martes, 12 de enero de 2021

LA CLASE TRABAJADORA Y LA PANDEMIA EN MÉXICO

Por: Ernesto Acolmixtli

El sistema capitalista muestra por completo su carácter dañino sobre los trabajadores en los problemas económicos y sociales que la pandemia agravó entre los obreros: desempleo, empobrecimiento y muerte por coronavirus.

Trataré tres aspectos fundamentales de la crisis múltiple que atraviesa México provocada por la pandemia y que están lastimando a millones de trabajadores en este momento.

Sirve decir que la característica fundamental de toda crisis es que pone al descubierto los problemas sociales acumulados, reprimidas y ocultos durante muchos años. Todo lo que es atrasado, inhumano e irracional en la organización económica y social del capitalismo sale a la vista de forma completa y descarnada. Los trabajadores tienen que extraer enseñanzas de esta crisis y reconocer en ella cómo sus intereses son contrarios a los intereses de las clases poderosas de México. Revisemos los aspectos.

Aumento desmedido del desempleo en la clase obrera

En el año 2019, antes de la pandemia, teníamos ya empleos perdidos por la mala conducción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador quien empezó su gobierno despidiendo a más de 20 mil empleados federales. También en 2019 disminuyó el empleo para los trabajadores de la construcción por la falta de inversión privada, pues los empresarios de la construcción guardaron su dinero al ver la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. En este sector productivo de la construcción se sumaron 1 millón 800 mil empleos perdidos para los albañiles. Siguiendo esa ruta del 2019 sin la pandemia, se perdieron 752 mil empleos de jornaleros agrícolas por falta de apoyo federal a los programas del campo y por falta de inversiones de capitalistas agrarios que temían perder su dinero en este nuevo sexenio. Todas estas acciones de gobierno y las propias reacciones de los empresarios, lanzaron a la calle en suma a más de 2 millones de trabajadores que de un momento a otro se vieron sin salario.

Ya en pleno 2020 y con la pandemia encima, se perdieron otros 12 millones de puestos de trabajo en México por la paralización parcial de la economía mundial, por el confinamiento y la falta de apoyos gubernamentales a todo el sector productivo para mantener los empleos. Solo como ejemplo de este periodo, la falta de apoyos federales a la economía ante la pandemia causó el cierre definitivo de más de 1 millón de medianas y pequeñas empresas en las que trabajaban 3 millones de personas que fueron echados a la calle. La gigantesca crisis de desempleo que provocó esta pandemia en nuestro país recayó, como las otras crisis, sobre los hombros de la clase trabajadora, pues como vemos con los datos oficiales, millones de trabajadores quedaron sin salario y sin el sustento para sus familias.

En los hechos mencionados y que conocen los obreros directamente, observamos como el desempleo no es un problema individual de un patrón que despide a un obrero porque ya no lo quiere, los efectos de la crisis muestran claramente como el carácter antiobrero de este sistema económico capitalista se va sobre toda la clase obrera del país, actúa contra todos los trabajadores como clase social, porque al capitalista no le interesa proteger a los empleados en situaciones de emergencia como ésta, no le interesa si el obrero come o no come, al patrón lo que le importa es su ganancia, y esta hambre de ganancia individual de los patrones los mantiene en una constante competencia entre ellos, en una lucha a muerte entre ellos por eliminar a sus competidores, provocando una terrible desorganización en la producción, un anarquía en la producción como la llaman los científicos sociales que, en momentos de crisis como ahora, les impide actuar coordinadamente y salvarse en conjunto como clase burguesa, de modo que cuando un sector de la industria se detiene por cuidar su intereses particulares, en mayor o menor grado afecta a las otras ramas de la industria porque están encadenadas todas ellas y terminan por frenar total o parcialmente la producción, encontrando como medida inmediata y menos costosa descargar las perdidas en la clase obrera con el despido masivo de trabajadores.

Pero además de la anarquía de la producción derivada de la competencia entre capitalistas, interviene en los problemas del desempleo la fuerza del Gobierno, que actúa dependiendo de la clase social que represente en cada país. Aquí en México está más que probado que el Gobierno morenista representa los intereses de las clases media alta y al grupo empresarial amigo de la Cuarta Transformación que encabeza Ricardo Salinas Pliego dueño de Elektra y TV Azteca. Este gobierno no tiene a la clase obrera como su interés principal por lo que no hizo nada por salvar los empleos que se perdían, al contrario, él mismo despidió personal. Tampoco trató de invertir el dinero público en el rescate de las empresas, ya no para ayudar a los patrones, sino para evitar el desempleo que significa hambre y pobreza para la clase obrera, le importó nada a López Obrador la suerte de los trabajadores mexicanos a los que dice defender, dejo que la economía se cayera mostrando con ello su carácter de clase, muy lejana de la clase trabajadora mexicana y se mostró tan enemigo de ella, como los mismos patrones.

