El huracán Otis deja al desnudo al gobierno de la 4T

Rosa Espinoza

        Los estragos que dejó el paso del huracán Otis en Guerrero todavía no terminan de cuantificarse, la magnitud del desastre apenas se inicia a conocer; el daño no sólo es en la zona hotelera ni en la zona diamante, en realidad los daños mayores son en hospitales, escuelas, colonias marginadas, viviendas, carreteras, puentes, centros comerciales, vehículos y embarcaciones. El número de víctimas podría incrementarse pues los desaparecidos pueden sumarse al número de personas fallecidas, las pérdidas materiales siguen en incremento, a pesar de ello el Gobierno federal determinó que se destinarán sólo 61 mil millones de pesos a la reconstrucción de Acapulco y Coyuca de Benítez.

Por su parte José Medina Mora, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), consideró que cuando menos 300 mil millones de pesos se requerirán para la reconstrucción de Acapulco y otros municipios de Guerrero devastados por el huracán Otis, dijo además que buscarán los esquemas para apoyar en esa reconstrucción.

 

La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) publicó la declaratoria de desastre natural para los 47 municipios de Guerrero afectados por el huracán Otis, con el propósito de destinar recursos para la población afectada, una población que suma más de 3 millones de trabajadores, según datos de la Secretaría de Economía. Cabe recordar que Acapulco es un destino turístico y, consecuentemente, su principal actividad económica es el turismo, por tanto, al quedar el 80 por ciento de los hoteles semidestruidos la población trabajadora se quedó sin empleo, sin ingresos seguros para solventar sus necesidades que ahora serán mayores pues sus casas también fueron destruidas.

La versión oficial habla de “desastres naturales” como una forma de evadir la responsabilidad del siniestro, de esta manera el Gobierno intenta eludir sus obligaciones en materia de prevención de desastres y, en el caso de Otis, el fenómeno desconcertó incluso a los científicos; no obstante, la Red Mexicana de Científicos por el Clima (REDCIC) dice que “los desastres no son fenómenos naturales sino eventos construidos socialmente, cuyo origen se encuentra en la falta de planeación histórica, en la urbanización desordenada, en las condiciones de desigualdad, la pobreza y la inseguridad”, en la falta de políticas públicas adecuadas; señala que los impactos del cambio climático deben entenderse como una violencia que está determinada por las relaciones internacionales de poder y control que afectan más a quienes tienen menos condiciones de seguridad, a quienes sufren más la pobreza, según lo publica una nota aparecida en el diario El Economista de fecha 31 de octubre de 2023.

Indiscutiblemente que la responsabilidad de los gobiernos federal, estatal y municipal reside en la política pública de prevención de desastres naturales, y el caso de Otis no deja lugar a dudas, la población no fue alertada con suficiente tiempo de anticipación, no existe una política pública de apoyo a la población más vulnerable en tales casos, a nivel federal todos sabemos que el FONDEN (Fondo de Desastres Naturales) fue eliminado, luego de que el senado de la República aprobará la extinción del fideicomiso bajo el argumento del mal manejo de los recursos por parte de funcionarios públicos, cuando todos sabemos que dichos fondos son destinados a la compra de votos a través de los programas asistenciales de transferencia monetaria directa. Y el colmo, la respuesta del Gobierno federal a la tragedia por Otis raya en el ridículo, el presidente Andrés Manuel López Obrador sólo acertó a montar un show mediático, al trasladarse a Acapulco vía terrestre y quedarse atascado en el lodo.

Antes de Otis, Acapulco ya era la décima ciudad más violenta del mundo: 66 homicidios diarios. El crimen ya tenía postrados a la ciudad y a la entidad completa, era común conocer de crímenes atroces, en los cuales los gobiernos, por cierto todos ellos de Morena, no han hecho nada para impartir justicia, se sospecha incluso de complicidad; y a esta calamidad ahora se suma la devastación causada por Otis.

Urge un cambio de modelo económico que permita políticas públicas de prevención de los desastres naturales, que elimine las causas que exponen a la población trabajadora a vivir en condiciones de riesgo, que genere condiciones de seguridad y empleo, eso sólo será posible cuando la misma clase trabajadora se decida a sacudirse a falsos líderes y tome las riendas de la nación en sus manos.

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Acerca del conflicto palestino- israelí

Federico Hernández

Los trabajadores debemos tener claro que muchos medios de comunicación no dicen la verdad de lo que sucede en México y el mundo. Hoy lo vemos en este último capítulo del conflicto palestino-israelí en el que están muriendo miles de hombres, mujeres y niños palestinos, víctimas inocentes. A decir de esos nada imparciales medios masivos de comunicación, pareciera que en dicho conflicto, la víctima es el Estado israelita y su población. La explicación de esto, de la deformación de la verdad, es que estos medios de comunicación están controlados por los intereses de los poderosos dueños del dinero de Estados Unidos y de occidente que apoyan incondicionalmente a Israel como un sitio geopolítico y militarmente clave en esa región de Medio Oriente. Los humildes, los obreros, los campesinos, estudiantes, amas de casa, comerciantes y empleados pobres, debemos tratar de entender lo que sucede en el mundo por distante que sea el suceso, ya que sí nos perjudica, sí nos afecta; como lo que hoy sucede en este conflicto palestino-israelí, conflicto que data de muchas décadas atrás.

