sábado, 15 de enero de 2022

IMSS: UN EJEMPLO DE PEORES RESULTADOS


Humberto Castro

El pasado 21 de diciembre apareció una nota informativa en el diario El Financiero bajo el título: “La recaudación del IMSS alcanza máximo histórico”. Al entrar en detalle, la nota destaca que al mes de noviembre de 2021 se recaudaron 348 mil 724 millones de pesos y que es una cifra que nunca antes había obtenido el IMSS. Asimismo, señala que con esta cifra se alcanza un superávit por encima de los 7 mil 500 millones de pesos y que se espera cerrar 2021 con una recaudación por cuotas obrero-patronales de 381.5 mil millones de pesos, “lo que llevaría al Instituto a alcanzar un superávit de 9 mil millones de pesos”.

Obviamente, para los directivos de esa institución todo se debe, según la nota, a su “magnífica actuación”: “El incremento es resultado directo de las estrategias y mejoras de los actos de autoridad […] se implementaron diferentes acciones que permitieron fortalecer la fiscalización y cobranza […] se debe a la mejora en los salarios asociados a los trabajadores migrados de la subcontratación” y a la “evolución favorable del empleo en los últimos meses” (¡)

Sin embargo, como acostumbran todos los malos funcionarios y en especial los de la 4T, realizan un reporte a medias y tendencioso que oculta todo lo malo de su actuación. De manera sobresaliente en esta colaboración tenemos que recordarle a los directivos que de acuerdo con la Ley del IMSS, el Seguro Social es el instrumento básico de la seguridad social y que ésta “tiene como finalidad garantizar el derecho a la salud, la asistencia médica, la protección de los medios de la subsistencia y los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo, así como el otorgamiento de una pensión que, en su caso y previo cumplimiento de los requisitos legales, será garantizada por el Estado”.

Y si bien es cierto que la recaudación es importante para brindar los servicios que tiene como obligación proporcionar el IMSS, en la situación actual de sufrimiento de la peor pandemia que ha vivido nuestro país y el mundo, de desaparición del Seguro Popular, y de esperar ver cumplida la promesa presidencial de tener un sistema de salud “como el de Noruega, Suecia o Canadá” a tres años de ejercicio del “gobierno del cambio”, lo que esperaríamos es un informe pormenorizado de las mejoras en el sistema de salud en general y en particular del IMSS, sobre todo en materia de atención médica a todos los derechohabientes.

En este aspecto, es innegable que los gobiernos anteriores, emanados tanto del PRI como del PAN, nunca tuvieron un sistema de salud adecuado a las necesidades de los mexicanos, y el IMSS mantuvo una atención cada vez más deficiente a todos los enfermos inscritos en él; hubo mala atención médica porque los pacientes eran revisados superficialmente en diez minutos o menos; hubo falta de medicinas porque muchas de éstas desde hace años tenían que ser subrogadas porque no estaban en el cuadro básico que maneja la institución y los pacientes tenían que realizar muchos trámites para las intervenciones quirúrgicas y la hospitalización. La programación de las citas a consulta también ha sido un gran problema, pues tienen que pasar meses para que puedan reprogramarse.

Muchos mexicanos en las pasadas elecciones presidenciales dieron su voto al mal llamado “Gobierno de la esperanza” precisamente para que todos esos problemas fueran resueltos; muchos compromisos hicieron los actuales gobernantes prometiendo que al llegar al poder las cosas cambiarían, la promesa más sobresaliente fue la del presidente Andrés Manuel López Obrador que reiteró en enero de 2020 que al término de ese año tendríamos un sistema de salud como el que tienen los países del primer mundo. Ya pasó 2019, 2020 y 2021 y ahora tenemos un PEOR sistema de salud que con los gobiernos que tanto criticó López Obrador. Las deficiencias en materia de salud que arrastraron los gobiernos anteriores ahora las vemos pero en grado superlativo: al desaparecer el Seguro Popular el Gobierno federal actual dejó sin posibilidades de atención a más de 15 millones de mexicanos, al gastarse este gobierno los Fondos para la Salud y del Fideicomiso para atención de enfermedades graves, dejó a su suerte a miles de mexicanos con enfermedades incurables que no tienen las posibilidades económicas para enfrentarlas y, para rematar, el problema de la falta de medicamentos en todos los niveles de salud se agudizó con la actual administración.

