Ernesto Acolmixtli
En la refinería de Dos Bocas, Tabasco,
el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador se juega sus sueños de
político. No hay empresa más importante para él porque en ella basa su plan de
desarrollo económico para el país. Por lo tanto, todo el dinero que se necesite
para el proyecto lo invierte sin límite y si algo estorba en la construcción de
la refinería, lo elimina sin pensarlo dos veces.
Por
eso, si alguna empresa amiga suya que participe en la obra de la refinería ve
alterado su funcionamiento y disminuidas sus ganancias, también, López Obrador
la va a defender, tope donde tope. Así lo probó este 12 y 13 de octubre pasados
cuando descargó su ira contra trabajadores inconformes de la poderosa empresa
ICA Fluor (Ingenieros Civiles Asociados), quien construye una parte de la
refinería de Dos Bocas en el municipio de Paraíso, Tabasco.
Ya en
el mes de febrero de 2021, los obreros que trabajan en la construcción de dicha
refinería realizaron un paro de labores de “brazos caídos” debido a que eran
víctimas de explotación laboral. Los trabajadores albañiles, carpinteros,
electricistas y técnicos de varias disciplinas, demandaron que ICA Fluor les
pagara salarios justos, horas extras, incentivos y protección para evitar
contagios de Covid-19. Sus demandas eran justas pero desatendidas por lo que la
manifestación perdio fuerza, sin apagar la inconformidad.
Ocho
meses después habiendo crecido el malestar en los obreros, el 12 de octubre de este año los medios de
comunicación dieron noticia de que más de 5 mil trabajadores de ICA Fluor
iniciaron un “paro de labores” para demandar nuevamente, mejores condiciones de trabajo:
mayor seguridad en sus actividades industriales, equipos de protección y servicio
médico, denunciaban bajos salarios, pedían disminución de la jornada de trabajo
y pago de horas extras, pues trabajaban en promedio 11 horas y media diarias
sin compensación. La indignación era total y tan justas sus demandas como en su
primer movimiento.
El día
13 de octubre, ante la falta de respuesta de autoridades y empresarios, los
obreros decidieron llevar más a fondo sus acciones y parar las actividades
laborales, bloquear la entrada de la obra y las vías de comunicación de Paraíso
a puerto Ceiba causando una parálisis mayor de todo el movimiento de la
empresa. La respuesta a sus justos reclamos fue contundente, el gobierno de
López Obrador respondió con la fuerza pública que atacó sin medida a los
trabajadores con gases lacrimógenos, golpes y balas de goma, lesionando
gravemente a decenas de ellos, muchos más de los que el gobierno reconoce según
los obreros testigos y vecinos de la zona. Así, sin rodeos y con violencia “demencial”,
pararon los reclamos y encarcelaron a algunos de sus dirigentes. Así sofocaron
el reclamo obrero y el Presidente al día siguiente dio la versión que le
convenía.
Pero
para no quedarnos con la versión oficial que quiere reducir el conflicto a un
pleito entre sindicatos por el control de la obra, buscamos algunas de las
causas de fondo de esta feroz agresión del gobierno y empresa encontrando lo
siguiente: López Obrador tiene urgencia por terminar su obra emblemática en el
tiempo prometido que es el 22 de julio del próximo año y, por lo tanto, todas
las empresas incluida ICA Fluor, deben de sujetarse a sus compromisos oficiales
y desde luego deben hacerlo sin disminuir sus ganancias. Por ello la empresa
comprometida a cumplir en el plazo que ofreció a quien le paga, sobreexplota a
los trabajadores, los presiona y los trae “a matacaballo” haciendo que trabajen
no 8 horas como marca la ley, sino 9, 10, 11 y hasta 12 horas como acusan los
obreros en lucha. Y, si echamos cuentas de que en ICA Fluor laboran más de 5
mil obreros y cada uno trabaja un promedio de 3 horas extras diarias, que según
la ley se tiene que pagar al doble o al triple del precio base de su jornal, tenemos
que es una fortuna lo que la empresa se ahorra en salarios extraordinarios,
ahorro que se trasforma en ganancias frescas, en millones de pesos diarios. Si
a esta fortuna agregamos lo que ahorran los patrones en medidas de seguridad,
en equipos de protección, comedores, atención médica, etc., tenemos entonces
tambien una fortuna acumulada y vuelta ganancia patronal a costa de las malas
condiciones obreras.
Por lo
tanto, la empresa ICA Fluor actua como debe actuar el Capital en su sistema
neoliberal, chupando hasta la última gota de energía del trabajador para
obtener su más alta tasa de ganancia; y el político López Obrador actuó como
los políticos de su calaña, como un empleado del Capital y un defensor de sus
propios intereses y ambiciones.
Es bien
sabido que López Obrador tiene una vieja y muy estrecha relación con la gran
empresa ICA de la cual es dependiente ICA Fluor, que es el área especializada
en construcción de industria de fluidos. ICA participó en varias obras de la
Ciudad de México cuando López Obrador fue Jefe de Gobierno y también cuando lo
fue Marcelo Ebrard; y solo como un dato ilustrador, ICA construyó junto con Carlos
Slim la línea 12 del metro, la del trágico accidente donde murieron 26 mexicanos
pobres y nada les ha pasado a sus dueños. Hoy mismo, ICA participa en varias
obras federales como en la presa Santa María, municipio del Rosario, Sinaloa, controlando
el contrato de construcción con valor de 10 mil millones de pesos. Y también,
solo como muestra de la amistad de ICA y el presidente de México, tenemos que
el actual Secretario de Comunicaciones y Transportes federal, Jorge Arganis Díaz
Leal, fue por 20 años ejecutivo de alto nivel de ICA y secretario particular de
su fundador Alberto Quintana Arrioja, para pasar luego a desempeñarse como
Director de Obras durante el gobierno de AMLO en el D.F.
Con
todos estos lazos tan estrechos que existen entre la ICA, la empresa
explotadora y el Presidente represor, no queda duda de que la prensa oficial
protege la imagen de ambos poderosos difundiendo su falsa versión y a los
obreros los desprestigia y los culpa perversamente. Sin embargo, los
trabajadores están haciendo lo correcto al defender el pan de sus hijos y la
protección de su vida con mejores condiciones laborales.
La
lección es amarga pero valiosa, no es pleito sindical lo que vimos en Dos Bocas,
Tabasco, sino un acto de represión de la clase política en el poder y sus
empresarios aliados, sobre los obreros que protestan y defienden lo que les
pertenece, es la lucha de clases en la Cuarta Transformación, donde López
Obrador queda desnudado como lo que es: un ambicioso representante del dinero y
un enemigo de la clase trabajadora.
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