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viernes, 4 de agosto de 2023

Nueva tragedia minera: impunidad y negligencia

Ricardo Torres


        El pasado martes 18 de julio del año en curso, dos mineros perdieron la vida en el pozo de carbón ubicado en el ejido El Mezquite, en Sabinas, Coahuila, al reventarse la cuerda del malacate que los transportaba a una altura de más de 70 metros de profundidad en tiro vertical dentro de dicha mina de carbón. Protección Civil y la Fiscalía General del Estado investigan las causas del siniestro que provocó la muerte de José Guadalupe Esparza Pérez, de 48 años, y Juan Jesús Zapata Alfaro, de 29 años de edad.


Se trata de una nueva tragedia en la región minera de Sabinas, Coahuila. Por un lado, la negligencia de las empresas mineras que solo buscan obtener ganancias sin importarles poner en riesgo la vida de los mineros y, por otro lado, la complicidad de las autoridades del trabajo que permiten la operación de minas y pozos, sin contar con las condiciones mínimas de seguridad para los mineros. Negligencia e impunidad que siguen cobrando nuevas víctimas.


A decir del colectivo Pasta de Conchos, “la empresa que explotaba la mina, Minera Fuga, tenía un contrato de 113.462.337,60 pesos por la venta de 81.000 toneladas de carbón: Dicho título minero no está inscrito ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en las microrregiones que tienen autorizado el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA). Por lo que, si esto es cierto, esta mina entonces operaba de forma ilegal y, por tanto, no se trata de un accidente sino de un nuevo siniestro”.


Es ya larga la lista de explosiones, derrumbes, inundaciones y “accidentes” en Sabinas, Coahuila, debido a la explotación de pozos clandestinos y en condiciones de seguridad nulas en una localidad en la que no existen alternativas laborales dignas fuera de los pozos. La explicación es sencilla: el 99 por ciento del carbón que compra la Comisión Federal de Electricidad (CFE) sale de esta región carbonífera. Recordemos que hace un año, el 3 de agosto de 2022, una inundación en esta misma región provocó el derrumbe del pozo en El Pinabete en el que murieron 10 mineros cuyos cuerpos todavía no se han recuperado. Más todavía, según el registro que llevan los familiares de las víctimas, desde que se empezó a extraer carbón en esta región a finales del siglo XIX, más de 3 mil mineros han fallecido en “accidentes.


Lo que los mineros de México necesitan, desde hace más de un siglo, es que el Estado cumpla y haga cumplir la ley; que la Secretaría de Economía (SE) encargada de otorgar las concesiones mineras y la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), se responsabilicen de regular y verificar el acatamiento a la ley por parte de las empresas; de vigilar, supervisar y garantizar que los patrones cumplan con las normas de seguridad establecidas en la Ley Minera y demás normas oficiales aplicables a dicha industria; lo que los mineros necesitan es que el Estado mexicano garantice su seguridad, integridad y vida, antes de las tragedias, haciendo que los patrones respeten la ley. Todo lo que el Gobierno federal diga y haga después de las tragedias es solo circo mediático para esconder su criminal omisión.


Pero ello es aún insuficiente. Dado que en el mundo la minería es una de las actividades más peligrosas y de alto riesgo, principalmente en la extracción de carbón, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismo especializado de la ONU, en 1995 resolvió establecer el Convenio 176 sobre seguridad y salud en las minas (C176) en el que se estipula que los trabajadores tienen la necesidad y el derecho de ser informados, consultados y de participar en la preparación y aplicación de medidas de seguridad y salud relativas a los peligros y riesgos presentes en la industria minera. Sin embargo, el Estado mexicano, a pesar de ser miembro de la OIT, se ha negado a ratificar dicho Convenio porque en el artículo 13 del C176, en su inciso e) nos dice que los trabajadores tienen derecho a “retirarse de cualquier sector de la mina cuando haya motivos razonablemente fundados para pensar que la situación presenta un peligro grave para su seguridad o salud”. La negativa del Estado mexicano a ratificar el C176 de la OIT obedece a que en las normas nacionales el derecho que implique retirarse del trabajo no puede ser aceptado como un derecho general ya que son los técnicos especialistas, y no los obreros, quienes pueden determinar si este derecho puede o no ejercerse.


