jueves, 13 de mayo de 2021

¿Es Morena el partido que necesitan los obreros mexicanos?

 

Ernesto Acolmixtli

A lo largo de la historia moderna de México, han surgido partidos políticos con todo tipo de intereses económicos e ideológicos, algunos que ya existían se han cambiado de nombre y de color porque ya estaban muy desprestigiados. Al mismo tiempo, muchos políticos brincan de un partido a otro para seguir en la lucha por el poder político del país pero con el único interés de beneficiarse de éste. Todos los partidos hablan de representar los intereses de los trabajadores y del pueblo de México, pero en realidad todos utilizan al pueblo trabajador, y su voto, para buscar un triunfo electoral inmediato y después olvidarse de los  millones de obreros y sus familias, dedicándose a enriquecer a la clase social que representan y a los principales personajes que los dirigen. Podemos asegurar que en México no existe un partido que en verdad represente los interese de los trabajadores. Veamos más de cerca el problema.

Un partido político es, por definición, una herramienta en manos de una clase social, fracción de clase o simple grupo con intereses económicos y políticos comunes, cuyo propósito central es la conquista del poder político. Por ejemplo, los empresarios dueños del capital son una clase social que tiene como interés principal la obtención de grandes ganancias de sus negocios; los campesinos con alguna propiedad de terreno, son una clase social y tienen como interés principal producir buenas cosechas y venderlas a buenos precios; los obreros, que no tenemos más que nuestras manos para trabajar, somos una clase social y nuestro interés principal es tener un mejor salario y mejores condiciones laborales. Al partido político pertenecen los mejores elementos de cada clase social y tienen como misión principal poner en práctica sus principios y sus programas de acción para alcanzar dichos intereses. En el programa político de un partido están escritos con todo detalle los intereses que persigue cada clase social y también están registrados los principios y los mecanismos económicos, políticos, sociales e ideológicos que seguirán sus partidarios para cumplir su programa.

¿Qué partidos tenemos en México y a qué clase social pertenecen?

Entre los más importantes está el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que llegó al poder como consecuencia de la Revolución mexicana que concluyó en 1917. Comenzó representando los intereses de la burguesía liberal nacionalista y, conforme esta clase social acumuló más riqueza, se fue trasformando en el partido de los grandes capitalistas del país y a partir de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, el PRI radicalizó su programa económico para construir un sistema capitalista más rapaz y muy relacionado con los poderosos empresarios de Estados Unidos y con su Partido Demócrata, donde sobresalen los ex presidentes Bill Clinton y Barack Obama, destacados representantes del capitalismo neoliberal en el mundo.

Los grandes intereses económicos de los capitalistas mexicanos pertenecientes al PRI llevaron a sus gobiernos a reformar las leyes mexicanas para permitir la privatización de nuestros recursos naturales y facilitar así la entrada de los grandes capitales al país, adueñándose paso a paso de nuestro petróleo, minerales, playas, pero sobre todo, reformaron la ley laboral para que los grandes empresarios gringos y mexicanos obtengan de la mano de obra mexicana, enormes fortunas. En un punto de su programa de acción, confiesan esto con toda claridad y dicen: “Asumimos entonces la responsabilidad de reorientar los esfuerzos económicos y logramos convertir a México en una potencia manufacturera de exportación con creciente valor agregado. La competitividad global de nuestro país se ha fortalecido con la alta calidad del desempeño de los trabajadores mexicanos”. Hablan de los obreros como un producto a la venta que ofrece grandes ganancias o creciente valor agregado que es lo mismo, porque sobrevive con bajos salarios y deplorables condiciones laborales. Pero además, si revisamos cada idea de su programa y recordamos cada una de sus acciones de gobierno, se puede concluir, sin lugar a dudas, que el PRI no es un partido de los trabajadores, por el contrario, es un partido de los ricos capitalistas que han logrado acumular sus fortunas explotando al obrero mexicano.

El Partido Acción Nacional (PAN) representa a otro grupo de la clase capitalista de México que nace en 1939 para oponerse al gobierno de Lázaro Cárdenas. Es un grupo que desciende de poderosos partidos conservadores del siglo antepasado y están íntimamente ligados a los altos representantes de la iglesia católica. Ellos son más enemigos del pueblo que el propio PRI. Esto se confirma en su programa político donde no hablan para nada de la pobreza y explotación que sufre el pueblo trabajador, no hablan de obreros y campesinos, sino solo de personas en general tratando de borrar las diferencias económicas de nuestra nación. Ocultan conscientemente la miseria de nuestro pueblo como han hecho siempre los grupos más reaccionarios. Este  grupo económico tienen fuertes intereses comunes con poderosos capitales de Estados Unidos y con capitales europeos principalmente españoles. Su relación con el conservador Partido Republicano estadounidense es conocida y sus representantes más notables que han sido presidentes de México fueron preparados en Estados Unidos; como Felipe Calderón y Vicente Fox quien fue gerente de la Coca-Cola propiedad de la familia Rockefeller una de las familias más acaudaladas del mundo y culpables de la miseria y sufrimiento humano que provoca el neoliberalismo a nivel planetario.

