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jueves, 29 de junio de 2023

Breve balance sobre la legitimación de los CCT


Ulises Bracho

El pasado 1° de Mayo, se dio por finalizada una de las etapas más importantes de la Reforma Laboral de 2019: la legitimación de los Contratos Colectivos de Trabajo (CCT).  Esto quiere decir que, en un plazo de cuatro años, las empresas y sindicatos que contaban con CCT estaban obligados a consultar a los trabajadores mediante el voto personal, libre, directo y secreto la aprobación o no del contenido de dichos CCT. Por  tanto, aquellos contratos que no se legitimaron en el plazo previsto se dieron por terminados, lo que implicó para las empresas nuevas relaciones individuales de trabajo conservando las prestaciones y condiciones laborales iguales o superiores a la ley. Cabe preguntarse entonces ¿cuál fue el resultado del slogan que tanto enaltecieron los “justicieros” gringos y el Gobierno de México para mejorar la suerte de los obreros mexicanos?


Antes de proseguir, me permito contextualizar la pregunta. Fue Donald Trump quien sobreestimó la economía de México al afirmar que nuestro país fue quien había obtenido más beneficios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hoy Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), por lo que convinieron nuevos términos y condiciones laborales dentro del tratado internacional. En ese sentido, Trump condicionó la permanencia de México en el T-MEC siempre y cuando el gobierno realizara una nueva reforma laboral, claro, disfrazando su interés económico y político con un elocuente discurso en favor de los trabajadores mexicanos. Ricardo Torres, en su artículo Avanza la injerencia laboral de Estados Unidos en México, lo resume así:


“Detrás de ese falso discurso que dice apoyar el fortalecimiento de los derechos de los trabajadores, lo que los asalariados del país debemos comprender es que el Gobierno estadounidense está invirtiendo recursos económicos, materiales y humanos para avanzar en su política de injerencia y control en la vida laboral de nuestro país, con el claro propósito de fortalecer los intereses económicos y políticos del imperio” (El Informador Obrero, 2022).


Y, por otra parte, el Presidente López Obrador ha calificado los cambios como históricos y profundos en la vida laboral; la exsecretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján agregó que “como nunca antes las y los trabajadores se han involucrado en las decisiones fundamentales de sus organizaciones y han acudido a ejercer el voto directo y secreto para elegir a sus dirigentes” (El Sol de México, 2023).


Veamos cuál fue el resultado de dichos pronósticos. A 100 días de concluirse la fecha de las legitimaciones, las autoridades laborales mexicanas en conjunto con el gobierno norteamericano depuraron la cantidad de los contratos colectivos pasando de más de 500 mil a 139 mil con el argumento de que “se excluyeron los que estaban duplicados, inactivos, los contratos por obra o por tiempo determinado que ya habían fenecido” (La Jornada, 2023). Y de los 139 mil contratos vigentes solo lograron legitimarse 17 mil 011, es decir, el 12 por ciento.  Esto significa que más de 122 mil CCT se darán por terminados.


Si bien es cierto que, después del 1° de Mayo, todavía podrán llevar a cabo la consulta a los trabajadores los sindicatos que hicieron su solicitud antes de esa fecha y cuyo procedimiento se encuentra en trámite, éstos no sumarán una cantidad mayor a los 5 mil. Además, tomemos en cuenta que, 6 de cada 10 trabajadores pertenece al sector formal y de éstos solo cuatro están registradas en el Instituto Mexicano del Seguro Social” (Milenio, 2023).


En mi opinión, la legitimación de los CCT, con números concretos, reveló el escaso nivel de organización política en que se encuentra la clase obrera en México. Además, sirvió para que los trabajadores conocieran por primera vez la existencia de su CCT que, en años anteriores, solo se mantenía en secrecía entre el líder sindical y el patrón. En consecuencia, hubo empresas donde los trabajadores votaron en contra de su CCT porque el sindicato al que estaban adheridos no los representaba, por tanto, aprovecharon la oportunidad para aspirar a firmar su CCT con un nuevo sindicato.


