viernes, 14 de octubre de 2022

Resurgen las huelgas en el mundo

 

Sergio Cadena


Por los días que corren está en marcha un resurgir de la oposición obrera en forma de huelgas y protestas contra la desigualdad y la explotación capitalista.


Esta manifestación creciente de la lucha de clases se presenta a tres años del inicio de una pandemia global que ha matado a decenas de millones de trabajadores; y a siete meses del estallido de una guerra en Ucrania provocada por Estados Unidos de Norteamérica y la OTAN contra Rusia, misma que ha generado hambre, pobreza e inflación para miles de millones de personas.


En Argentina, por ejemplo, más de 5 mil trabajadores del neumático (Bridgestone y Pirelli) se pusieron en huelga contra las empresas y los sindicatos patronales; en Haití, las huelgas y protestas masivas continuaron por séptima semana consecutiva pues la infraestructura del país colapsa y los trabajadores se están muriendo de hambre, violencia, coronavirus y ahora de cólera.


La lucha de clases se está incrementando en toda África, con una población de 1.5 mil millones, a causa de los raquíticos aumentos de salario de tan sólo 1.5 %, entre otras cosas. En Túnez, el titular del sindicato UFTT advirtió que será incapaz de prevenir huelgas masivas en las próximas semanas contra las medidas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los controladores del tráfico aéreo están en huelga actualmente en 18 países africanos, incluyendo Camerún, Mali, Burkina Faso y Costa de Marfil.


Han estallado huelgas también en Oriente próximo y Asia, incluyendo Irán, donde las protestas obreras están coincidiendo con manifestaciones más amplias por el asesinato brutal de la joven Mahsa Amini de 22 años por usar hiyab (velo) “de forma inapropiada”. En Irak, acaban de registrarse grandes protestas contra el aumento de la pobreza y la desigualdad exacerbadas por décadas de guerra y ocupación estadounidense. En Líbano, se produjo una huelga nacional de docentes. En Sri Lanka, las huelgas y protestas de los trabajadores agrícolas e industriales continúan en toda la isla.


En los países imperialistas no ha sido la excepción. Mientras los gobiernos derrochan miles de millones de dólares en armamento para alimentar la guerra de la OTAN contra Rusia, las masas en ciudades como Londres, Berlín, París y Nueva York se enfrentan a condiciones inhumanas, empeoradas por el aumento en el costo de la vida.


En Francia, continúan las huelgas de los trabajadores de la energía que han paralizado el 60% de la capacidad refinadora de petróleo del país: un cuarto de millón de trabajadores hizo huelga la última semana de septiembre contra el aumento de precios.


En Reino Unido han estallado huelgas de 170 mil trabajadores ferroviarios, del correo y estibadores en Liverpool y Felixstowe, entre otros, desafiando el intento de la clase gobernante de utilizar la muerte de la reina Isabel II para hacer valer la “unidad nacional”. 

En Alemania se han hecho emplazamientos a huelga ante la expiración de los contratos de siete millones de trabajadores mientras crecen las protestas por el alto costo de vida. Los trabajadores ferroviarios también están en huelga en Bélgica. En Canadá 55 mil asistentes de la educación están preparados para hacer huelga contra el régimen de austeridad del Gobierno de Ford en Ontario.


En Estados Unidos, más de 125 mil ferroviarios están ansiosos por hacer huelga y han comenzado a realizar protestas independientes contra los sindicatos ferroviarios, los cuales están conspirando con las empresas de carga para bloquear una huelga que paralizaría la economía estadounidense.


Según Cornell University, hubo 180 huelgas en el primer semestre de 2022 involucrando a 80 mil trabajadores, el triple que en la primera mitad de 2021. Por su parte Verisk Maplecroft advirtió en septiembre que “el mundo se enfrenta a un aumento sin precedentes de protestas civiles…” 


En México, esa ola huelguística y de protestas apenas presenta los primeros indicios: huelga en TELMEX con una duración de unas cuantas horas y sin ningún resultado favorable para los trabajadores y un intento de huelga en la Volkswagen de Puebla, la cual, bajo la presión de autoridades de todo tipo, fue autoritariamente conjurada.


Pero el desarrollo espontáneo de las masas obreras no basta para superar las décadas de supresión del movimiento obrero por parte de las burocracias sindicales y los Gobiernos al servicio del poder económico. Es necesario crear una dirección que, armada con la teoría revolucionaria del marxismo-leninismo, como en el exitoso caso de China, le proporcione unidad y conciencia a todo el movimiento obrero mundial. 



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