 El PAN también ha realizado reformas privatizadoras en la Constitución Mexicana para que los ricos del país y sus socios extranjeros se apoderen de nuestras riquezas naturales y también han reformado la Ley Federal del Trabajo para que el salario del obrero mexicano siga siendo muy bajo pero muy productivo. Su programa dice: “Acción Nacional sostiene que los salarios en su fijación, tanto de los mínimos como de los contractuales, debe tomarse en cuenta las posibilidades del país y las de las empresas”. Es decir, que no importa la miserable situación económica de los obreros, sino la situación de las empresas que son de los ricos, quienes siempre se quejan de que les va muy mal en sus empresas, cuando todos sabemos que les va muy bien en México, mejor que en otras partes de mundo, pero saben que con ese papel de víctimas y con los gobiernos que están de su lado, mantienen salarios de hambre. Otro ejemplo de su programa que muestra como defienden sus intereses de clase, lo hallamos cuando se refieren a los impuestos: “las bases gravables deben ser más amplias y tasas más bajas, que a su vez permita al gobierno que amplíe la base de contribuyentes y orientada de manera preferente a la recaudación vía impuestos al consumo”. Esto quiere decir que se deben cobrar impuestos a sectores más amplios del pueblo trabajador y que deben cobrarse impuestos al consumo, es decir, que aumenten los impuestos de todo lo que consume el pueblo: alimentos, gas, ropa, agua, pasajes, etc. Esta política agresiva va dirigida para que el trabajador cargue en sus espaldas con el financiamiento de la administración pública y a los ricos capitalistas no les reduzcan sus millonarias ganancias con impuestos. El PAN defiende los bajos salarios para los trabajadores y les carga más impuestos a los pobres, por tanto, al igual que el PRI, defiende intereses patronales contrarios al obrero, aunque sus políticos nos quieran engañar.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD). Este partido nació en 1989, dirigido por un grupo de líderes del PRI que, desplazados por la corriente tecnócrata, no fueron tomados en cuenta para gobernar; fueron encabezados por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y muchos otros viejos políticos priistas que varias veces han cambiado de partido. A este grupo se sumaron los partidos de “izquierda” que existían en ese momento: el Partido Comunista de México, el Partido Mexicano de los Trabajadores y el Partido Socialista Unificado de México. El PRD representa a otra clase social diferente a los grandes capitalistas, ellos son de la clase media alta, son los medianos y pequeños empresarios, los técnicos de altos sueldos. Son una clase social instruida que siente capacidad para gobernar y de cambiar las malas condiciones del pueblo de México, ellos pretenden acabar con los graves problemas del país solo con su discurso y a través de reformas legales, pero no se atreven y quizás no saben cómo hacer cambios profundos y posibles para reducir la pobreza eficazmente, su programa político es muy limitado para los grandes problemas del país. Hablan del pueblo trabajador, reconocen sus problemas, pero proponen como remedio medidas superficiales que no cambian la esencia del sistema explotador, que no afectan los mecanismos de concentración de riqueza que producen la miseria de millones de mexicanos.

Este partido se pronuncia en favor de los trabajadores, pero nunca ha participado en la lucha práctica, directa y viva de los obreros. Pero además, el PRD tiene un problema aún mayor que su limitado programa: su falta de unidad ideológica y de acción, que los lleva a permanentes pleitos internos por el poder, por la dirección del partido y por los puestos públicos que conquistan, lo que demuestra que anteponen sus interese personales a las grandes causas liberadoras de los trabajadores, como lo haría un verdadero luchador social. La vergonzosa y egoísta conducta de los militantes perredistas, su pobre programa de acción y lo débil de su unidad organizativa, no representa una opción para las causas populares. El PRD no tiene la solidez y la claridad partidaria que necesitan los obreros.

Y por último, el Partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA) que hoy está en el poder y que tantas esperanzas ha despertado en el pueblo trabajador. Este partido nace en 2014 y está compuesto por las mismas clases sociales que el PRD, es decir, clase media alta, y pequeña y mediana burguesía; se formó con los políticos viejos que pertenecían al PRI y al PRD. El propio Andrés Manuel López Obrador (AMLO), fue destacado militante del PRI y luego presidente nacional del PRD.

