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miércoles, 1 de junio de 2022

Acerca de los cortadores de caña

 


Selene Aguiar 


El corte de caña es uno de los trabajos más intensos y duros; los cortadores están expuestos a altas temperaturas, al fuego que les permite quemar la caña para después cortarla y a los intensos rayos del sol. A cambio de esto, el salario que obtienen en muchas ocasiones ni siquiera alcanza el mínimo establecido por la ley.


Los ingenios pagan por tonelada alrededor de 75 pesos y para tener el salario mínimo, 195 pesos, los trabajadores deben cortar casi tres toneladas y para que así sea deben hacer un esfuerzo considerable y trabajar la mayor parte del día.


Por lo general, los jornaleros agrícolas trabajan de 7 de la mañana a 7 de la noche con el respectivo tiempo que se toman para el desayuno y la comida, esto con la finalidad de alcanzar a cortar las tres toneladas, pero “hay parcelas en que la caña no sirve y ganas $150 al día. Nos comenta Refugio Castro, un cortador de caña del Ingenio de Pedernales, Michoacán, a quien entrevistamos. Además, suele ocurrir que las toneladas a cortar son pocas y los trabajadores muchos, “si el ingenio dice que nomás son 300 toneladas y si somos doscientos o trescientos trabajadores, no nos alcanza”. Castro agrega: “los fines de semana nos pagan más, nomás para que uno trabaje y no falle los fines de semana, esa es la condición. Pagan a 75 el sábado y el domingo a 95.


Tal sistema de pago los obliga a laborar hasta 12 horas al día durante toda la semana, sin días descanso, para poder obtener siquiera un salario que cubra sus necesidades básicas.


A esta situación, se agrega la desenfrenada alza de precios en nuestro país. En este municipio de Michoacán, muchos jornaleros son también campesinos que se ven en la necesidad de trabajar en otros ingenios, pues en sus parcelas obtienen poca o nula ganancia. Ese es el caso de Lorenzo Castro, quien nos comenta que lo que gana no le alcanza para nada, “todo subió al doble, aquí todo está caro, el sulfato a 800 y antes de la pandemia estaba a 200, aquí cada quien compra lo suyo, dicen que bajan apoyos del Gobierno, pero quién sabe en dónde se quedan.


La zafra es un trabajo temporal que dura solo seis meses, de noviembre a abril o de diciembre a mayo, pero “es lo que hay” a decir de los trabajadores agrícolas, y el resto del año se van a buscar trabajo a otros estados, “en el corte de manzana, uva, durazno y otros tipos de fruta.


Jesús Rodríguez, también trabajador agrícola del ingenio de Pedernales, nos comenta que no tienen prestaciones y agrega que, aunque él cuenta con seguro porque tiene un predio de caña, los trabajadores que vienen de fuera no, por ello considera que aunque las condiciones de los trabajadores locales no son buenas, la de los foráneos son peores y con indignación nos dice: “yo veo a la gente que viene de afuera, peor que nosotros y me pongo en sus zapatos y digo: no puede ser, no me gustan las injusticias, no estoy conforme con los representantes que tenemos.


Lorenzo Castro también menciona que tiene seguro, pero solo mientras dura la zafra, después se lo quitan y solo si lo paga se lo dejan. Es decir, los ingenios azucareros explotan a los trabajadores intensamente durante seis meses con salarios deplorables y los dejan en el limbo en cuanto a su seguridad social.


Los trabajadores quisieran mejorar los salarios que les pagan por el corte de caña, pero si no se unen, organizan y luchan será imposible que eso suceda. El sindicalismo es una vía, pero en este Ingenio de Pedernales, los jornaleros agrícolas se encuentran decepcionados por las prácticas de representantes que ni siquiera les informan cuestiones básicas como el precio de la caña, o simplemente cuando han intentado sindicalizarse, solo los han engañado y los han dejado en la espera. Así lo afirma Lorenzo Castro: “Ha habido gente que nomás nos viene a engañar y nos hace desconfiar, ya tiene años queriéndose hacer un sindicato, así nos han traído y nomás ahí queda la cosa. Y agrega: “A la gente ya no le ha interesado, porque se junta un grupo y puros engaños, puras mentiras, a uno lo joden con cooperaciones y al último no se hace nada”.


Refugio Castro, por su parte, considera que en el ámbito de la organización hace falta que se les explique cómo funciona, porque la gente desconoce; así también lo manifiesta Jesús Rodríguez, quien nos dice que en realidad no están informados sobre los beneficios o perjuicios.


Las condiciones de trabajo de los jornaleros agrícolas del Ingenio de Pedernales son de sobreexplotación, con largas jornadas laborales, sin prestaciones y con salarios deplorables. Como nos comenta don Jesús, a lo más que llegan es a decirles “gracias por haber participado en la zafra 2021-2022, se pueden ir”. Dichas condiciones laborales podrían mejorar con una organización auténtica de los trabajadores, es tiempo que estos se unan y luchen por sus derechos, de lo contrario, estarán condenados a vivir a merced de patrones explotadores e insensibles. 

miércoles, 11 de mayo de 2022

El traslado de los trabajadores del campo, un trayecto de zozobra y pánico

 


Selene Aguiar

        Una gran parte de los jornaleros agrícolas son personas migrantes e indígenas, que, ante la imposibilidad de sostenerse a ellos y a sus familias, se ven obligados a abandonar sus lugares de origen. Algunos salen en busca de trabajo pero otros son contratados desde sus pueblos por “enganchadores”, que son los intermediarios que concretizan la mayor parte de las condiciones que reciben los trabajadores migrantes.

