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martes, 23 de mayo de 2023

Nearshoring: la nueva estrategia económica de relocalización de empresas

 

Rosa Espinoza

      El presidente Andrés Manuel López Obrador insist en afirmar que la economía mexicana tiene estabilidad, que no hay crisis económica, en general dijo “vamos bien”, y en reunión reciente con integrantes de su Consejo Económico Asesor en Palacio Nacional algunos empresarios mexicanos amigos suyos y hasta compadres no dudaron en replicar esas afirmaciones, le hicieron coro y también afirmaron que “vamos bien”; asistieron Miguel Rincón de Biopapel, Daniel Chávez Morán de Grupo Vidanta, Germán Larrea de Grupo México y Carlos Hank de Grupo Banorte, entre otros. Evidentemente se trata de los otros datos” que maneja el presidente pues los datos oficiales, los que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), lo contradicen totalmente, la inflación permanece en 7.91% la más alta de los últimos 20 años, y si eso no fuera suficiente basta con comparar el precio del huevo y los productos de primera necesidad; el número de pobres en los últimos cuatro años se ha incrementado en casi 4 millones más de mexicanos; y la tasa de desempleo permanece en un 3% pero el número de personas en el sector informal supera los 33 millones y sigue creciendo.

Por su parte Miguel Rincón de Biopapel, compadre del presidente, también afirmó que la economía mexicana está “bastante bien” y que cuando Estados Unidos entra en conflicto con Asia y otras regiones del mundo, México es el vecino correcto y está preparado para aprovechar esas oportunidades, se refiere a la nueva estrategia económica denominada Nearshoring.


Lo cierto es que los últimos acontecimientos en el mundo entero sólo nos indican que el sistema capitalista a nivel mundial está sufriendo una crisis severa: la guerra comercial de Estados Unidos contra China que es, hoy por hoy, el mayor socio comercial de más de la mitad de los países en el planeta, y la guerra de Ucrania contra Rusia están obligando a los empresarios de Estados Unidos a buscar alternativas comerciales en otros países, por eso es que ahora cobra vigencia el esquema de relocalización de las empresas, el llamado Nearshoring.


Se trata de un fenómeno aparentemente nuevo en la economía de nuestro país, el Nearshoring o la práctica de transferir una operación comercial a un país cercano es un esquema de relocalización de las empresas con la finalidad de que se aprovechen las condiciones de cercanía, en nuestro caso con los Estados Unidos de Norteamérica, que consiste en la disposición de insumos para asegurar la cadena de suministros, la infraestructura industrial, el abaratamiento de los costos de producción y el Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).


En este contexto cabe decir que existe, por ejemplo, una gran demanda de proveedores de autopartes, de acuerdo con la información proporcionada por René Mendoza Acosta, presidente nacional de la Cadena de Proveedores de la Industria de México, quien afirma que los principales requerimientos son partes de transmisión, arneses, estampado metalmecánico, forja, fundición, acabados superficiales, maquinados e inyección de plástico, es la industria automotriz la más demandante (Forbes 8 de mayo).


Este fenómeno es una consecuencia de las medidas adoptadas por el capitalismo tras la recesión, las crisis económicas de los países capitalistas y la guerra comercial de Estados Unidos contra China. Es claro que se trata de una opción para sortear las dificultades impuestas por esos fenómenos y por el ansia de ganancia de los grandes capitales.


Los analistas económicos ven en México una buena alternativa para la implementación de la estrategia Nearshoring, pero creen que se trata sólo de una coyuntura que se debe aprovechar. Con este “nuevo” formato se pretende que la economía de nuestro país resuelva algunos problemas de la producción, distribución y comercialización de algunas mercancías, así como la creación de nuevas fuentes de empleo y la mejora de los salarios. Sin embargo, los mismos analistas coinciden en señalar que es una circunstancia temporal, afirman que se tienen que aprovechar las condiciones favorables, cierto, pero reconocen que existen limitaciones objetivas para la consumación plena del proyecto, entre las cuales se encuentra el atraso tecnológico del país, la falta de infraestructura carretera, ferroviaria, aeroportuaria y aduanera, así como la falta de los suficientes parques industriales; y al mismo tiempo señalan que se debe invertir en educación superior para preparar la mano de obra que se requiere, también consideran necesario invertir en infraestructura, todo lo cual llevará algo de tiempo para la realización plena de la estrategia anunciada.


En realidad, el Nearshoring es una estrategia empresarial de Estados Unidos que tiene la finalidad de aprovechar las ventajas de la vecindad con México, de igual manera es interés de los empresarios mexicanos que esta coyuntura se aproveche al máximo. Sin embargo, este fenómeno no es nuevo, desde hace tiempo que Estados Unidos de Norteamérica ha implementado su política económica con base en estas circunstancias de vecindad con los países más atrasados en los que puede encontrar mano de obra barata, además de que puede aprovechar la materia prima de estos países.


Se trata de una estrategia temporal del capitalismo para enfrentar los males congénitos de este sistema económico, males que se manifiestan recurrentemente y que, en los distintos indicadores como la inflación, el desempleo, el bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y el incremento de la pobreza, nos permiten ver la verdadera situación económica del país, que como sabemos lejos de abatirse se mantienen y ahondan en perjuicio de la clase trabajadora.


Mal le aconsejan los asesores empresariales al presidente y mal hace éste en presumir una estabilidad económica del país que no existe, los empresarios ven una oportunidad de desarrollo económico en el Nearshoring, pero lejos esta esa estrategia de sacar del bache a la maltrecha economía mexicana.


La política económica de la administración federal no reconoce la verdadera magnitud del problema y los programas asistencialistas de entrega de dinero a los adultos mayores y a los jóvenes han demostrado que no funcionan para combatir la pobreza, el desempleo, la inflación y todos los males sociales que se derivan de esa mala política económica del Gobierno federal.


Por más remiendos y brebajes que le hagan a la economía capitalista, en realidad a la clase trabajadora mexicana no le queda más opción que su organización y lucha para sacudirse a falsos redentores que prometieron ser la esperanza de México, se debe preparar para conquistar el poder político de la nación y así poder enderezar la economía del país con base en los intereses de la población trabajadora.