domingo, 18 de septiembre de 2022

Cómo se conjuró la huelga en Volkswagen de Puebla

Cómo se conjuró la huelga en Volkswagen de Puebla 

Ricardo Torres 



El pasado 12 de septiembre del año en curso, los obreros del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz Volkswagen (SITIAVW) finalmente aceptaron el aumento salarial del 11 por ciento ofrecido por la empresa (9 por ciento directo al salario y 2 por ciento en prestaciones). De acuerdo a los resultados de esta tercera consulta a la base trabajadora realizada en las instalaciones de la planta automotriz de Cuautlancingo, Puebla, 4 mil 118 votaron en favor de la propuesta de la empresa y 2 mil 425 votaron en contra. De esta manera se evitó el estallamiento de la huelga programada para el 14 de septiembre a las 11:00 horas. No obstante, hay que decir que el gobierno morenista no respetó los resultados de la primera y segunda consulta e intervino directamente hasta que doblegó la voluntad de los trabajadores. Veamos

 

          La petición original presentada desde junio por el SITIAVW para su revisión salarial y contractual en 2022 fue de 15 por ciento a salario y 4 por ciento a prestaciones. Recordemos que en la primera consulta a los trabajadores, el 5 de agosto, la mayoría se pronunció en contra de la propuesta: 2 mil 586 en contra y 2 mil 248 a favor, registrándose una diferencia de 338 votos. Sin embargo, el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) ordenó que se repitiera la consulta debido a que los 2 mil 586 en contra no representaba la mayoría mínima de la base sindicalizada total que es de 6 mil 867 trabajadores. Por tanto, para reconocer un resultado mayoritario se requería sumar por lo menos 3 mil 434 votos. Cabe señalar que la reforma a Ley Federal del Trabajo establece que cualquier negociación salarial y contractual deberá consultarse con la base sindicalizada, mediante voto directo y secreto, y su resultado debe ser respetado.

 

El sindicato aceptó la prevención del CFCRL, hizo un llamado a los trabajadores para acudir a la nueva consulta y vino la segunda votación. El 31 de agosto, con una asistencia del 97 por ciento de los 6 mil 867 trabajadores, la mayoría de estos volvieron a rechazar la propuesta de la empresa cumpliendo incluso con el requisito de votos mínimos establecido por el CFCRL: fueron 3 mil 450 votos en contra y 3 mil 225 a favor, registrándose una diferencia de 25 votos. A la empresa y al Gobierno federal no les alcanzó la maniobra para impedir la huelga programada para el 9 de septiembre. Si a partir de ese momento la empresa no superaba su ofrecimiento inevitablemente estallaría la huelga.

 

La empresa entonces calificó la decisión de los trabajadores como decepcionante y acusó que hay “intereses ajenos” en la misma. “Estamos profundamente decepcionados de conocer el resultado, que desatiende el contexto y los desafíos que enfrentamos como industria y que derivó en un voto que desafortunadamente lastima a todas las partes. Dicho resultado está dañando una relación construida por más de 50 años”. Los patrones expresaron que su propuesta debe ser aceptada por los trabajadores en virtud de los retos actuales que enfrenta la industria automotriz mundial, como son la pandemia por coronavirus, las distorsiones en las cadenas de suministro y logística, el elevado costo de las materias primas y la falta de semiconductores, han  elevado sus costos de producción y operación mientras que la venta de vehículos ha disminuido.

 

La empresa alemana amagó entonces con acudir al Tribunal Federal de Asuntos Colectivos para solicitar que, de estallar la huelga, fuera calificada como inexistente o inválida por falta de argumentos, ya que según los patrones en todo momento han cumplido con los acuerdos contractuales y salariales. Sin embargo, lo que no dice la empresa es que es evidente que un incremento directo al salario del 9 por ciento cuando la inflación alcanzó ya el 8.62 por ciento y sigue al alza, significa que los trabajadores en la Volkswagen deben resignarse a no recibir aumento a su salario real mientras que el margen de sus ganancias no puede verse disminuido por ningún motivo. La vieja lucha entre salario y capital.   

 

Se prendieron los focos rojos y el Gobierno federal a través de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) se aplicó a fondo para impedir el estallamiento de la huelga.

 

Siguiendo las órdenes del Gobierno federal y preocupado no por el poder adquisitivo de los trabajadores de Volkswagen sino por los intereses económicos de la empresa y la estabilidad laboral en la entidad, el gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, ofreció ayudar en el conflicto como mediador para convencer a los trabajadores de aceptar la propuesta de aumento de la empresa y evitar a toda costa el estallido de la huelga. “Voy a meterme como gobernador del estado, hemos estado observando, pero vamos a hacerlo de manera personal, vamos a ver si podemos contribuir. No podemos quedarnos al margen de esta situación”.

 

Barbosa, como nuevo emisario del capital, comentó a los medios que los sindicalizados de Volkswagen de México deberían valorar y reconsiderar el aumento salarial que les ofreció la automotriz alemana, se debe evitar la huelga, se requiere un acuerdo entre la parte patronal y el sindicato de Volkswagen porque es clave para la economía de Puebla ante los empleos directos que contrata y las cadenas productivas que genera.

 

Volkswagen representa alrededor de 40 por ciento del Producto Interno Bruto de Puebla: 25 por ciento de manera directa y 15 por ciento a través de su cadena de proveeduría. Como vemos, la empresa emplea a casi 7 mil trabajadores sindicalizados y se estima que indirectamente genera 35 mil fuentes de trabajo en la industria de autopartes.

 

Finalmente se prorrogó una vez más la huelga, del 9 al 14 de septiembre, continuaron las negociaciones y la STPS propuso al sindicato que aceptara el 11 por ciento de incremento que ofrecía la empresa pero ahora con un beneficio adicional: que dicho incremento fuera no a partir de agosto, sino retroactivo al 20 de julio. Un mes más de incremento en favor de los trabajadores fue la última oferta. Empresa y sindicato estuvieron de acuerdo y dicha propuesta se llevó a consulta de los trabajadores el 12 de septiembre, el sindicato convenció a una parte de sus agremiados para inclinar la balanza en favor de la propuesta y más de 4 mil trabajadores aceptaron el incremento.

 

Como vemos, el gobierno morenista volvió a mostrar el cobre. No se respetó la ley ni la voluntad de los trabajadores. A pesar de cumplir cabalmente con la reforma laboral ratificando en la segunda consulta su rechazo a la propuesta de incremento salarial de la empresa, el Gobierno federal, a través de la STPS y el CFCRL, así como con la intervención directa del gobierno poblano, echaron abajo la voluntad de los trabajadores expresada en los resultados de la primera y segunda consulta. La presión de la empresa y el Gobierno sobre la dirección sindical debió ser imponente: los doblaron. Y dicen que no son iguales al PRIAN. Cierto, son peores.       

 

La lucha antagónica entre los intereses de la empresa que quiere mantener sus ganancias y los intereses de los trabajadores que buscan mejorar su situación económica debido a la galopante inflación que pulveriza la capacidad adquisitiva de los salarios, es la lucha de clases que está presente en VW de Puebla. Los trabajadores de Volkswagen y de todo el país, debemos aprender a reconocer qué fuerzas están en favor de los asalariados y qué otras en favor del capital, para así prepararnos mejor al momento de enfrentar futuras batallas.

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