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domingo, 14 de mayo de 2023

¿Nos enfilamos hacia una dictadura?

 

Sergio Cadena

La clase dominante (léase aquella que detenta el poder económico y político) adopta, según su conveniencia, distintas formas de gobierno: democracia, monarquía, república, teocracia, dictadura, etc. En México, por lo menos desde 1917, fecha desde que la actual Constitución Política nos ha regido, somos una “República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental(Art. 40).


No obstante, desde que inició la actual administración morenista se han venido dando hechos promovidos principalmente por el presidente que parecen acercarnos, de manera casi imperceptible, a un cambio en la forma de gobierno, no para bien de las masas trabajadoras, sino para hacer más férreo y eficaz el control de las mismas. Por ejemplo, en el evento de conmemoración de la batalla de Puebla no se invitó a los representantes de los poderes de la unión: ni a Norma Piña (poder judicial), ni a Santiago Creel (poder legislativo).


En efecto, de manera poco disimulada, estamos llegando, poco a poco, a la instauración de una dictadura. Mencionaré, por falta de espacio, sólo algunas acciones implementadas por el mandatario morenista que apuntalan esta última afirmación: 1.-El intento variado y permanente por desaparecer al Instituto Nacional Electoral, principal organismo para preservar nuestra débil democracia; 2.-La cooptación, por cualquier medio, de diputados y senadores para disponer de manera total y absoluta del poder legislativo; 3.- Golpeteo y denostación constantes contra la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, la cual se ha distinguido, a diferencia de su antecesor, por su independencia con respecto al Ejecutivo; y, 4.-La incursión, prácticamente en todos los ámbitos de la vida social, de los militares.

Pero en el caso de que nuestra hipótesis se haga realidad y en efecto, suframos la instauración de una dictadura militar (disfrazada de civil), tendríamos que tomarle la palabra a nuestra Carta Magna, que al final del Art. 39 dice: “El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”. Sin embargo, para que este derecho no quede en letra muerta, es menester realizar una larga y disciplinada tarea consistente en organizar y educar políticamente a los millones de trabajadores para que, más temprano que tarde, puedan actuar al unísono y de manera consciente puedan adoptar, no sólo la forma de gobierno, sino el sistema socioeconómico que más les convenga.


jueves, 13 de abril de 2023

La lucha proletaria no solo debe darse en lo económico

 


Francisco Flores 

Como proletariado se debe entender a todos los trabajadores que, independientemente de sus actividades secundarias, su actividad principal es remunerada mediante un pago, sueldo o salario, el cual reciben aquellos individuos que los emplean, que los contratan, o sea, los patrones. Su contrato de trabajo puede ser temporal o permanente, esto es, por tiempo determinado o indefinido y por cierta jornada de trabajo o cantidad de horas a su servicio diarias a excepción de los días de descanso.


Las clases sociales laborantes, en las sociedades divididas en ricos y pobres, son la mayoría de la población; en el modo de producción capitalista, en el que vivimos, entran en choque frontal principalmente el proletariado contra la burguesía que es la clase social dominante, los patrones, que a pesar de ser  una cantidad reducida, concentran el poder económico y político, por eso lo controlan y lo deciden todo, es la clase social que posee las grandes fortunas y tiene a su servicio al Gobierno, la Iglesia y las fuerzas armadas de todo tipo. Ante esta panorámica, cualquier trabajador, aun cuando no lo tenga racionalizado, es extremadamente cuidadoso y tiene casi siempre una actitud servicial, haciéndose simpático a los patrones o sus representantes, no quiere darles pretextos para que lo despidan y lo dejen sin salario que es el que utiliza para obtener el sustento de él y su familia.


Cuando, a pesar de lo anterior, los proletarios se organiza en su centro de trabajo y logran dar una lucha exitosa por mejorar sus condiciones materiales de vida, adquieren confianza y valor y sirve de ejemplo de lucha para los demás trabajadores sometidos, explotados y temerosos, de otros centros de trabajo; van sacando la conclusión de que sí es posible ganar en lo económico, pero que sorpresa se llevan cuando, por ejemplo, al lograr un aumento salarial, resulta que ese aumento, pequeño en la mayoría de las veces, se pulveriza porque de inmediato los ricos, dueños de las mercancías, incrementan los precios de las mismas, lo cual, los puede hacer conformistas, desalentarlos o buscar una mejor alternativa organizativa y de lucha. Y claro que existe esa alternativa, la unidad de todos los trabajadores para obtener el poder político. Una vez que las fuerzas se unan: de los obreros, los jornaleros, los campesinos pobres y medios, los empleados que dan servicio de limpieza y mantenimiento, los vigilantes, barrenderos, artesanos de todo tipo, pescadores, choferes, albañiles, trabajadores de talleres maquiladores, etc. La resultante será una poderosa fuerza que puede vencer a los enemigos, la burguesía y sus esbirros. Organizado y concientizado el pueblo es invencible.


