sábado, 16 de octubre de 2021

Dos Bocas: explotación y represión contra los trabajadores

 

Ricardo Torres

          En solo un par días quedó al descubierto la verdadera política laboral del presidente Andrés Manuel López Obrador: su absoluto menosprecio por los trabajadores asalariados y su abierta defensa en favor del capital. La falsa imagen de paladín de los derechos laborales de los trabajadores, celebrada por sus fanáticos aplaudidores, quedó hecha polvo tras los acontecimientos sucedidos en la refinería de PEMEX en Dos Bocas que se construye en el municipio de Paraíso en Tabasco.

          El martes 12 de octubre más de 5 mil trabajadores iniciaron un paro de labores debido a la explotación laboral a que están sometidos, razón por la cual exigen a la empresa, ICA Fluor, respeto a su jornada de ocho horas, pago de horas extras y salarios justos que contemplen los riesgos de trabajo, entre otras mejoras a sus condiciones laborales.

          Sin embargo, al siguiente día, lejos de escuchar, revisar y encontrar solución a las legítimas peticiones de los trabajadores, la empresa declaró: “ICA Fluor ha cumplido con todas las obligaciones patronales, salariales, seguridad social, física e integral, así como con las correspondientes prestaciones de ley para todos los trabajadores, en cumplimiento con lo acordado con el representante sindical.”

          Por su parte, el presidente de la República, en su conferencia mañanera explicó: “[…] es un paro momentáneo, transitorio, espero, porque se están disputando la titularidad del contrato, es un asunto entre sindicatos […] que tiene que ver con los líderes que se están peleando por el contrato […] no es que se esté pagando mal a los trabajadores, tienen todas sus prestaciones y tienen sus sueldos justos”.

Mientras que Rocío Nahle García, titular de la Secretaría de Energía y encargada de la obra, queriendo minimizar el conflicto dijo: “Son 10 personas que están con esto y no vamos a permitir que haya un desorden, no vamos a permitir que un grupito con una intención particular o de beneficio particular afecte a una obra tan importante”.

Hasta aquí la soberbia de las declaraciones que desdeñan los reclamos de los trabajadores.

          Por otro lado, en el terreno de los hechos, lo que conocimos fue que, con el resguardo de elementos de la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional, la policía estatal reprimió a los trabajadores; no hubo enfrentamiento como tendenciosamente manejan algunos medios oficiosos, sino una abierta y artera represión de la fuerza pública en contra de los indefensos obreros de la construcción que con justicia reclaman mejores condiciones de trabajo. Cabe señalar que a pesar de que el presidente ha declarado en reiteradas ocasiones que “no son iguales” y que en su gobierno “no se va a utilizar la fuerza pública para reprimir al pueblo”, hoy los hechos en Dos Bocas lo desmienten.  

Ahora bien, si ICA Fluor cumple cabalmente con sus obligaciones, si solo se trata de un grupito de 10 personas que buscan beneficios personales y si es solo un conflicto entre líderes sindicales, ¿cómo se explica la multitudinaria concentración de trabajadores exigiendo solución a sus justas peticiones y por qué el conflicto escaló a tal grado que el Gobierno decidió reprimir a los obreros utilizando la fuerza pública? Porque la empresa y el Gobierno están mintiendo.

Los trabajadores de México no debemos dejarnos engañar, el problema en Dos Bocas no fue generado por un grupito de 10 personas ni por el conflicto entre líderes sindicales, sino que obedece al incumplimiento de la empresa a sus responsabilidades laborales y a su interés desmedido por obtener el máximo de ganancia: si paga salarios por debajo de lo que pagan otras empresas obtiene entonces mayores ganancias; si extiende la jornada de trabajo sus ganancias se multiplican; si deja de pagar horas extras y días feriados sus ganancias se triplican; si deja de gastar en alimento, hidratación, seguridad y demás condiciones que los obreros reclaman, sus ganancias diariamente seguirán incrementándose.

Dicho de otro modo, el dinero que el patrón destine a mejorar el ingreso y las condiciones laborales de los trabajadores significa, inevitablemente, que tiene que reducir sus ganancias y, por el contrario, las ganancias del patrón se verán incrementadas significativamente en la medida que reduce los gastos de salarios, horas extras y mejores condiciones laborales para los trabajadores. Este es el inalterable problema que desde hace siglos existe entre el capital y el trabajo asalariado; el permanente problema que sufren, no solo hoy los trabajadores de Dos Bocas, sino todos los trabajadores asalariados de México y el mundo. La causa del conflicto se encuentra en la explotación laboral que sufren los trabajadores por parte de los patrones que se enriquecen día con día, a costa del trabajo y la pobreza de millones de obreros asalariados.          

