categoría superior en el trabajo, pues el patrón asigna en dichos cargos del escalafón a algún familiar o conocido cercano; y será solo por “suerte” o en contadas ocasiones que el obrero obtenga un mejor puesto de trabajo y, por tanto, un mejor salario. ¿Qué pasa entonces con los trabajadores que llevamos años en el mismo lugar y no nos ascienden de categoría? Nos mantenemos estancados realizando las mismas y monótonas operaciones de siempre, explotados, produciendo todos los días ganancias para el patrón, sin mejoras en nuestros ingresos y condiciones de trabajo.

Generalmente los patrones no promueven la capacitación y adiestramiento de los trabajadores, no permiten que como obrero uno pueda superarse, ascender de categoría y desarrollarse en otras áreas del trabajo. Como dice el dueño “es que tú ahí ya te la sabes”.¿Qué sabes? Que nunca te verán a ti con ojos de encargado y mucho menos de supervisor, claro, pues no les conviene que uno de abajo se codee con ellos, porque lo que necesitan es fuerza de trabajo barata, que en el momento en que así lo decidan, sin contemplación alguna, puedan despedirte para reemplazarte por algún otro obrero que, con urgencia, necesite vender su fuerza de trabajo sin importarle que sea a cambio de salarios de hambre.


Pero ¿qué pasa con aquellos familiares o conocidos que son colocados en puestos de mejor categoría? En la mayoría de los casos no saben nada de las operaciones y dificultades que enfrenta el obrero, solo tienen su nombramiento en el papel, colgado en la pared, de adorno, porque carecen de conocimientos sobre las operaciones del trabajo. Y, peor aún, resulta que uno como obrero, con años de experiencia, que “ya se la sabe”, debe capacitar al nuevo encargado, desde cómo funciona una máquina hasta cómo debe de salir la mercancía terminada. Pero eso sí, los aplausos y los reconocimientos se los lleva el nuevo encargado porque, en tiempo y forma, se obtiene la productividad y ganancias planeadas, lo que finalmente demuestra que somos los obreros quienes producimos la riqueza que se genera en las empresas; mientras que a uno como trabajador solo nos pagan migajas, pero nos dicen vas bien, sigue como vas, hay luego te echo la mano con algo en diciembre”, ja, ja, ja, pero nunca nos dicen en diciembre de qué año.


Mientras sigamos desunidos, sin conocer bien la ley y temerosos de exigir respeto a nuestros derechos laborales, seguiremos siendo explotados y siempre estancados en nuestro mismo puesto de trabajo, porque “ya nos la sabemos”.Sólo con la unidad y la lucha organizada, consciente y combativa, podremos acabar con ésta y muchas otras injusticias que diariamente enfrentamos en nuestros centros de trabajo.


martes, 4 de julio de 2023

Acerca de los riesgos laborales

 


Nataly Barrera 

Todos necesitamos tener una fuente de ingreso y, en una sociedad dividida entre poseedores y desposeídos, ello hace vulnerable a todo aquel que solo cuenta con su fuerza de trabajo y la solicita,  tanto que la única preocupación que tenemos es que los patrones nos reciban en su fábrica; muchas veces sin estipular bajo un contrato los derechos y obligaciones del contratado como del contratante, se ingresa entonces a laborar sin capacitación y conocimiento de la maquinaria ya que esto le permite al patrón ahorrarse un dinero, y es de ahí donde surgen los inevitables riesgos de trabajo.


Cerca de mi comunidad hay una fábrica donde producen veladoras, cuentan los trabajadores que al abrir esta empresa hubo posibilidades de empleo para muchos habitantes del pueblo que desconocían la forma de laborar en la fábrica ya que la mayoría desempeñaba trabajo agrícola, sin embargo, a pesar de que tuvieron capacitación, un contrato seguro y su pago cada semana, no cambió la situación en la que viven muchos trabajadores, peor aún estuvieron expuestos a sustancias tóxicas que les han provocado enfermedades y hasta la muerte.