El IMSS dejó de surtir unos 5 millones de recetas en 2019, 20 millones en 2020 (Revista Proceso del 21 de abril de 2021) y en los primeros seis meses del 2021 se ha negado a surtir 8 millones de recetas (El Economista, 26 de julio de 2021). La revista Proceso agregó dos cosas: que en el 2020 dejó de aplicarse la vacunación a infantes en 41 por ciento porque hubo desabasto de biológicos en tuberculosis, difteria, tosferina y tétanos; agregó también que su informe se basa en el informe de Transparencia en salud 2019-2020 y ese reporte aclara que “el desabasto de medicamentos y vacunas no se incrementó debido a la pandemia del covid-19, sino porque el gobierno de la Cuarta Transformación modificó los mecanismos de adquisición de medicinas, al dejar que la Secretaría de Hacienda hiciera las compras consolidadas, sin tener experiencias de ese tipo ni conocimiento de los insumos que se requieren.”

Lo peor de toda esta situación es la actitud de los actuales encargados de la salud de los mexicanos empezando por el presidente que durante casi los tres años que tienen en el poder se han negado a reconocer el problema del desabasto de medicinas y se han atrevido a atacar y a denigrar con todo el poder del Estado a quienes denuncian y exigen medicinas, tal como ha sucedido con los niños y personas que padecen cáncer, a quienes llegaron a llamar “golpistas” y “manipulados por los conservadores”, entre otros calificativos. Sólo hasta el 11 de noviembre de 2021 AMLO “exigió” al secretario de Salud y al director del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) que resolvieran el desabasto de medicamentos.

De acuerdo con los reportes antes mencionados, el IMSS dejó de surtir 33 millones de recetas en los últimos tres años y eso significó dejar a 33 millones de mexicanos sin la atención a su salud y esto no lo reporta el IMSS en los informes que dan los funcionarios de esa institución encabezados por su director Zoé Robledo. ¡Ah!, pero eso sí, las cuotas que tienen que pagar los trabajadores esas sí las cobran puntualmente y el éxito en esta tarea sirve para adornarse los funcionarios del IMSS porque “recaudaron máximos históricos”. Con esta conducta, los funcionarios de la 4T entienden la misión del IMSS exactamente al revés: presumen lo que recaudan porque seguramente piensan que eso les traerá reconocimientos de a quien sienten su deber rendirle cuentas que es al presidente y porque éste anda muy necesitado de dinero para acabar pronto su Tren Maya, su refinería y su aeropuerto. Pero a esos funcionarios se les olvida que a quien deben rendir cuentas es al pueblo, es decir, a quien le prometieron un gran cambio para el progreso del país y en especial en materia de salud y a quien sólo han traído fallecimientos, desgracias y falta de tratamientos médicos adecuados para aliviar su salud.

Con la agudización en el desabasto de medicamentos, el instrumento básico de la seguridad social que es el IMSS prácticamente está en bancarrota. Si deja sin curación a los más pobres que no tienen dinero para ir a surtir su medicina a otro lado y a otros los manda a comprar sus propias medicinas; así no les sirve a los mexicanos, así no les sirve a los trabajadores que pagan puntualmente sus cuotas. A eso se refería Germán Martínez, primer director del IMSS del gobierno morenista, quien renunció y denunció la intromisión de la Secretaría de Hacienda en tareas que le competen solo al IMSS, pero fue una renuncia inconsecuente y timorata porque renunció al IMSS para irse cómodamente a la Senaduría por el partido Morena, y con su militancia en ese partido convalida de todas formas las malas acciones de este gobierno. Hoy Zoé Robledo, actual director, más sumiso y obediente a los dictados de Palacio Nacional, solo le queda agachar las orejas y presumir lo que recauda pero no hablar de la mala atención y de las recetas que no surte, mostrando más preocupación por obtener superávits para que Hacienda siga manejando los dineros y les dé prioridad a las obras que desea presumir López Obrador.

Sin embargo, tenemos que dimensionar que lo que ocurre en el IMSS solo es una parte de la bancarrota total del sistema de salud; pero una evidencia más trágica es el mal manejo de la pandemia del covid-19 que el pasado fin de semana superó los 300 mil mexicanos fallecidos y reconocidos por el gobierno, con lo que se ubica a nuestro país en los primeros lugares en el mundo con más muertes.

Urge a los mexicanos contar con un verdadero sistema de salud, con una verdadera seguridad social, pero, como se demuestra en los hechos, tampoco vendrán ni del Partido Morena ni del gobierno actual. Con tres años en el poder y el agravamiento que vemos en las instituciones de salud queda claro que AMLO y su partido Morena o no pueden o no quieren restructurar las instituciones públicas de salud para ponerlas al servicio de los mexicanos más necesitados. Se requiere un IMSS con personal médico suficiente, bien preparado, que no atienda superficialmente a los enfermos, que no dé consultas cada cuatro o seis meses sino cuando las necesiten los enfermos, con medicinas suficientes, con hospitales bien equipados, con guarderías y personal capacitado y con un sistema de pensiones suficiente para quienes lo necesiten, pero todo esto solo podrá lograrse si los trabajadores se unen, se organizan y luchan por su salud y la de sus familias.

 

 


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