domingo, 11 de abril de 2021

LAS REFORMAS SALARIALES DE LA 4T

Humberto Castro

En los días que corren, pocos mexicanos dudan o desconocen que uno de los principales problemas de nuestro país es la pobreza. Gobiernos van y gobiernos vienen y el número de pobres sigue creciendo. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Desarrollo Social (CONEVAL) en su informe de 2018 estimaba en 61 millones el número de mexicanos que vivían con un ingreso inferior a la línea de pobreza. A principios de este año, este mismo organismo publicó que una de las consecuencias de la pandemia del covid-19 fue el empobrecimiento de otros 9.8 millones de mexicanos, por lo que “bajo el escenario planteado por la crisis del covid-19, ese número aumentaría a más de 70 millones de pobres.” (El País, 9 de febrero de 2021).

Por su parte, el líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), hoy presidente de la República, a pesar de los malos resultados de su gobierno para mejorar la suerte de la población, sigue insistiendo que el mayor problema del país es la corrupción y que combatiendo ésta mejorará la situación económica, política y social de los mexicanos.

Siempre hemos sostenido en este medio que el principal problema de México es la injusta distribución de la riqueza y su concentración en pocas manos y que, tal como hoy lo estamos viviendo, ese fenómeno es lo que genera cada vez mayor número de pobres. Por eso hemos insistido en que uno de los remedios verdaderos para combatir la pobreza es la aplicación de una nueva política salarial, en donde el trabajador gane lo suficiente para sostener a su familia en las condiciones que establece la fracción VI del artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM): “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos.” Para cumplir con este precepto los gobiernos mexicanos, todos, debieron haber aplicado medidas para que, por una jornada de trabajo de ocho horas, los asalariados ganaran lo suficiente para satisfacer las necesidades normales de su familia. Pero esto no ha sido así, han dejado tal derecho constitucional de los trabajadores en letra muerta. Es más, muchos mexicanos confiaron el voto a López Obrador con la esperanza de que su gobierno cambiaría la situación en favor de los que viven de un salario. No ha sido así ni lo será en este gobierno. A tal grado confió la gente en el proyecto de gobierno de Morena, que no sólo llevó a su candidato a la Presidencia, sino que ganó también la mayoría en la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados. Tienen pues todas las condiciones para cambiar las leyes en favor de los trabajadores pero no lo hacen.

 

La reflexión anterior es muy actual en este momento porque los senadores y diputados morenistas, que son mayoría en ambas cámaras, acaban de aprobar las modificaciones legales que, a su entender, requieren los trabajadores mexicanos en materia salarial.

La primera de ellas fue titulada por algunos diarios así: “Diputados aprueban que el salario mínimo no esté por debajo de la inflación” (La Jornada, 3 de marzo de 2021) y consistió en modificar el artículo 90 de la Ley Federal del Trabajo (LFT), al cual le agregaron un cuarto párrafo que dice: “La fijación anual de los salarios mínimos o la revisión de los mismos, nunca estará por debajo de la inflación observada durante el periodo de su vigencia transcurrido”.  Ya antes, en el mes de diciembre, los senadores habían aprobado esa misma reforma, por lo que después de aprobarla los diputados la turnaron al jefe del Ejecutivo para su publicación y aplicación. La segunda modificación apareció bajo el título: “Aprueba el senado igualdad salarial de hombres y mujeres” el 11 de marzo de 2021 (diario La Jornada) y seguramente, como la anterior, será aprobada los próximos días por la Cámara de Diputados.

Como era de esperarse, la mayoría de senadores y diputados, sobre todo los afines al gobierno morenista, se desvivieron en alabanzas para esas reformas y llegaron a plantearlas como algo insólito y nunca realizado por otras legislaturas.