Los expriistas y experredistas de MORENA cambiaron su programa de acción partidaria y su discurso en un aspecto fundamental: sigue reconociendo que el pueblo de México vive en la pobreza y tiene muchas carencias, pero ya no dice que la causa fundamental de esa pobreza es la injusta distribución de la riqueza que se apropian los capitalista, ahora dice que la pobreza y los problemas de México son provocados por la corrupción y que, por tanto, acabando con la corrupción el pueblo trabajador vivirá como en los países más desarrollados del mundo. De esta manera MORENA Puso “patas arriba” a la realidad mexicana, colocando a la corrupción  como causa de la pobreza y la desigualdad social que vive el pueblo de México, cuando es evidente que la corrupción no es la causa sino consecuencia también del modelo económico capitalista. Dicen en su programa: “Luchamos contra toda forma de corrupción, de la utilización del poder público para el enriquecimiento personal y de grupo, contra el tráfico de influencias y el manejo de recursos públicos para beneficio de unos cuantos. MORENA lucha por cambiar el régimen de corrupción, antidemocracia, injusticia e ilegalidad que ha llevado a México a la decadencia actual que se expresa en crisis económica”. Eso no puede ser cierto. La crisis económica no puede ser expresión de la corrupción sino al revés.

Las relaciones económicas de producción son la base de todos los fenómenos sociales, políticos y morales de nuestro país, incluyendo la corrupción, por tanto, son las relaciones económicas de producción quienes, en última instancia, determinan y condicionan la vida política y moral de una sociedad. En México las relaciones económicas de producción son relaciones que se basan en la explotación del trabajo asalariado por el capital, lo que significa que los dueños del capital, los patrones, exprimen el trabajo del obrero que recibe a cambio un bajo salario, permitiéndole al empresario adueñarse de gran parte del valor que produjo el trabajador durante su jornada de trabajo. Esa gran parte del valor que día con día se apropia el patrón es la ganancia con la cual se forman las gigantescas fortunas de los millonarios, y, al mismo tiempo, esos bajos salarios  tiene a millones de obreros y a sus familias en la miseria. Por tanto, el combate a la corrupción deja intacto este mecanismo de explotación de los patrones sobre los obreros.

La corrupción es un mecanismo ilegal de apropiación y acumulación veloz de riqueza pública en manos de políticos y funcionarios deshonestos, por ello, el combate a la corrupción es una medida acertada que los gobiernos deben practicar decidida y permanentemente. Pero afirmar que esta política de combate a la corrupción es la solución a la pobreza y la desigualdad social, resulta un verdadero error. La causa de la pobreza no está en la corrupción sino en el modelo económico de explotación que la engendra. Por tanto, podemos concluir firmemente que si no hubiera corrupción en el gobierno y en las empresas privadas, de todos modos seguiría habiendo explotación del patrón sobre el obrero y, consecuentemente, el pueblo trabajador seguiría viviendo en la miseria. Lo que afirma MORENA como principio de su programa de partido es falso y, por tanto, su programa político no tiene bases científicas. ¿A dónde van a llevar a los obreros?

El presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA critican duramente a los políticos neoliberales tecnócratas, pero no al modelo económico de explotación, eso explica por qué solo piensan en “corregir” y “perfeccionar” el capitalismo eliminando sus defectos (léase corrupción) mediante una serie de reformas y de consejos morales. López Obrador pretende entonces colocarse por encima de los capitalistas y de los obreros, pero no es más que un pequeño burgués que oscila constantemente entre el capital y el trabajo. Tan pronto apoya los proyectos económicos de los multimillonarios como Carlos Slim, el hombre más rico de México, y Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca, como, por otro lado, anda de bienhechor evangelista repartiendo tarjetitas con dinero del erario con fines electorales pero sin combatir en serio la pobreza en que viven más de 100 millones de mexicanos.

Sus acciones de gobierno, con relación a los trabajadores, son reprobables: despidió a más de 150 mil empleados y siguen despidiendo: aumentó la edad de jubilación de 60 a 65 años; cerró las guarderías para las madres trabajadoras; creó el programa de becas “Jóvenes construyendo el futuro” que pagan 3 mil 600 pesos a los jóvenes desempleados, pero con ello provocó un mayor desempleo porque las empresas ya no contratan trabajadores de sus ramas porque se ahorran el salario que el gobierno paga a los becarios. AMLO y MORENA no están con los trabajadores, y como en su momento el PRD, se empiezan a dividir hondamente por la ambición de los cargos, sueldos y negocios que ahora controlan.

En conclusión, en México no existe un partido que represente los intereses de la clase obrera del país, los principales partidos que existen PRI y PAN son partidos del capital, mientras que el PRD y MORENA son partidos de las clases medias vacilantes. No obstante, las condiciones están madurando para que nazca un partido de los obreros, que surja del seno de las clases trabajadoras y de sus luchas, con sus mejores hombres y mujeres, para conquistar el poder político, combatir la explotación del modelo capitalista y distribuir la riqueza social de una manera más justa y equitativa. Nos toca a los obreros trabajar en su construcción. 

0 comentarios:

Publicar un comentario