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martes, 28 de marzo de 2023

Protestas en Francia: otro síntoma de la crisis capitalista

Renata Aguilar 

        La creciente desigualdad económica y social inmanente al sistema capitalista genera cada vez mayor descontento en la población mundial, la pandemia del COVID19 y la guerra en Ucrania aceleran y visibilizan vertiginosamente la diferencia abismal entre ricos y pobres, las condiciones laborales de los creadores de la riqueza, los trabajadores, descienden a niveles intolerables y en este contexto las protestas sociales resurgen.


        En octubre del año pasado, Erick London en una nota en el world socialist web site, documentó una serie de huelgas y protestas en todo el mundo, pero destacan las habidas en los países imperialistas: Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Alemania.


        Este año no ha comenzado diferente, destacan las protestas en Reino Unido, España y Francia. Carreón Abud en la prestigiosa revista Buzos de la noticia expone algunas de ellas y analiza sus causas inmediatas y mediatas, entre las inmediatas destaca la guerra orquestada por Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, una guerra que, menciona, “se ceba sobre las clases trabajadoras europeas que se quedan sin energía, sin trabajo y enfrentan una dura carestía”. Como causa mediata señala la crisis del capital, concretado en una tasa decreciente de ganancia.


        En este contexto se inscriben la jornada de huelgas y protestas de los trabajadores franceses, quienes se movilizaron desde el 19 de enero contra la reforma de pensiones en la que se aumenta la edad de jubilación de 62 a 64 años, ésta fue propuesta por Macron desde 2019, no obstante, y a pesar de ser rechazada por la mayoría de la población francesa, fue aprobada de manera autoritaria el pasado 16 de marzo, para lo cual Macron hizo uso del artículo 49.3 de la Constitución francesa, mecanismo para esquivar el parlamento.


        La aprobación de la reforma de pensiones es una victoria “democrática” para la administración de Macron, pero en el fondo exhibe lo que realmente es la democracia en el sistema capitalista y su función principal, que es la de proteger los intereses del gran capital y no el de las grandes masas trabajadoras.


        Esta victoria resulta peligrosa para su gobierno y para el mismo sistema capitalista, pues está abiertamente contra millones de trabajadores que están alerta y que han pedido respeto a sus intereses como clase. Que el mismo día en que aprobaron la reforma salieron a las calles coreando al unísono: A Luis XVI lo decapitamos Macron; Macron, ¡podemos recomenzar! Un recordatorio de lo que pueden llegar a hacer las masas cuando se condensa todo el hartazgo por la injusticia de un sistema que deshumaniza a las personas y las ve como simples maquinas generadoras de dinero.


        Dos lecciones que me parece pertinentes subrayar: primera, uno de los instrumentos que utiliza la clase obrera francesa para defender sus derechos, la huelga, de importancia cardinal, ya decía Lenin, “la huelga abre los ojos a los obreros, no sólo en lo que se refiere a los capitalistas, sino también en lo que respecta al Gobierno y a las leyes”. “Comienza a comprender que las leyes se dictan en beneficio exclusivo de los ricos, que también los funcionarios defienden los intereses de los ricos, que al pueblo trabajador se le amordaza y no se le permite expresar sus necesidades…” Segunda, después de la caída de la URSS, Estados Unidos, el país imperialista por antonomasia vendió la idea del capitalismo como el mejor modelo para el bienestar de la población, ya lo vemos, no es así. Francia, otro país imperialista y “democrático” se muestra como lo que es, un sistema para el beneficio de unos pocos, la riqueza va a unas cuantas manos, la desigualdad se ensancha y las condiciones de los trabajadores empeoran. Esto solo deja clara una cosa, se necesita cambiar el sistema capitalista por un sistema más justo, se necesita una Revolución Socialista.


martes, 7 de junio de 2022

AMLO confirma que su gobierno no es de izquierda


Ricardo Torres 


        Desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república, no fueron pocos los pronunciamientos que afirmaron, desde dentro y fuera del país, que por fin nuestra nación sería dirigida por un gobierno de izquierda.