Los efectos de la pandemia pudieron ser menos graves para los obreros si el Gobierno de la Cuarta Transformación hubiera respaldado a los empresarios, para mantener empleos y evitar los despidos, y si al mismo tiempo hubiera respaldado a los obreros desempleados con un apoyo salarial, mientras se recuperaban sus puestos de trabajo perdidos. Muchos países radicalmente capitalistas protegieron a sus fuerzas laborales, a sus obreros, no por amor a la clase trabajadora, sino porque los capitalistas saben que la enfermedad y muerte en los obreros disminuye su ganancia, que es la razón de vivir de los ricos empresarios. Aquí en México ni por esa razón se hizo nada y hoy tenemos a millones de obreros sufriendo el desempleo.

Mayor empobrecimiento de la clase obrera durante la pandemia

Otro aspecto de la vida obrera donde se muestran los efectos dañinos del sistema capitalista sobre los obreros y que alcanza también niveles de crisis, es el acelerado empobrecimiento de la clase trabajadora durante el 2020. Esto ha  significado que la fuerza laboral de México se volviera más pobre a pesar de tener trabajo. Según un cálculo del Observatorio del Trabajo Digno (OTD), más de 76 millones de personas en México no tienen los suficientes recursos para comer bien, pese a que alguno de los integrantes de la familia tiene un empleo remunerado.

Se calcula en los datos del mismo Gobierno federal que hoy tenemos 15 millones 700 mil trabajadores que tienen trabajo estable pero que se empobrecieron durante esta pandemia y bajo la administración de este gobierno; y no les alcanzan ya sus ingresos para comprar la canasta básica, cosa que antes sí lo podían hacer. Los patrones aprovechando el desempleo en el que cayeron millones de obreros y pretextando la crisis económica, disminuyeron los salarios y las prestaciones laborales a ciencia y paciencia del Gobierno que, lejos de proteger a los trabajadores en este aspecto, simuló ayudarles con un incremento salarial que no compensa ni la disminución del salario real, ni la inflación que encarece los productos. Hoy tenemos millones de obreros más que son más pobres que antes del Gobierno de la Cuarta Trasformación y la pandemia.

Gran número trabajadores que enfermaron o murieron por coronavirus

Al 3 de enero del 2021 el registro oficial de contagiados alcanzaba la cifra de 1 millón 443 mil mexicanos que enfermaron de Covid-19, y el número de muertos a ese día era de 128 mil 851 mexicanos según cifras oficiales.

De acuerdo con el estudio publicado por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el panorama inicial de la mortalidad por Covid-19 en México dice que el 84 por ciento de los muertos por el nuevo coronavirus se concentra en los trabajadores y en ocho categorías de empleo entre los que destacan: las amas de casa y trabajadoras domésticas, jubilados y pensionados, empleados de sector público, conductores de vehículos y obreros de industria. El 45 por ciento de los muertos corresponde a obreros de maquiladoras.

Tomando como base los datos anteriores y haciendo los cálculos directos para saber cuántos muertos pertenecen a la clase obrera, tenemos lo siguiente: los mexicanos muertos, hasta 3 de enero de 2021, son 128 mil 851, de los cuales el 84 por ciento son trabajadores por lo que tendríamos que 108 mil 234 fallecidos pertenecieron a la clase trabajadora de México; obreras y obreros que murieron y dejaron a sus familia sin ingresos, muchos de ellos seguramente sin el respaldo medico suficiente, sin el respaldo patronal ni del gobierno de la Cuarta Transformación, una gran tragedia consentida por los poderosos del país.

La incapacidad de López Obrador para gobernar es evidente, está dejando morir solos a los trabajadores por su disfrazada política antineoliberal y por apoyar solo a cierto grupo de capitalistas como Ricardo Salinas Pliego. Su papel está muy por debajo de los gobiernos de otros países, quienes han defendido más el sostenimiento de las empresas, evitando al máximo el desempleo y quizás hasta las muertes de los obreros y lo han hecho no por su carácter humanista, sino porque la vida y la salud de los obreros les aseguran a ellos más ganancias, esa es la verdad, han cuidado a los trabajadores para seguir enriqueciéndose, pero de alguna manera, su clase trabajadora ha sufrido mucho menos.

Pero no solo es culpa del Presidente de México, sino en principio, del  carácter explotador del sistema económico capitalista que rige en México y que agudizó su carácter dañino con la pandemia y al que se suma el carácter servil de López Obrador y todos los políticos de la Cuarta Trasformación que cuidan y le sirven al capital.  En esencia es el sistema capitalista, con sus clases dominantes cuyos intereses son contrarios a los de la clase obrera, quien ha permitido que la pandemia se haga trágica sin importarle la protección del empleo, el empobrecimiento, la salud y la vida de los trabajadores.

Los obreros deben tener conciencia de ello para continuar organizándose y luchando por sus derechos, hasta lograr un modelo económico y un gobierno que en verdad los represente. Esa es la lección de la pandemia.

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