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martes, 21 de febrero de 2023

Acerca de la inversión extranjera directa

Federico Hernández

        Siempre se anuncian con bombo y platillo las inversiones extranjeras directas que llegan a nuestro territorio, resaltando sus bondades, principalmente en lo que a generación de empleos se refiere. Y no es que, en general, creamos que sea mala la inversión de capital foráneo para instalar plantas productivas en nuestro territorio; tampoco negaremos el hecho de que generan empleos. Pero debemos decir que, muchas veces, sus apologistas exageran y magnifican las “bondades” del capital foráneo sin señalar sus aspectos negativos y limitaciones. Y, por otro lado, nada se menciona de la inversión pública, es decir, de aquella que debe realizar el Gobierno federal. Esta reflexión viene a cuento debido a las declaraciones hechas por el presidente de la república y el gobernador del estado de San Luis Potosí acerca de la instalación de una nueva planta de la automotriz alemana BMW para fabricación de automóviles eléctricos en la entidad con una inversión de 865 millones de dólares.


Comencemos destacando la lista de beneficios que llegan al país con la inversión extranjera, esto según el portal de la Secretaría de Economía: “permite aumentar la generación de empleo, incrementar el desarrollo y la captación de divisas, estimular la competencia, incentivar la transferencia de nuevas tecnologías e impulsar las exportaciones”. A continuación veamos qué dijo el gobernador del estado, Ricardo Gallardo Cardona, ante la llegada de la nueva planta automotriz alemana: “…destacó este hecho histórico, con lo cual se reafirma la recuperación y crecimiento económico del Estado que impulsa el gobierno del cambio…” (El Sol de San Luis, viernes 3 de febrero) ¿Debemos creernos a pie juntillas todo esto que se dice de la inversión extranjera directa? ¿Debemos creernos sus efectos casi milagrosos sobre la economía? Yo creo sinceramente que no, que es necesario poner las cosas en sus justos términos a fin de que los trabajadores no seamos víctimas del engaño de los dueños del dinero y sus representantes.


 Debemos dejar claro, en primer lugar, que los capitales privados de las grandes transnacionales de origen norteamericano, alemán, francés y demás potencias capitalistas, se instalan en nuestro país -y en cualquier parte del mundo- por diversas razones, entre las que podemos destacar el encontrar mano de obra barata, ubicación estratégica a los mercados, cercanía a fuentes de materia prima, bajos impuestos o gravámenes fiscales de los países donde llegan a anidar sus inversiones y, finalmente, buscando hallar un régimen político que les garantice la estancia y crecimiento de sus capitales. Todo ello encaminado a un solo fin: acrecentar sus capitales a través de la obtención de las máximas tasas de ganancia.


Si bien estas inversiones de capital extranjero generan empleos, lo cierto es que no resuelven, ni mucho menos, la gran tasa de desempleo que hay en México. La nueva planta del BMW, a decir de Néstor Garza, titular de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social en S.L.P., generará 800 nuevos empleos directos y 2.5 indirectos por cada plaza. Ahora bien, según el INEGI en el 2022 la población desocupada en México fue de 1.6 millones de personas y la tasa de desocupación (TD), de 2.8 por ciento de la Población Económicamente Activa. Aquí no se incluye la informalidad que a diciembre del 2022 totalizaron 31.8 millones de mexicanos. Es decir, que este tipo de inversiones no es la panacea, como pretenden hacernos creer, para resolver el gran problema del desempleo, el cual es un fenómeno inherente al modelo capitalista.


  En México la inversión pública –la cual sí pudiera contribuir de manera más importante a abatir el desempleo- a cargo del Gobierno federal con recursos públicos es muy pobre: “Se encuentra rezagada no solo desde el impacto de la pandemia, sino desde inicios del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador” (El Financiero, 22 de diciembre del 2022). Y no solo eso, sino que se limita –pues es esta la concepción de los regímenes neoliberales de que el Estado no debe intervenir en la economía sino solo para darle condiciones a la empresa privada y ser garante de la seguridad y de la paz- al crear solo infraestructura que dé condiciones a las inversiones privadas nacionales y extranjeras.


Ahora analicemos, aunque de manera muy breve, las otras “bondades” de la inversión extranjera. En lo de incentivar la transferencia de nuevas tecnologías” dista mucho de la realidad pues dichas empresas cuidan celosamente su tecnología y no la van transferir por el solo hecho de instalarse en México; al contrario, si tienen laboratorios, equipos de científicos y técnicos especialistas que les generan nueva tecnología para innovar sus productos, es con el claro propósito de ganar el mercado a sus competidores. Ahora los autos eléctricos buscan desplazar a los autos de combustión interna. ¿De dónde se saca que la BMW va a transferir tecnología?, ¿a quién?, ¿para qué?