Ahora bien, el proletariado en lucha por el poder político, una vez que se lo ha arrebatado a la burguesía, se dedicará a reorganizar la sociedad en todos los aspectos: económico, político, social, cultural, etc., siempre persiguiendo beneficiar a las mayorías que son las que están directamente en el proceso de trabajo y de esa manera garantizar el respaldo permanente al nuevo proyecto social.


 La lucha del proletariado, pues, no sólo debe ser por mejoras económicas, sino por obtener el poder político para que, desde ahí, construya una nueva sociedad más equitativa y humana para todos los integrantes de la misma. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Reflexiones de una obrera


Nathaly Barrera


Buscando el significado de política, encontré que es la actividad de aquellos que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a una sociedad o un país. En este sentido, los obreros hemos asumido una total indiferencia ante cualquier tema relacionado con la política y creo que ya va siendo hora de que nos involucremos en este tipo de asuntos; pero los años de lavado cerebral, nuestro pensamiento propatronal que como clase trabajadora hemos interiorizado, nos aleja de la realidad y de esta necesidad de politizarnos.


Esta visión de mantenernos alejados de la política la adquirimos en la escuela, casa, trabajo y pensamos que no es un tema para nosotros pero, querámoslo o no, en nuestra vida diaria estamos rodeados de política y las decisiones tomadas por los gobernantes influyen directamente en nuestras vidas; por ejemplo, en las noticias se nos informa constantemente que asaltan en el transporte y miles de trabajadores venimos en él después de un día pesado de labores y estamos expuestos a esto, la delincuencia es un tema muy difícil y complicado que no se está combatiendo con eficacia dado el poco interés de nuestros gobernantes por resolverlo.


Si a este tipo de problemas agregamos que nuestro salario no es suficiente, la situación se vuelve desesperante. El 1° de enero del 2023 el salario mínimo general pasó de 172.87 a 207.44 pesos diarios y con esto lamentablemente no come una familia. Las jornadas laborales son de ocho horas mínimamente, pero no en todas las entidades y municipios del país hay fuentes de trabajo y, por tanto, para desplazarnos desde nuestros hogares hacia las fábricas algunos hacemos s de cuatro horas de ida y regreso, sumando así más de 12 horas de nuestra vida sin poder disfrutar a la familia, muchas veces las madres ni siquiera sabemos cómo están nuestros hijos o si ya comieron o no.


Al preguntar a mis compañeros de trabajo ¿qué es para ellos la política? respondieron eso es basura, es tema de ricos, eso me aburre, “solo son engaños”, etc. Desgraciadamente el desgastante trabajo diario, monótono, nos somete a tal grado que no siempre vemos el fondo de los problemas ni las causas que los generan, nos resignamos a tener malos gobernantes y una vida de permanentes carencias. Es por ello que se nos hace un cuento de hadas que un día pueda existir un gobierno que en verdad se preocupe y proteja a los trabajadores para que nuestras vidas cambien favorablemente.


Incluso un compañero me dijo en campaña siempre nos buscan y luego se olvidan de nosotros, yo mandé a mi mujer porque con lo que den, algo ayudará para mitigar nuestra miseria, yo le respondí que nos compran y se aprovechan de nuestra necesidad, que si tuviéramos un salario digno con jornadas de trabajo justas, no nos comprarían con una despensa, se soltó a reír y dijo aunque sea eso, también es una forma de quitarles una pequeña parte de todo lo que ellos nos roban.


Como vemos, todo lo que gira a nuestro alrededor es política y es un tema del cual debemos ocuparnos, ya que no podemos permitir que nos manipulen y utilicen con fines electoreros. Hasta ahorita dependemos de las acciones de los políticos al servicio del poder económico, pero el día que tengamos claro el papel que juega la clase obrera en la sociedad podremos, unidos, exigir respeto a nuestros derechos y claro que entonces podremos cambiar nuestras condiciones de vida.


Por eso, pese a nuestro cansancio, levantemos la cabeza y rompamos las cadenas de la esclavitud asalariada. Sí hay solución: organizarnos y concientizarnos es el camino correcto. Formemos una directiva sindical que sí vea por nuestros intereses. No es normal ni justo trabajar tantas horas y ganar tan poco, así como no es justo que los políticos se burlen de nosotros dando miserables despensas, gorras o unos cuantos pesos por un voto. No sigamos dejándoles el campo libre a los políticos al servicio de los patrones; urge nos empapemos de este tema, nos organicemos y hagamos de la política un instrumento al servicio de los trabajadores.