Resulta evidente que si los mineros de la zona carbonífera de Coahuila, a pesar de los enormes peligros a que se exponen, acuden a laborar a cambio de unos cuantos pesos diarios por tonelada de carbón extraído, es solo por hambre, por necesidad, por la extrema pobreza en que actualmente viven ellos y sus familias; luego entonces los patrones explotadores y abusivos, como en El Pinabete y ahora en El Mezquite, se aprovechan de su miseria e incumplen con las normas de seguridad impuestas por la ley, seguros de que no habrá sanción alguna para ellos al formar parte de la red de intereses económicos y complicidades políticas toleradas por las autoridades federales y estatales, debido a que el carbón mineral de la región producido por micro y pequeñas empresas está destinado a cumplir con los contratos de suministro establecidos con la CFE para alimentar las dos termoeléctricas instaladas en la entidad.


La CFE dirigida actualmente por un distinguido expriísta convertido hoy en rutilante morenista, Manuel Bartlett Díaz, solo cumple fielmente con ejecutar las instrucciones presidenciales de acuerdo al plan de desarrollo energético del actual gobierno mexicano. Por ello AMLO, a través de la SE y la STPS, no tiene prisa en sancionar a los responsables. En consecuencia, no habrá justicia para los trabajadores mineros fallecidos y sus familias, solo demagogia y “chivos expiatorios” para eximir a los verdaderos responsables. No más.


Por consiguiente, para impedir que esta trágica historia se repita, que los mineros del país sigan perdiendo la vida debido a la de falta de seguridad en las minas donde laboran, tendrán que ser ellos y solo ellos mismos, de manera organizada y consciente, quienes deben exigir a las autoridades el cabal cumplimiento de la ley; solo su unidad y combatividad pueden vencer la avaricia desmedida de los patrones y la indolente complicidad del Gobierno en favor del capital. Titánica tarea que solo podrán realizar si logran unirse y organizarse para exigir el cabal cumplimiento de las leyes nacionales e internacionales en defensa de su seguridad, de sus derechos laborales y de sus intereses como clase obrera. Esa es la tarea.


martes, 28 de febrero de 2023

Mineros: la indefensión económica de los trabajadores

 Oscar Hernández 

¡Oh! madre naturaleza, ¿por qué eres tan cruel conmigo?, ¿sabes? mi única ambición ha sido llevar el pan y la sal a la mesa de mi familia. ¿Por qué me castigas a mí, si no soy yo quién se apropia de la riqueza que se produce cuando mis manos entran en contacto con tu inagotable fertilidad en las más diversas formas en que te manifiestas: campos, fábricas, talleres, máquinas, herramientas, materia prima, etc.? ¿Sabes madre naturaleza? si volviera a vivir, nuevamente concentraría toda mi inteligencia, capacidad y trabajo para combatir la explotación y desigualdad en que vivimos; luchando sin descanso en defensa de mis hermanos de clase exigiendo una distribución más equitativa de la riqueza social, porque, lamentablemente, las cosas siguen de mal en peor. 

 

El pasado 19 de febrero se conmemoró el 17 aniversario de la “tragedia” ocurrida en la mina de carbón Pasta de Conchos en Nueva Rosita, Coahuila, México. Suceso donde hubo una explosión producida por la acumulación de gas metano que cobró la vida de 65 mineros.

 

Dicha mina era operada por la empresa Grupo México S.A. de C.V. (GM) un conglomerado empresarial que opera en tres divisiones: Minera de México, Grupo México transportes y Grupo México Infraestructura, cuyo Director Ejecutivo es uno de los hombres más ricos del país, el empresario Germán Larrea Mota Velasco. En este contexto hay dos declaraciones distintas acerca de la profundidad en la que los mineros se encontraban, por una parte, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, cuyo Secretario General es el senador por la bancada de MORENA Napoleón Gómez Urrutia, declaró que los trabajadores se encontraban a 490 metro de profundidad; por otro lado, GM declaró que se encontraban a 150 metros bajo tierra. La respuesta solo lo supieron los ya fallecidos.