En aquel entonces AMLO declaró: “Estamos iniciando una etapa nueva, es un cambio profundo, una transformación; no es un simple cambio de gobierno, es un cambio de régimen. Es el momento de expresar que para nosotros ya se terminó con esa pesadilla. Declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política con su política económica. Quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista.” 


En marzo de 2019, al clausurar los trabajos del Foro Nacional “Planeando Juntos la Transformación de México” para dar forma al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, López Obrador subrayó que desde el inicio del periodo neoliberal no se aplicó la planeación para el desarrollo, ya que se impusieron políticas públicas que “iban dirigidas a garantizar el bienestar de las minorías y a marginar a la mayoría de nuestro pueblo.


Sin embargo, los hechos se han encargado de desmentirlo, su radical discurso contra el neoliberalismo se desvaneció, después de tres años de gobierno los resultados de su administración han hecho más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. AMLO le mintió al pueblo de México: ni se abolió el modelo neoliberal, ni se han dejado de aplicar políticas públicas dirigidas a garantizar el bienestar de las poderosas minorías ricas.


En su reciente gira de trabajo por el estado de Sonora, en el marco de un acto oficial para supervisar el Plan de Justicia para el Pueblo Seri, señaló que durante su gobierno, ninguna persona de clase alta en México ha sido afectada en su riqueza pues aseguró que “se ayuda también a los de arriba, yo les puedo decir que no hay un rico en México que en el tiempo que llevamos gobernando haya perdido dinero, y a las pruebas me remito. Al contrario, les ha ido bien”.

Ciertamente, bajo el gobierno morenista a los ricos del país les ha ido muy bien. En abril, el diario La Jornada, apoyado en las cifras publicadas por la revista Forbes, informó quela fortuna de 15 multimillonarios mexicanos alcanzó una cifra récord de 160 mil 900 millones de dólares, una cantidad que supera en 42 por ciento al saldo de la deuda externa del gobierno federal y que, en la mayoría de los casos, aumentó en medio de la crisis generada por la pandemia de covid. Mientras la pobreza y pobreza extrema no dejaron de incrementarse pese a los aumentos en el gasto público a sus programas sociales de transferencia monetaria directa. El número de pobres en el país se incrementó en más de 3.5 millones.


Y en su conferencia mañanera del 23 de mayo, con motivo de las protestas de los habitantes de Aguascalientes por los efectos negativos de la privatización del servicio del agua potable, señaló: no es malo per se el que una empresa administre la distribución del agua, lo que sucede por lo general es que hay corrupción […] cuando se habla del modelo neoliberal, he llegado a sostener que si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción, no sería del todo malo. Es que se puede tratar del modelo económico más perfecto, pero con el agravante de la corrupción no sirve nada. El problema no es pues el modelo económico neoliberal sino solo la corrupción. ¡AMLO miente! El principal problema que vivimos los mexicanos no es la corrupción sino la pobreza, la injusta distribución de la riqueza y la creciente desigualdad que existe entre unos pocos que lo tienen todo y millones de mexicanos que vivimos en la miseria.


Si bien se mira, en abierta contradicción con sus primeras declaraciones como presidente, la señal que AMLO le muestra ahora al capital nacional y extranjero es clara: no hay por qué preocuparse, el gobierno morenista no combate ni combatirá al neoliberalismo; ¡que no panda el cúnico!, los dueños del poder y el dinero pueden estar tranquilos, el modelo económico neoliberal se mantiene y se mantendrá intacto. Decretar la abolición del modelo neoliberal fue solo propaganda mediática para mostrarse ante la nación y el mundo como un político de izquierda.