  Por ello, en lugar de distraernos en los falsos argumentos vertidos por el gobierno, a los trabajadores nos conviene centrar nuestra atención en conocer cómo la empresa explota a los obreros y comprender así, grosso modo, el papel que juegan los patrones en este conflicto: Ingenieros Civiles Asociados (ICA) fundada en 1947, se convirtió rápidamente en la principal empresa constructora de obra pública en el país, entre sus muchas edificaciones que así lo demuestran se encuentran el Conservatorio Nacional de Música, la Nueva Basílica de Guadalupe, el Palacio Legislativo de San Lázaro, el Estadio Azteca, el Palacio de los Deportes, además de puentes, carreteras, presas, vías férreas, centrales eléctricas, puertos, plantas hidroeléctricas, naves e infraestructura para la industria petrolera y de más obras públicas que los gobiernos federales y estatales, durante décadas, han utilizado como herramienta para la activación de la economía de la nación.

Por tanto, debemos tener claro que ICA es una empresa constructora cuyo poder económico ha crecido paralelamente a la industrialización del país; que sus propietarios han logrado acrecentar su riqueza gracias a la explotación laboral de millones y millones de obreros de la construcción que, como hoy en Dos Bocas, han sido mal pagados, sometidos a extenuantes jornadas de trabajo, sin recibir  pago de horas extras ni las prestaciones que por ley les corresponden; es decir, que ICA es una experimentada constructora cuyos propietarios se enriquecen a costa de la explotación laboral que ejercen todos los días sobre millones de trabajadores.

Para proteger entonces las ganancias de esta emblemática empresa que durante mucho tiempo ha servido a los intereses del Gobierno, el presidente miente. Afirmar que el problema en Dos Bocas es un asunto entre sindicatos que se “están disputando la titularidad del contrato” es faltar a la verdad. Ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje ningún sindicato ha promovido alguna demanda para competirle a otro la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) en Dos Bocas. No existe pues admisión, procedimiento ni acuerdo alguno por parte de las autoridades del trabajo sobre la titularidad de dicho CCT.

Si bien es cierto existen pugnas entre los nuevos charros morenistas y el viejo líder charro de la CTM (quien es actualmente el administrador de uno de los CCT en Dos Bocas), afirmar que este pleito es la causa del problema en la nueva refinería es solo una cortina de humo para cuidarle las espaldas a la empresa. Lo que el presidente pretende es que se concluya la obra de Dos Bocas con un CCT que proteja las ganancias de ICA a costa de la explotación laboral de los obreros; y para ello no necesita a Pedro Haces Barba o Susana Prieto Terrazas, le basta y sobra con el viejo charro cetemista Ricardo Hernández Daza.

Así las cosas, resulta que el presidente de “izquierda”, aliándose con el charrismo priista de la CTM, está utilizando un contrato de protección que sirve para explotar y burlar a los obreros de Dos Bocas y garantizar las millonarias ganancias que ICA obtendrá con los recursos económicos que, a través de los impuestos, aportamos todos los mexicanos para el erario. Y si el plan no resulta como fue diseñado, porque los insurrectos obreros alzan la voz y protestan, no hay problema, sin contemplaciones serán reprimidos porque para eso está la fuerza pública. Los obreros baleados, heridos, golpeados, detenidos y despedidos servirán como escarmiento para quien en el futuro intente reclamar sus derechos. He aquí la verdadera política laboral del presidente de México.   

Así se explica entonces el porqué, ignorando los reclamos y declaraciones públicas de los trabajadores de Dos Bocas y asumiéndose como defensor de la empresa, el presidente se atrevió a afirmar que “no es que se esté pagando mal a los trabajadores, tienen todas sus prestaciones y tienen sus sueldos justos.” Afirmación que en voz de los patrones resulta comprensible porque de esta manera pretenden deslindarse de sus responsabilidades laborales; pero dicho en palabras del presidente de la República a unas horas de iniciado el conflicto se convierte en una prueba irrefutable de que el mandatario miente para proteger los intereses de la empresa.

López Obrador resultó ser más neoliberal que sus antecesores del PRIAN. Incursionando en la teoría económica, desde 2018 el presidente ha negado la existencia de la explotación laboral que sufren los trabajadores al producir las ganancias que el patrón se apropia para acumular capital, porque esta es, dijo, una teoría que “en México no aplica”. Sin embargo, la inocultable realidad económica del país y los obreros de Dos Bocas se han encargado de desmentirlo.

Finalmente, en virtud de que el “paro laboral” no está reglamentado en la ley, los obreros de Dos Bocas tendrán que regresar a trabajar bajo las condiciones que imponga el patrón; sin embargo, a pesar de que la empresa y el gobierno la nieguen y pretendan acallarla reprimiendo a los obreros con la fuerza pública, la explotación laboral seguirá existiendo y los reclamos seguirán acumulándose aquí y en todas las empresas del país. En lo inmediato, corresponderá a los obreros y solo a los obreros fortalecer su unidad y cohesión, conformar una legítima representación sindical y prepararse para enfrentar futuras batallas laborales con mucho mayores posibilidades de éxito. Al tiempo.

 

 

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