La lista de “tragedias” en las minas mexicanas es larga, por mencionar solo algunas otras: el registro más antiguo de una catástrofe en la zona carbonífera de Coahuila es de 1889, cuando un estallido de gas metano en la mina El Hondo sepultó a 300 hombres que no fueron rescatados y que se quedaron desde entonces bajo tierra; el 31 de marzo de 1969 se registró otro accidente en las minas de Barroterán 2 y 3, donde murieron 153 mineros. Ese día hubo dos explosiones de gas en las minas de la empresa estatal Compañía Minera de Guadalupe, en Barroterá; el 25 de julio de 2012, una explosión en un pozo de carbón en el ejido La Florida, en Múzquiz, acabó con la vida de siete mineros. Los empleados hacían labores de excavación cuando se toparon con un estallido. El yacimiento tenía apenas tres meses de operación con la razón social Minera el Progreso; el 26 de agosto de 2011, cuatro trabajadores perdieron la vida tras un derrumbe de 100 toneladas de carbón en la mina La Esmeralda, de la firma Minerales Monclova Sociedad Anónima, en San Juan de Sabinas; el 3 de mayo de 2011, una explosión de gas metano le arrebató la vida a 14 mineros que quedaron atrapados en el interior de un pozo de carbón en el ejido de Sabinas. Además, un adolescente de 15 años perdió uno de sus brazos. El pozo pertenecía a la empresa Beneficios Internacionales del Norte; el 4 de junio de 2021 se registró un derrumbe en la mina de carbón Micarán, en la localidad de Rancherías, de Múzquiz, siete mineros fallecieron luego de quedar atrapados y, por último; el 3 de agosto 10 trabajadores quedaron atrapados en una mina de carbón en Sabinas, cuando se toparon con una mina antigua que estaba llena de agua y que, al venirse abajo, provocó la inundación. Todos estos sucesos son en Coahuila.  (Expansión política, 9 agosto 2022).


Todas estas tragedias y muertes de mineros se explican por las pésimas e inhumanas condiciones de seguridad e higiene en que las empresas obligan a trabajar a los mineros. La Ley Federal del Trabajo, en el Capítulo XIII Bis, deja muy en claro lo que las empresas deben de realizar para salvaguardar la vida de los trabajadores, por ejemplo, el artículo 343-B que dice que “Todo centro de trabajo debe de contar con un sistema de gestión de seguridad y salud en el trabajo y con un responsable de funcionamiento, designado por el patrón…”; artículo 343-C, fracción II, “Contar, antes y durante la exploración y explotación, con los planos, estudios y análisis necesarios para que las actividades se desarrollen en condiciones de seguridad...; IV. Proporcionar el equipo de protección personal necesario…; V. Contar con un sistema de ventilación y fortificación en toda la explotación subterráneas, las que deberán de tener dos vías de salida, por lo menos…”.


En el caso de Pasta de Conchos ni por asomo se implementaron tales ordenamientos de ley, reglas pues según El Diario de Ciudad Juárez publicó informes sobre mineros que habían estado en huelga en contra de GM al menos 14 veces, "no sólo por incrementos de salarios (...) sino también p su constante negativa a revisar las medidas de seguridad y salud".


Desde su llegada al poder, el simulador presidente de México declaró que sacarían los cuerpos para darles cristiana sepultura; han pasado más de tres años de aquellas falsas afirmaciones, pero ahora su gobierno acumula problemas de igual naturaleza, está el caso de los mineros atrapados en el Pinabete, también en Sabinas, Coahuila, donde, de igual manera, se comprometió a recuperar los cuerpos. Nada, absolutamente nada cumplió. Por su parte, el flamante senador morenista y líder sindical, Gómez Urrutia, ha “exhortado” al presidente para que cumpla su palabra. Nada más.


Es lamentable que aún existan trabajadores que crean en las falsas palabras de los títeres al servicio del capital como lo son estos dos personajes. ¡Son unos mentirosos simuladores!


Para defender sus derechos laborales y sus intereses de clase, los trabajadores no tienen más camino que conocer bien cuáles son sus derechos laborales, organizarse en un verdadero sindicato, sacudirse de los viejos y nuevos charros y luchar sin descanso por mejores salarios, por mejores condiciones de trabajo, porque las empresas cumplan al otorgar la seguridad e higiene que establece la ley. Que así sean las cosas dependerá de los propios trabajadores, de nadie más. Sigamos cumpliendo todos los días con esta histórica tarea.