Al “estimular la competencia”, se nos dice hasta el cansancio, el consumidor tiene más variedad de productos, más baratos y de más calidad”. El hecho de que en México haya decenas de empresas que se dedican a fabricar automóviles no conlleva a que el obrero pueda adquirir un vehículo nuevo; cuando mucho comprará una “garrita” de segunda o tercera mano, pues ni con todo el salario de su vida, en la inmensa mayoría de los casos, podrá adquirir un moderno auto de agencia.

No nos engañemos sobre el carácter y alcance de la inversión extranjera directa. Es finalmente una forma de capital que viene a nuestro país por mano de obra barata –el capital sólo puede crecer a condición de extraer plusvalía del trabajador-, por materias primas baratas casi regaladas para ellos, para que se les exima de altos impuestos, etc. El capital es pues un valor que se revaloriza. Es por ello que la llegada de inversión extranjera directa no será nunca el remedio al desempleo elevado que hay en nuestro país pues, como ya apuntamos más arriba, el desempleo es consustancial al capitalismo.


sábado, 10 de diciembre de 2022

El desempleo en San Luis Potosí


Federico Hernández 


Los obreros mexicanos, y dentro de ellos los obreros potosinos, deben tomar conciencia de las causas profundas de las injusticias sociales que viven; porque siendo ellos, y solo ellos, los creadores de toda la riqueza social, los que mueven toda la industria, no pueden contar muchas veces con un empleo digno que les dé un ingreso suficiente para sostener a su familia, para proporcionarle alimento, educación y salud de calidad. Veamos cómo está el desempleo en San Luis Potosí, cuáles son sus causas y cuál es la solución a este problema que afecta a millones de trabajadores en México.


El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), recientemente publicó datos sobre el desempleo en nuestro país. En el caso de San Luis Potosí reportó que en el tercer trimestre del año en curso registró su tasa más alta de desempleo, del 3.8 por ciento. “Al dar a conocer los resultados trimestrales de la Encuesta Nacional de Estadística de Ocupación y Empleo (ENOE) del tercer periodo de este año, la dependencia contabilizó 43 mil 323 personas desempleadas en la entidad. Durante el periodo inmediato anterior, el INEGI reportó 42 mil 425; casi 900 personas en edad laboral que no lograron emplearse entre julio y septiembre pasados” (San Luis Hoy, 25 de noviembre del 2022).


Lo anterior no refleja la realidad del desempleo en SLP ya que éste es mucho mayor. Las cifras anteriores son engañosas pues hay un dato que arroja esta misma encuesta y que no podemos dejar de tomar en cuenta ya que está ligado a la anterior y nos proporciona una medida más exacta de la magnitud real del desempleo, y es el que se refiere a los millones de trabajadores que laboran en la informalidad: “El INEGI también registra un incremento en la población laboral ocupada en la informalidad, al crecer de 54.1 al 55 por ciento, casi un punto porcentual” (de la misma nota del diario San Luis Hoy). Otra: “En la informalidad y sin seguro social la mitad de la población trabajadora en SLP revelan resultados de ENOE” (El Sol de San Luis, 19 de febrero 2022).


 ¿Por qué son engañosas las cifras y, por tanto, no es correcta la interpretación que se da del desempleo? Muy simple: porque los gobiernos encubren el desempleo real que existe, lo maquillan; hacen aparecer el empleo informal (lavacoches, comercio informal, trabajadoras domésticas, etc.) como una forma de empleo que no se considera dentro de la tasa de desempleo. En SLP existe una población de 2 millones 822 mil 255 habitantes de los cuales 1 millón 285 mil 70 son Población Económicamente Activa (PEA), y si sumamos la tasa de desempleo y tasa de informalidad, 3.8 y 55 por ciento, respectivamente, resulta que en realidad la población con un empleo formal tal como debiera ser, con salario estable, con seguridad social, etc., rondaría en el 41.2 por ciento. Quiere decir que de cada 10 potosinos en edad de trabajar (PEA), solo cuatro tienen empleo y seis no tienen empleo formal. ¡Terrible situación de la clase trabajadora en esta entidad!


Los indicadores que nos da el INEGI son verdaderamente preocupantes, por no decir que son literalmente ¡aterradores! Decenas de miles de potosinos desempleados no tiene un ingreso para solventar las necesidades más básicas de su familia; y los que están en la informalidad laboral tienen un magro e inestable ingreso, sin seguridad social, sin acceder a créditos a la vivienda, entre otras cosas. El desempleado, el que no tiene que llevarle a su familia un mendrugo para comer, vive en la peor de las angustias, vive en una situación de desesperanza y zozobra.


