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En la empresa productora de cristales para automóviles Sain-Gobain México, ubicada en Cuautla, Morelos, el pasado 5 y 6 de julio, los trabajadores rechazaron la legitimación de su Contrato Colectivo de Trabajo (CCT). De un padrón total de 1,860 trabajadores acudieron a votar 1,539 de los cuales 814 votaron en contra del CCT y 700 a favor. Este resultado puso fin al CCT y a la representación sindical que hasta entonces administraba el Sindicato de Trabajadores de la Industria del Vidrio. No obstante, se mantienen vigentes los derechos laborales de los trabajadores y los acuerdos de incremento de la última revisión integral del CCT hasta que se elija una nueva directiva sindical que negocie con la empresa la firma de un nuevo CCT.
Fue de esta manera que el pasado 29 de septiembre los trabajadores de la empresa Saint-Gobain México, mediante voto personal, libre, directo y secreto, decidieron cuál de los dos sindicatos contendientes habrá de representarlos en la nueva contratación colectiva. Acudieron a votar 1,547 trabajadores, lo que significó una participación del 83 por ciento, con el siguiente resultado: 957 votos en favor del Sindicato Independiente de Trabajadores Libres y Democráticos de Saint Gobain México, y 578 votos en favor del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Vidrio que aspiraba a recobrar la titularidad del CCT; concluyeron así 24 años de un CCT administrado por un sindicato de protección al servicio de las empresa. En dicha consulta participó personal verificador del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) y observadores del Instituto Nacional Electoral (INE).
Ahora el Sindicato Independiente tendrá derecho a obtener la Constancia de Representatividad que emite el CFCRL, con la cual podrá negociar un nuevo CCT con la empresa, ya sea directamente o bien a través de emplazamiento a huelga que el Sindicato Independiente promueva ante un Tribunal Laboral.
Sain-Gobain es una empresa multinacional que tiene decenas de décadas en el mercado, con más de 167 mil empleados distribuidos en 75 países, donde produce y distribuye materiales de uso industrial, principalmente para la infraestructura, la construcción y el transporte. En México comenzó sus operaciones en 1996, produciendo distintas líneas de vidrio para automóvil y, además, cuenta con unidades industriales en Tlaxcala, San Luis Potosí, Coahuila, Baja California y Tamaulipas, donde fabrica una amplia gama de productos, desde insumos para generar otras mercancías hasta productos acabados de cerámica y plástico, entre otros. Es pues uno de los grupos industriales más grandes del mundo.
Ahora bien, lo ocurrido en empresa Saint-Gobain México, en Morelos, nos permite recordar que el proceso de legitimación de los CCT es un procedimiento de consulta democrática donde los trabajadores cubiertos por el CCT, a través de su voto personal, libre, secreto y directo, podrán decidir por mayoría si ratifican o no el contenido del CCT que existe en la empresa donde laboran. Si el voto mayoritario de los trabajadores apoya las condiciones de trabajo establecidas en el CCT entonces el CFCRL expedirá la constancia de legitimación respectiva. Por el contrario, si el voto mayoritario de los trabajadores rechaza el CCT, como ocurrió ahora con los trabajadores de Saint Gobain en Morelos, entonces dicho contrato se dará por terminado y, a pesar de que los trabajadores conservan en lo inmediato sus prestaciones y condiciones de trabajo, carecerán formalmente de un CCT y una representación sindical legítima, lo que da el banderazo de arranque a una futura pugna sindical para obtener la Constancia de Representatividad que le permita firmar un nuevo CCT. En este caso, para la obtención de dicha Constancia el Sindicato Independiente superó por mayoría de votos al Sindicato de la Industria del Vidrio por lo que estará en condiciones de firmar un nuevo CCT.
Pero los trabajadores de Saint Gobain no pueden todavía echar las campanas al vuelo: la lucha apenas ha comenzado. Se sacudieron la vieja directiva sindical y próximamente firmarán un nuevo CCT, cierto, pero la verdadera lucha está por venir, la lucha contra los patrones, con los dueños del capital. La nueva representación sindical, con el apoyo de la base trabajadora, enfrentará de manera directa la resistencia patronal para ofrecer mejores salarios y condiciones laborales a los obreros; enfrentarán una lucha de intereses económicos entre la empresa que quiere mantener sus ganancias a costa de los bajos salarios de los trabajadores y limitadas prestaciones y, por otro lado, los intereses de los trabajadores que de manera legítima lucharán por elevar sus salarios y condiciones laborales. Se asoma aquí, quiérase o no, la inevitable lucha de clases que existe en un régimen económico capitalista como el nuestro: la ineludible lucha entre el capital y el trabajo asalariado.
Si los nuevos dirigentes sindicales no llegan a un acuerdo con los patrones, el sindicato se verá obligado a emplazar a huelga a la empresa por la firma de su nuevo CCT. Es cierto que el viejo charrismo de la CTC se había convertido en un obstáculo para la genuina defensa de los derechos e intereses de los trabajadores, pero nadie puede engañarse pensando que el viejo sindicato patronal operaba por sí solo y al margen de la empresa, nada de eso, el viejo charrismo sindical no hacía otra cosa que obedecer a sus amos y defender los intereses de la empresa Saint Gobain, que era, finalmente, quien contrataba y pagaba los servicios de protección sindical.
Las negociaciones para la obtención del nuevo CCT en Saint Gobain irán subiendo de tono. Y para enfrentar a una poderosa y experimentada empresa multinacional como Saint Gobain, los trabajadores tendrán que acrecentar su cohesión y combatividad ya que estarán enfrentando al gran capital; su unidad interna apoyada en todo momento por la base trabajadora que les otorgó su representación, su capacidad organizativa, su convicción obrera en la defensa inquebrantable de sus intereses y su inteligencia para coordinarse hacia el exterior con sus verdaderos hermanos de clase, serán factores decisivos para enfrentar con éxito esta nueva batalla ahora contra sus verdaderos enemigos de clase: los patrones, los dueños del capital.