En el segundo caso; al desplazarse de una localidad a otra, de un estado a otro, de una región a otra, necesariamente los contratantes tienen que garantizar el sistema de transporte, el cual debe ser gratuito, cómodo y seguro, así lo manifiesta la Ley Federal del Trabajo en su artículo 283, fracción XI. Sin embargo, en la mayoría de los casos no ocurre así, en la mejor de las situaciones el transporte es gratuito, pero inseguro, incómodo e inapropiado. Así lo evidencian múltiples accidentes de tránsito, o mejor dicho, accidentes laborales (accidentes in itineri).

Los accidentes en el trayecto al campo son muy comunes y reflejan una serie de violaciones sistemáticas de los derechos de los trabajadores, que comienzan con la falta de contrato y las condiciones inseguras del traslado.

Al viajar desde el Sur hasta el Norte, se recorren largas distancias que pueden llegar a traducirse hasta en 36 horas o incluso más y que en no pocos casos es un solo chófer quien conduce la unidad en que se trasladan los jornaleros agrícolas, por lo que este se encuentra cansado, agotado y con sueño; lo que refleja no solo la explotación que sufre el conductor, sino un factor de riesgo que sin duda alguna incide en un factor determinante que puede ocasionar un accidente de tránsito, que para los trabajadores es un accidente laboral.

Otra probable causa de los accidentes laborales in itineri, es que, como una manera de ahorrar costos de operación, los enganchadores o los patrones prefieren modificar el interior de un transporte, de tal manera que pueda viajar un mayor número de trabajadores sin importar su comodidad y seguridad. No viajan con aire acondicionado, a pesar de las fuertes temperaturas en algunas regiones de Michoacán, Sinaloa o Sonora, mucho menos están equipados con un botiquín de primeros auxilios o cualquier otro instrumento que pueda servir de apoyo para alguna emergencia.

Pues bien, si se analiza la situación a fondo sobre los accidentes laborales ocurridos durante el traslado, se percibe que por lo general estos son responsabilidad no de los chóferes que en algunas ocasiones insensiblemente se les señala de tener actitudes irresponsables al conducir, sino de los patrones que buscan ahorrar de distintas formas posibles, con tal de obtener mayores ganancias.

Es verdad también que algunos accidentes no tienen estas causas, sino otras, por ejemplo, el hecho de que sea otra unidad la que impacte el transporte en donde se trasladan los trabajadores del campo, lo que no excluye que las consecuencias sean más perjudiciales si la unidad de transporte no cumple con los requisitos básicos para transportar a trabajadores del campo.

Pues bien, hemos señalado probables causas, más no las consecuencias, que cuando no son mortales son verdaderamente devastadoras para los trabajadores, sobre todo cuando no han firmado un contrato que garantice no solo su seguro de vida, sino las prestaciones que les corresponden. Como en otros accidentes laborales, a veces ni siquiera han sido inscritos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) lo que es una total irresponsabilidad de los patrones.

Los jornaleros agrícolas salen de sus lugares de origen con la esperanza de obtener mejores ingresos y poder así sostener a sus familias, incluso en algunas ocasiones viajan con ellas, pero el traslado de un lugar a otro es de zozobra y pánico, pues al estar tan normalizados los accidentes, puede que ocurra alguno y que algún miembro de la familia perezca o que tal accidente los deje incapacitados para laborar, una total tragedia para el ser humano.

Mientras la insensibilidad de los patrones en muchos casos llega al grado de negarles la indemnización por accidente o desconocerlos por no tener algún contrato firmado, por su parte con frecuencia las autoridades se hacen de la vista gorda. Pero no debe ni tiene que ser así, no solo la Ley Federal del Trabajo “protege” a los trabajadores, sino que también hay tratados internacionales que de alguna manera regulan esta actividad, por ejemplo está el Convenio Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) No. 12, Relativo a la Indemnización Por Accidente del Trabajo en la Agricultura, que en su artículo 1° establece que todo miembro de la OIT se obliga a extender a todos los asalariados agrícolas el beneficio de las leyes y reglamentos que tengan por objeto indemnizar a las víctimas de accidentes sobrevenidos por el hecho del Trabajo o a causa del mismo. También se encuentra el Convenio sobre Seguridad y Salud de los Trabajadores y Medio Ambiente de Trabajo de la OIT que señala en su artículo 4° el deber incorporar políticas de prevención de accidentes que son consecuencia del trabajo.

Desde el Informador Obrero reiteramos que es una injusticia que los trabajadores agrícolas padezcan accidentes laborales que son producto de la irresponsabilidad de los contratantes y no solo eso, sino que en muchas ocasiones no reciban la indemnización correspondiente o las prestaciones a las que tienen derecho, no estamos de acuerdo con tamañas injusticias y nos ponemos a su disposición para asesorarlos y luchar con ustedes por el respeto a sus derechos.