El territorio en que hoy se desata este conflicto, la Franja de Gaza, en Palestina, le perteneció milenariamente al pueblo palestino. Pero allá del año de 1948, – por eso es importante que los trabajadores estudiemos desde un punto de vista crítico la historia mundial- poco después de la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo norteamericano y sus aliados, sin tomar en cuenta a los habitantes originarios, los palestinos, decidieron entregar parte de este territorio a los judíos para que formaran el Estado israelí ya que se encontraban dispersos en el mundo y habían sufrido el criminal holocausto ordenado por Hitler. Pero la cosa no quedó solo ahí: desde entonces, y por décadas, el Estado judío con el apoyo de E.E. U.U., le arrebató más tierras al pueblo palestino, abusando, asesinando a su gente e impidiendo su desarrollo. Y un pueblo que ha sido vejado y lastimado por más de 70 años, no ha visto otra salida que intentar librarse de tal asedio.

Todo esto, valga la comparación un poco burda pero que nos hará claridad, es como si en su casa, amigo lector, un poderoso señor, al verlo a usted débil, metiera a otra familia rijosa en parte de su terreno sin su consentimiento y contra todo derecho. Y sucediera que al pasar el tiempo, esa familia advenediza, traída quien sabe de dónde, no sólo buscara adueñarse del lugar en donde usted y sus antepasados han vivido y trabajado pacíficamente, sino que, con armas en mano, navajas, pistolas y garrotes, lo sometieran y desalojaran de su propio terreno. ¿Qué haría usted, amable lector, ante esta situación? Seguramente defenderse. Eso precisamente les hacen hoy los israelíes a los palestinos, les arrebatan sus tierras, los asesinan y abusan de ellos con el respaldo económico y militar de los gringos.

Hoy los poderosos medios de comunicación afines al imperialismo norteamericano y de occidente, llaman al pueblo palestino y su gobierno de “terroristas”. Día y noche nos hostigan mediáticamente con esa propaganda mentirosa. Nos hablan de supuestas atrocidades cometidas por los “terroristas” palestinos; pero esos mismos medios de comunicación callan la verdad sobre las miles y miles de muertes que está ocasionando el ejército israelí con sus bombardeos militares. Algunos medios más objetivos e imparciales, que son los menos, nos informaron de algo aterrador: un misil que cayó en un hospital de Gaza, “El aparente impacto de un proyectil en un hospital de Gaza, en el que había decenas de pacientes, médicos y rescatistas, y unas 1,000 personas refugiadas, dejó cientos de fallecidos” (BBC, News Mundo).

Y si queremos más pruebas al canto de lo que es el Estado sionista de Israel, veamos lo que ordenó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su gobierno, (¡vea usted que mentalidad que envidiaría el propio Hitler!): que en un plazo de 24 horas, más de un millón de palestinos tenían que evacuar el norte de Gaza.  “La ‘imposible’ evacuación de más de un millón de palestinos del norte de Gaza ordenada por Israel”, titula una nota del 13 de octubre de la BBC News.

En un artículo de Giden Levy, el periodista israelí nos dice cómo el Estado de Israel procede y actúa como un Gobierno fascista: “Ayer ya se hablaba de borrar barrios enteros de la ciudad de Gaza, de ocupar Gaza, y de castigar Gaza ‘como nunca antes se había castigado’. Pero Gaza nunca ha dejado de ser castigada por Israel desde 1948, siquiera un momento. Más de siete décadas de abusos, y otra vez, lo peor está por venir. Las amenazas de aplanar Gaza solo prueban una cosa: no hemos aprendido nada. La arrogancia llego para quedarse, incluso después de que Israel, otra vez, paga un alto precio”.

Los trabajadores no debemos olvidar que a nosotros los mexicanos, en el siglo XIX, nos fue arrebatada más de la mitad de nuestro territorio por E.E. U.U., y hoy estamos sometidos económica y militarmente por este país. Nuestra situación, sin ser igual, tiene algo de parecido con nuestros hermanos palestinos. Por eso, los pobres del mundo, los obreros en particular, debemos unirnos y tomar conciencia de nuestra situación, y no creer todo lo que nos dicen los poderosos medios de comunicación que difunden la información deformada de las agencias noticiosas afines al imperialismo norteamericano.

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