Por el contrario, en las empresas donde no legitimaron su CCT, más del 80 por ciento, los trabajadores se quedarán sin representación sindical, lo que supone una ventaja para los patrones en cuanto a la negociación de los derechos de los trabajadores. Si de por sí, para lo patrones cumplir con los derechos de sus empleados supone un enorme gasto, hacen todo lo posible para que sus costos en este rubro no les resten tanto a sus ganancias. En ese sentido, Jesús Valencia Mercado, líder de la Confederación Revolucionaria de Trabajadores (CRT), en entrevista con Umbral Informativo expresó que, lo “que permite a los patrones negar el derecho a la sindicalización de los trabajadores, es el nulo castigo por parte de las autoridades laborales y el Gobierno federal”.


Finalmente, se cumplió la profecía de Acalde Luján cuando dijo, refiriéndose al éxito de las legitimaciones de los contratos colectivos, que “lejos de traer caos y una avalancha de huelgas, como algunos predijeron, ha garantizado estabilidad y diálogo”. Eso es cierto: ni huelgas ni caos se produjeron tras la legitimación de los CCT. Sin embargo, la clase obrera mexicana sigue desorganizada y adormecida y solo en algunos sectores de la producción los líderes sindicales morenistas le han ganado la partida al viejo sindicalismo cetemista. Los viejos charros están siendo sustituidos por los nuevos charros morenistas. Del sartén a la lumbre.


Los trabajadores mexicanos deben aprovechar esta coyuntura para organizarse y luchar en defensa de sus derechos laborales, para ello deben organizarse en tono a los sindicatos que realmente defiendan los intereses de todos sus agremiados. Ha aumentado el número de trabajadores que se quedarán sin representación sindical, a quienes se les seguirán violando sus derechos laborales, por eso mismo, es de vida o muerte participar, organizarse y asumir una actitud combativa ante la cruda realidad sindical que se vive en nuestro país.


martes, 23 de mayo de 2023

Nearshoring: la nueva estrategia económica de relocalización de empresas

 

Rosa Espinoza

      El presidente Andrés Manuel López Obrador insist en afirmar que la economía mexicana tiene estabilidad, que no hay crisis económica, en general dijo “vamos bien”, y en reunión reciente con integrantes de su Consejo Económico Asesor en Palacio Nacional algunos empresarios mexicanos amigos suyos y hasta compadres no dudaron en replicar esas afirmaciones, le hicieron coro y también afirmaron que “vamos bien”; asistieron Miguel Rincón de Biopapel, Daniel Chávez Morán de Grupo Vidanta, Germán Larrea de Grupo México y Carlos Hank de Grupo Banorte, entre otros. Evidentemente se trata de los otros datos” que maneja el presidente pues los datos oficiales, los que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), lo contradicen totalmente, la inflación permanece en 7.91% la más alta de los últimos 20 años, y si eso no fuera suficiente basta con comparar el precio del huevo y los productos de primera necesidad; el número de pobres en los últimos cuatro años se ha incrementado en casi 4 millones más de mexicanos; y la tasa de desempleo permanece en un 3% pero el número de personas en el sector informal supera los 33 millones y sigue creciendo.

Por su parte Miguel Rincón de Biopapel, compadre del presidente, también afirmó que la economía mexicana está “bastante bien” y que cuando Estados Unidos entra en conflicto con Asia y otras regiones del mundo, México es el vecino correcto y está preparado para aprovechar esas oportunidades, se refiere a la nueva estrategia económica denominada Nearshoring.


Lo cierto es que los últimos acontecimientos en el mundo entero sólo nos indican que el sistema capitalista a nivel mundial está sufriendo una crisis severa: la guerra comercial de Estados Unidos contra China que es, hoy por hoy, el mayor socio comercial de más de la mitad de los países en el planeta, y la guerra de Ucrania contra Rusia están obligando a los empresarios de Estados Unidos a buscar alternativas comerciales en otros países, por eso es que ahora cobra vigencia el esquema de relocalización de las empresas, el llamado Nearshoring.


