martes, 17 de mayo de 2022

El cumplimiento en el justo reparto de utilidades solo puede ser resultado de la lucha obrera



Sergio Cadena

    Es triste comprobar que muchas de las leyes que aparentemente defienden al trabajador, solo quedan en el papel. En efecto, si los trabajadores no se organizan sindicalmente para luchar en defensa de sus derechos, todo queda en buenos deseos. Tal es el caso de las leyes que otorgan a los trabajadores el derecho a recibir un porcentaje de las utilidades obtenidas a lo largo de un año por la empresa para la cual trabajan. La participación de los trabajadores en las utilidades generadas por su centro de trabajo es un derecho cuyo fundamento legal se encuentra en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 123, fracción IX, y en la Ley Federal del Trabajo, del artículo 117 al 131. Sin embargo, la inmensa mayoría de los patrones no cumple con esta obligación, ya que se encuentran coludidos con las instancias de Gobierno encargadas de vigilar que se lleve a la realidad el derecho mencionado. En pocas palabras, es menester que los trabajadores reclamen el cumplimiento de este derecho, pues de lo contrario quedará en letra muerta.

         Pero el reclamo no debe ser individual puesto que, en lo fundamental, se trata de un derecho colectivo, por lo cual deberá
efectuarse a través del Sindicato titular del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT). Pero sucede que en muchas fábricas no hay sindicato (o los obreros desconocen su existencia) o el que existe es de los llamados de “protección” (en vez de defender los intereses de los trabajadores, protege al patrón). Esta situación se presta para que el patrón informe a sus trabajadores que “este año no hubo utilidades”, que “hubo muy poquitas utilidades” o peor aún que “la empresa trabaja con pérdidas”. Algunos patrones manejan doble contabilidad: una es la que entregan a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y otra la que sirve de base para justificar ante sus obreros el incumplimiento de esta disposición de ley. Algunos trabajadores caen redonditos en el engaño, al grado de que casi se ponen a compadecer a sus patrones. Pero la prueba más clara de que los patrones mienten cuando afirman que no obtuvieron utilidades en el año, es el hecho de que sus empresas siguen funcionando año tras año indefinidamente.

         Por ello, para que la lucha por un justo reparto de utilidades se pueda encausar correctamente, los trabajadores deben organizarse y formar un autentico sindicato, afiliarse a uno ya existente o bien luchar contra el “charrismo sindical” hasta lograr su expulsión total del centro de trabajo correspondiente e instaurar así un sindicalismo genuino que realmente defienda los intereses y derechos de los asalariados. No hay de otra, únicamente así los trabajadores podrán hacer valer la ley, de lo contrario tendrán que vivir resignados para siempre, a solo ver sus derechos en el papel y no en la vida real que cada día se hace más difícil y cruel para quienes no tienen nada excepto su fuerza de trabajo para vender al mejor postor.

         Si con su trabajo el obrero produce todos los días inmensas riquezas para su patrón, ¿por qué no luchar por un mínimo porcentaje de esa riqueza acumulada a lo largo de un año fiscal? Los trabajadores tienen la última palabra.


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