Sabemos entonces que todo trabajador debe tener las herramientas y protección necesarias para laborar, pero la necesidad de obtener ingresos para sobrevivir es la primera enfermedad que padecemos como trabajadores. El número de accidentes en México, al año, sería otro si las leyes en verdad se ejecutaran en beneficio del trabajador y se revisara el proceso de las contrataciones minuciosamente para que no haya patrones irresponsables que se hagan los occisos.


La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que se producen más de un millón de muertos en el trabajo cada año y cientos de millones de trabajadores son víctimas de accidentes en el lugar de trabajo y de la peligrosa exposición profesional a sustancias tóxicas.


El artículo 473 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) establece que riesgos de trabajo son los accidentes y enfermedades a que están expuestos los trabajadores en el ejercicio o con motivo del trabajo. La propia LFT reconoce 185 enfermedades que se agrupan de la siguiente manera:


1.- Enfermedades infecciosas y parasitarias. 

2.- Cánceres de origen laboral. 

3.- Enfermedades del sistema circulatorio. 

4.- Trastornos mentales.  

5.- Enfermedades del sistema respiratorio. 

6.- Enfermedades del sistema digestivo. 

7.- Enfermedades de la piel y tejidos subcutáneos. 

8.- Enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo. 

9.- Intoxicaciones. 

10.- Enfermedades del ojo u oído.  

11.- Enfermedades de endocrinología y genitourinarias. 

 

La historia de la sociedad dice que el esclavismo fue un sistema de producción cruel donde a los esclavos los encadenaban y no eran libres, los compraba el amo y era su dueño para tratarlo a su antojo como un instrumento más de trabajo, pero esto último obligaba al amo a alimentar bien a su esclavo para que este trabajara más y estuviera fuerte, cuidaba de que no se enfermara porque para él era una pérdida monetaria.


En la actualidad el modo de producción es capitalista y la condición económica del patrón mejora, no obstante ahora no se preocupa por el alimento y la salud del trabajador, si bien no estamos encadenados físicamente, lo cierto es que seguimos siendo explotados y tenemos peores condiciones de vida, el patrón a cambio de nuestra fuerza de trabajo nos da un salario el cuál no alcanza para comer, nuestros horarios laborales nos someten a una rutina imparable donde no da tiempo de atender siquiera cualquier síntoma que se padezca así como no se cuenta con la protección y seguridad necesarios para poder evitar un accidente o quedar expuestos a los químicos o sustancias que pueden provocar una futura enfermedad grave o mortal.


Las condiciones que como trabajadores tenemos para atendernos son mínimas: si faltas un día para ir al médico y no es justificable por tus síntomas o necesitas más revisiones, rápidamente estás en la mira del patrón y tienes peligro de ser despedido, esto te obliga a dejar la atención de salud para después pero consecuentemente se agrava la enfermedad; la atención de salud es muy deficiente, son muchas horas de espera y un día perdido para un trabajador que no tiene contrato de trabajo, que se convierte en media semana de carencias ya que vamos al día e ir al doctor es un gasto extra así como faltar al trabajo es perder parte de tu ingreso semanal y si necesitas incapacidad esto te asusta ya que no te lo puedes permitir por la necesidad y esto provoca que la enfermedad nos consuma automáticamente por dentro hasta llegar nuestro deceso.


Los accidentes más frecuentes son por falta de capacitación por parte de la empresa o porque no se cuenta con las medidas de seguridad necesarias y, lamentablemente, los trabajadores incluso por desconocimiento, miedo o pena no las exige.


No seamos parte de este número de víctimas que va en aumento ni de enfermedades ni de accidentes. Es importante conocer nuestros derechos, pero es más importante exigirlos y luchar por mejores condiciones laborales que garanticen nuestra integridad. Hay que unirnos y organizarnos, es hora de que aquello que establece la ley laboral se lleve a cabo, si a nosotros como trabajadores no nos preocupa mucho menos a los patrones, es hora de poner manos a la obra.