Se trata de un fenómeno aparentemente nuevo en la economía de nuestro país, el Nearshoring o la práctica de transferir una operación comercial a un país cercano es un esquema de relocalización de las empresas con la finalidad de que se aprovechen las condiciones de cercanía, en nuestro caso con los Estados Unidos de Norteamérica, que consiste en la disposición de insumos para asegurar la cadena de suministros, la infraestructura industrial, el abaratamiento de los costos de producción y el Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).


En este contexto cabe decir que existe, por ejemplo, una gran demanda de proveedores de autopartes, de acuerdo con la información proporcionada por René Mendoza Acosta, presidente nacional de la Cadena de Proveedores de la Industria de México, quien afirma que los principales requerimientos son partes de transmisión, arneses, estampado metalmecánico, forja, fundición, acabados superficiales, maquinados e inyección de plástico, es la industria automotriz la más demandante (Forbes 8 de mayo).


Este fenómeno es una consecuencia de las medidas adoptadas por el capitalismo tras la recesión, las crisis económicas de los países capitalistas y la guerra comercial de Estados Unidos contra China. Es claro que se trata de una opción para sortear las dificultades impuestas por esos fenómenos y por el ansia de ganancia de los grandes capitales.


Los analistas económicos ven en México una buena alternativa para la implementación de la estrategia Nearshoring, pero creen que se trata sólo de una coyuntura que se debe aprovechar. Con este “nuevo” formato se pretende que la economía de nuestro país resuelva algunos problemas de la producción, distribución y comercialización de algunas mercancías, así como la creación de nuevas fuentes de empleo y la mejora de los salarios. Sin embargo, los mismos analistas coinciden en señalar que es una circunstancia temporal, afirman que se tienen que aprovechar las condiciones favorables, cierto, pero reconocen que existen limitaciones objetivas para la consumación plena del proyecto, entre las cuales se encuentra el atraso tecnológico del país, la falta de infraestructura carretera, ferroviaria, aeroportuaria y aduanera, así como la falta de los suficientes parques industriales; y al mismo tiempo señalan que se debe invertir en educación superior para preparar la mano de obra que se requiere, también consideran necesario invertir en infraestructura, todo lo cual llevará algo de tiempo para la realización plena de la estrategia anunciada.


En realidad, el Nearshoring es una estrategia empresarial de Estados Unidos que tiene la finalidad de aprovechar las ventajas de la vecindad con México, de igual manera es interés de los empresarios mexicanos que esta coyuntura se aproveche al máximo. Sin embargo, este fenómeno no es nuevo, desde hace tiempo que Estados Unidos de Norteamérica ha implementado su política económica con base en estas circunstancias de vecindad con los países más atrasados en los que puede encontrar mano de obra barata, además de que puede aprovechar la materia prima de estos países.


Se trata de una estrategia temporal del capitalismo para enfrentar los males congénitos de este sistema económico, males que se manifiestan recurrentemente y que, en los distintos indicadores como la inflación, el desempleo, el bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y el incremento de la pobreza, nos permiten ver la verdadera situación económica del país, que como sabemos lejos de abatirse se mantienen y ahondan en perjuicio de la clase trabajadora.


Mal le aconsejan los asesores empresariales al presidente y mal hace éste en presumir una estabilidad económica del país que no existe, los empresarios ven una oportunidad de desarrollo económico en el Nearshoring, pero lejos esta esa estrategia de sacar del bache a la maltrecha economía mexicana.


La política económica de la administración federal no reconoce la verdadera magnitud del problema y los programas asistencialistas de entrega de dinero a los adultos mayores y a los jóvenes han demostrado que no funcionan para combatir la pobreza, el desempleo, la inflación y todos los males sociales que se derivan de esa mala política económica del Gobierno federal.


Por más remiendos y brebajes que le hagan a la economía capitalista, en realidad a la clase trabajadora mexicana no le queda más opción que su organización y lucha para sacudirse a falsos redentores que prometieron ser la esperanza de México, se debe preparar para conquistar el poder político de la nación y así poder enderezar la economía del país con base en los intereses de la población trabajadora.