Selene Aguiar
El corte de caña es uno de los trabajos más intensos y duros; los cortadores están expuestos a altas temperaturas, al fuego que les permite quemar la caña para después cortarla y a los intensos rayos del sol. A cambio de esto, el salario que obtienen en muchas ocasiones ni siquiera alcanza el mínimo establecido por la ley.
Los ingenios pagan por tonelada alrededor de 75 pesos y para tener el salario mínimo, 195 pesos, los trabajadores deben cortar casi tres toneladas y para que así sea deben hacer un esfuerzo considerable y trabajar la mayor parte del día.
Por lo general, los jornaleros agrícolas trabajan de 7 de la mañana a 7 de la noche con el respectivo tiempo que se toman para el desayuno y la comida, esto con la finalidad de alcanzar a cortar las tres toneladas, pero “hay parcelas en que la caña no sirve y ganas $150 al día”. Nos comenta Refugio Castro, un cortador de caña del Ingenio de Pedernales, Michoacán, a quien entrevistamos. Además, suele ocurrir que las toneladas a cortar son pocas y los trabajadores muchos, “si el ingenio dice que nomás son 300 toneladas y si somos doscientos o trescientos trabajadores, no nos alcanza”. Castro agrega: “los fines de semana nos pagan más, nomás para que uno trabaje y no falle los fines de semana, esa es la condición. Pagan a 75 el sábado y el domingo a 95”.
Tal sistema de pago los obliga a laborar hasta 12 horas al día durante toda la semana, sin días descanso, para poder obtener siquiera un salario que cubra sus necesidades básicas.
A esta situación, se agrega la desenfrenada alza de precios en nuestro país. En este municipio de Michoacán, muchos jornaleros son también campesinos que se ven en la necesidad de trabajar en otros ingenios, pues en sus parcelas obtienen poca o nula ganancia. Ese es el caso de Lorenzo Castro, quien nos comenta que lo que gana no le alcanza para nada, “todo subió al doble, aquí todo está caro, el sulfato a 800 y antes de la pandemia estaba a 200, aquí cada quien compra lo suyo, dicen que bajan apoyos del Gobierno, pero quién sabe en dónde se quedan”.
La zafra es un trabajo temporal que dura solo seis meses, de noviembre a abril o de diciembre a mayo, pero “es lo que hay” a decir de los trabajadores agrícolas, y el resto del año se van a buscar trabajo a otros estados, “en el corte de manzana, uva, durazno y otros tipos de fruta”.
Jesús Rodríguez, también trabajador agrícola del ingenio de Pedernales, nos comenta que no tienen prestaciones y agrega que, aunque él cuenta con seguro porque tiene un predio de caña, los trabajadores que vienen de fuera no, por ello considera que aunque las condiciones de los trabajadores locales no son buenas, la de los foráneos son peores y con indignación nos dice: “yo veo a la gente que viene de afuera, peor que nosotros y me pongo en sus zapatos y digo: no puede ser, no me gustan las injusticias, no estoy conforme con los representantes que tenemos”.
Lorenzo Castro también menciona que tiene seguro, pero solo mientras dura la zafra, después se lo quitan y solo si lo paga se lo dejan. Es decir, los ingenios azucareros explotan a los trabajadores intensamente durante seis meses con salarios deplorables y los dejan en el limbo en cuanto a su seguridad social.
Los trabajadores quisieran mejorar los salarios que les pagan por el corte de caña, pero si no se unen, organizan y luchan será imposible que eso suceda. El sindicalismo es una vía, pero en este Ingenio de Pedernales, los jornaleros agrícolas se encuentran decepcionados por las prácticas de representantes que ni siquiera les informan cuestiones básicas como el precio de la caña, o simplemente cuando han intentado sindicalizarse, solo los han engañado y los han dejado en la espera. Así lo afirma Lorenzo Castro: “Ha habido gente que nomás nos viene a engañar y nos hace desconfiar, ya tiene años queriéndose hacer un sindicato, así nos han traído y nomás ahí queda la cosa”. Y agrega: “A la gente ya no le ha interesado, porque se junta un grupo y puros engaños, puras mentiras, a uno lo joden con cooperaciones y al último no se hace nada”.
Refugio Castro, por su parte, considera que en el ámbito de la organización hace falta que se les explique cómo funciona, porque la gente desconoce; así también lo manifiesta Jesús Rodríguez, quien nos dice que en realidad no están informados sobre los beneficios o perjuicios.
Las condiciones de trabajo de los jornaleros agrícolas del Ingenio de Pedernales son de sobreexplotación, con largas jornadas laborales, sin prestaciones y con salarios deplorables. Como nos comenta don Jesús, a lo más que llegan es a decirles “gracias por haber participado en la zafra 2021-2022, se pueden ir”. Dichas condiciones laborales podrían mejorar con una organización auténtica de los trabajadores, es tiempo que estos se unan y luchen por sus derechos, de lo contrario, estarán condenados a vivir a merced de patrones explotadores e insensibles.
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