Que nadie se confunda, AMLO nunca ha sido un político de izquierda. Basta con recordar su discurso pronunciado el 20 de junio de 2018 en Los Reyes Acaquilpan, estado de México, donde declaró que “…la corrupción es la causa principal de la desigualdad social y la desigualdad económica, por eso […] tenemos que acabar con la corrupción porque muchos teóricos sociales, académicos, intelectuales no tratan este tema, los académicos más clásicos, más teóricos se quedaron con la idea de que la desigualdad se produce por la explotación que se hace de los trabajadores, que el burgués explota al proletario, que se va acumulando ganancias y que esas utilidades se las apropia el dueño de los medios de producción y que por eso es la desigualdad y la pobreza. Pero en México, no aplica esa teoría del todo, aquí las grandes fortunas se han acumulado mediante la corrupción, al amparo del poder público…”. De esta manera AMLO anunciaba ya que su gobierno combatiría la corrupción que se ejerce desde el poder público pero que mantendría intacto el modelo capitalista neoliberal para dejar que en México, donde, según él, no aplica la teoría de la plusvalía de Marx, los empresarios sigan explotando a los trabajadores.


¿Por qué AMLO no plantea un cambio de modelo económico? Porque no es un hombre de izquierda que en verdad luche por mejorar las condiciones materiales y espirituales de los mexicanos humildes, sino que es parte de un grupo político que, hace años, reinó dentro del PRI y que, en 1982, con la llegada de la corriente tecnócrata encabezada por Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari al seno de dicho instituto, fue irremediablemente desplazado. AMLO es parte de un viejo grupo de políticos resentidos contra los tecnócratas que se apoderaron del PRI pero que en 2018 regresaron por sus fueros, sin más aspiración que recuperar y conservar el poder perdido aunque ahora con las siglas de Morena, sin importarle dejar intacto el modelo económico de explotación que es el verdadero generador de la pobreza y la injusticia social.


Por ejemplo, si en verdad AMLO y su gobierno fueran de izquierda habrían protegido la vida de los mexicanos ante la llegada del covid-19, aplicando políticas públicas extraordinarias destinadas al fortalecimiento del sistema nacional de salud, con una nueva y mejor infraestructura hospitalaria, con médicos y profesionales de la salud bien pagados y capacitados, dotados con equipos de seguridad e insumos suficientes para atender a los pacientes infectados con el coronavirus: prefirió mentirle al pueblo con “detentes”, escapularios y un falso discurso anunciando, hasta el ridículo, que ahora sí su gobierno había “domado” la curva de contagios y muertes por covid-19. Hasta el momento los resultados han sido devastadores: más de 600 mil muertes y más de 6 millones de personas contagiadas.


En contraste tenemos, por ejemplo, a Cuba, país que tiene un gobierno revolucionario de izquierda que, pese al bloqueo criminal que por más de 60 años le ha impuesto el Gobierno norteamericano, tiene uno de los sistemas de salud más completos y eficientes del mundo, quien reporta un millón 105 mil contagios y tan solo 8 mil 529 fallecimientos por covid-19. Y a pesar de los ataques que diariamente recibe de los medios de comunicación al servicio del imperialismo en todo el planeta para convencernos que se trata de un régimen tiránico, logró crear las vacunas Soberana y Abdala, razón por la cual la inmensa mayoría de los cubanos está parcial o totalmente vacunado contra el covid-19, revelando una de las tasas de vacunación más altas del planeta con vacunas desarrolladas y producidas en la Isla. ¿Será cierto que las dictaduras se preocupan así por la salud de su pueblo? Aunque los perros rabiosos ladren todos los días contra el gobierno cubano, los trabajadores de México debemos tener claro que un gobierno de izquierda coloca en primerísimo lugar dentro de sus políticas públicas garantizar la salud de su pueblo. Cosa que a AMLO y su gobierno le importa un bledo.


Los trabajadores debemos informarnos e impedir que AMLO nos siga engañando: la miseria y la desigualdad que actualmente vive el pueblo pobre de México son provocadas por el modelo capitalista neoliberal, un sistema económico  que, según AMLO, abolió por decreto hace tres años pero ahora resulta que no es tan malo.


Mientras los obreros y el pueblo pobre de México no conquisten el poder político de nuestra patria para construir un nuevo modelo económico en favor de los trabajadores, la pesadilla del neoliberalismo, bajo la conducción del viejo priismo disfrazado de Morena, continuará garantizando solo el bienestar de los multimillonarios que hoy controlan el poder económico y político de la nación.