Pasemos ahora a la explicación de por qué el desempleo. El desempleo es un fenómeno inherente de los países capitalistas -también llamados de “libre mercado-, como es el caso de México. Inherente porque los empresarios siempre buscarán innovar su tecnología y procesos productivos para ganar el mercado a otros empresarios con los que compiten, innovación que desplaza y desemplea a los obreros que no le son útiles porque bajo su objetivo de máxima ganancia explota de manera intensa a los obreros que están en sus fábricas para no emplear a más y evitar el aumento de sus costos. El régimen capitalista no está diseñado para dar empleo a toda su población económicamente activa. No en absoluto. El dar empleo a los millones de desempleados no es una prioridad del capital, pues no es éste, ni mucho menos, una “hermanita de la caridad”; es su afán insaciable de ganancia lo que mueve al capital a invertir en distintas ramas de la producción, lo que determina dónde y en qué monto lo hace y, por tanto, qué cantidad de obreros necesita.


Dice para si el dueño de capital: si invierto mi dinero en esto obtendré esta ganancia, este remanente… me conviene… no me conviene. Una vez decidida la conveniencia de su inversión compra, con un capital suficiente, materia prima, compra máquinas, adquiere una nave industrial… ¡Ah! -dirá- pero no puede faltar la mano de obra, esa mercancía peculiar llamada fuerza de trabajo, la cual pertenece al obrero, y sin la cual de nada sirven ni las maquinas ni la materia prima: unas quedarían inmóviles y las otras sin poderse transformar. Si hay algo que le queda claro al empresario es que comprará solo la mano de obra estrictamente necesaria para explotarla al máximo: si cien obreros son los que necesita para mover su empresa, esos, y solo esos, son los que contratará con un salario lo más mísero posible. El empresario capitalista nunca de los jamases piensa en el obrero como ser humano -y menos en la familia de éste-, en sus penurias y necesidades, si tiene vivienda, si tiene medicina en caso de enfermedad, si tiene para educar a sus hijo, etc., eso le importa un bledo. Además, el capitalista sabe que la gran masa de desempleados le sirve para reducir los salarios de los obreros que está empleando en un momento determinado pues hay una gran oferta de mano de obra de la que puede disponer en el momento que desee utilizarla y sabe que uno de los mayores temores del trabajador es ser despedido y caer en las filas del desempleo.


¿A quién debemos culpar de esta situación de desempleo que priva no solo en San Luis Potosí sino en todo el país?, ¿por qué esas tasas elevadas de desempleo?, ¿por qué cientos de miles de mexicanos laboran en la informalidad? Se lo debemos al régimen económico en que vivimos: el neoliberalismo o capitalismo salvaje, como también se le conoce. Régimen en el que un puñado de dueños del capital (dinero y medios de producción como maquinarias, locales, materias primas, etc.) explotan a millones de obreros, los cuales solo son dueños de su fuerza de trabajo, la que venden por un mísero salario para el sostenimiento de él y de su familia Las máquinas cada vez más modernas, y demás medios de producción en dicho régimen, no tienen por finalidad mejorar en nivel de vida del obrero, solo sirven para explotarlo, para arrancarle más trabajo no remunerado, plusvalía.


¿Y en México quién representa a ese régimen?, ¿quién representa a los dueños del dinero, del capital? La autodenominada 4T. Dicho gobierno dice a los “cuatro vientos” que “primero los pobres”, pero en los hechos es el representante embozado de este modelo neoliberal. Y la prueba irrefutable de esto es que mientras millones de mexicanos padecen hambre, no tienen atención médica, carecen de educación, al no tener un empleo bien remunerado, por otro lado, tenemos que los grandes potentados como Calos Slim, German Larrea, Salinas Pliego y otros ricachones, ¡sólo un puñado de familias!, en estos tres últimos años incrementaron enormemente sus fortunas. A estos empresarios la 4T no quiere tocarlos ni con el pétalo de una rosa, como se dice. Son sus empresarios consentidos.


Por último, diremos que la única solución al problema del desempleo y a otros fenómenos que afectan la vida del trabajador, está en la concientización política de éste; pero no sólo eso, deben organizarse y emprender una lucha por lograr una mejor sociedad con un modelo económico que no solo cree riqueza, sino la distribuya de manera justa y equitativa. Ese cambio no lo hará la 4T; lo hará la clase obrera mexicana cuando se decida a cambiar este injusto modelo económico neoliberal.