Sin embargo, como la tarea de esta publicación es contribuir a despertar la conciencia política de los trabajadores, con una visión que represente los intereses de la clase obrera, tendremos que echarle un balde de agua fría a los embustes y al entusiasmo de los legisladores y decirles con claridad que su postura nos parece falsa y más bien electorera. Veamos lo relacionado a la reforma de la igualdad salarial entre hombres y mujeres, aprobada en el Senado:

Es falsa porque tanto la Constitución como la LFT ya contienen lineamientos básicos que contemplan esos derechos de los trabajadores, el problema de todos los gobiernos es y ha sido que jamás se han hecho cumplir. Se han establecido esos derechos en las leyes, pero para engañar a los obreros y a los trabajadores en general, para hacerles creer que en el sistema capitalista algún día tendrán un ingreso que les permita vivir como seres humanos. Para que no quede como una simple afirmación nuestro dicho, transcribimos lo que dice la fracción VII del artículo 123 de nuestra Carta magna y lo que dice el artículo 86 de la LFT:

Art. 123, Fracc. VII (CPEUM): “Para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta sexo ni nacionalidad”

Artículo 86 (LFT): “A trabajo igual, desempeñado en puesto, jornada y condiciones de eficiencia también iguales, debe corresponder salario igual.”

En esos preceptos, sin necesidad de reforma alguna, ya está considerada la igualdad de salarios entre hombres, mujeres y cualquier ser humano que realice un trabajo igual. ¿Qué hace falta?, que los gobiernos hagan cumplir la ley. Por  tanto, esta reforma es esencialmente demagógica, sólo para engañar otra vez a las trabajadoras haciéndoles creer que los legisladores ahora sí están trabajando y que ahora sí habrá igualdad salarial. Ahora bien, si tomamos en cuenta que ya se acercan las elecciones del 6 de junio y que a muchos diputados federales ya les gustó el cargo y los buenos salarios, los señores quieren ser reelectos y no dudan en hacerlo con trampas y engañifas hacia los votantes. Tenemos que echarles en cara a estos legisladores que no nos tragamos su maniobra y que desde que llegaron a la curul debieron haber presionado para que se cumpliera en los hechos el derecho de igualdad salarial y no simular una reforma a todas luces innecesaria ahora que ya están por salir.

Pero está peor la otra reforma en materia salarial, referente a que el salario mínimo no esté por debajo de la inflación. En este caso, debemos decirles a los legisladores que esa reforma de plano es una burla a los trabajadores, porque los asalariados mexicanos lo que necesitamos es un ingreso que nos alcance para para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”, como dice nuestra Carta Magna; si los salarios mínimos están por los suelos ¿qué ganamos con que se garantice únicamente recuperar el monto de la inflación? Con esa mugre reforma sólo nos condenaríamos a tener el mismo salario sin esperar un aumento real, es decir, siempre recuperaríamos únicamente lo que la moneda se hubiera devaluado.

 Una verdadera reforma salarial, que enfrente y de solución aunque sea parcial, a la desigualdad social, debiera contener como parámetro el monto de la canasta básica para una familia o tomar, cuando menos, la que tiene definida el CONEVAL, que la cuantifica en 6 mil pesos mensuales para alimentos y, a partir de esta definición establecer por ley, que para la satisfacción de las demás necesidades normales de la familia del trabajador, debiera percibir el equivalente a dos canastas básicas más, en total, el costo de tres canastas básicas. Ese debiera ser el salario mínimo general.

Al no plantearse así el problema y su solución, los diputados y senadores de Morena están traicionando a la clase trabajadora, porque en la campaña de 2018 prometieron hacer leyes para mejorar el ingreso de los asalariados, le pidieron al pueblo tener mayoría en las dos cámaras para legislar en su favor pero esa mayoría al pueblo no le ha servido de nada; los mexicanos hoy estamos más empobrecidos, con más desempleo, con peores sistemas de salud y educación, y, además, con una cámara de senadores y diputados que busca que sigamos ganando lo mismo por nuestro trabajo, que recuperemos sólo el monto de la inflación y que no se garantice para nosotros un aumento real. Es casi seguro que esas hayan sido las indicaciones que les dio el Presidente porque para él el mayor problema es la corrupción (la de otros), pero con ese tipo de reformas jamás se acabará la pobreza entre los trabajadores, los mexicanos necesitamos en el aparato legislativo verdaderos representantes populares, verdaderos representantes de los trabajadores, no peleles del Ejecutivo. Pensemos mejor nuestro voto el próximo 6 de junio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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