domingo, 18 de julio de 2021

Los albañiles en grave desempleo y los soldados empuñan la pala

 

Ernesto Acolmixtli

Un gremio olvidado que ha sufrido siempre sobreexplotación por los capitales nacionales y extranjeros son los albañiles. Sabemos de poderosas empresas de la construcción que han amasado inmensas fortunas gracias a la fuerza de trabajo de estos obreros; y para poner un solo ejemplo tenemos al Consorcio de Ingenieros Constructores y Consultores, S.A. de C.V. (CICSA) de Carlos Slim, que es una empresa con un capital que vale miles de millones de dólares y es ampliamente rentable.

Para darnos una idea de la importancia de esta actividad económica y de la importancia que tienen los albañiles en México, podemos decir que esta rama industrial contrató en 2018, antes del gobierno de López Obrador, 6.1 millones de trabajadores directos y casi 3 millones de empleos indirectos, según el Centro de Estudios Económicos del Sector de la Construcción (CEESCO), aportando, como ramo industrial, el 8.1 por ciento del Producto Interno Bruto Nacional.

La enorme rentabilidad de este sector económico se explica por los bajos salarios y las pésimas condiciones laborales que los patrones imponen a los albañiles. De los poco más de 6 millones de trabajadores de la construcción que hay en el país, 3.8 millones, en 2021, ganan entre uno y dos salarios mínimos al día, es decir, entre 140 y 280 pesos diarios. De ese mismo número de trabajadores, 4.5 millones no tienen Seguro Social, corriendo a su suerte su atención médica y sin generar derecho de pensión laboral para su vejez. Además, millones de ellos nunca reciben utilidades, ni aguinaldo y no conocen las vacaciones porque si no trabajan, no comen.

Así los dejaron los gobiernos del PRI  y del PAN, pero ¿cómo los ha tratado López Obrador y la Cuarta Transformación? Mal, muy mal, los ha golpeado más que los gobiernos anteriores.                                                                                

Para empezar, el  fanatismo ideológico de AMLO asestó a los albañiles el primer golpe a pocos días de iniciado su gobierno, al cancelar proyectos de construcción importantes, entre ellos el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México o la ampliación del Puerto de Veracruz que comenzaron  los empresarios con Peña Nieto. De esas obras dependían decenas de miles de obreros de la construcción por varios años, sin embargo, a López Obrador no le importó despedirlos, simplemente cerró esas fuentes de empleo y los lanzó a la calle. Después, les dio otro golpazo durante todo el 2019 cuando redujo drásticamente la inversión federal en obra pública en un 27 por ciento para construcción e infraestructura, cancelando el trabajo de cerca de dos millones de albañiles que vivían de la obra federal.

De los 6.1 millones de albañiles que trabajaron hasta finales del 2018, ya en el gobierno de López Obrador, solo encontraron trabajo 4.3 millones, perdiendo el gobierno de AMLO 1 millón 800 mil empleos antes de la pandemia, según el INEGI; y también bajó el número de albañiles inscritos en el IMSS, pues 300 mil ya no contrataron Seguro Social en 2019.

Durante todo el 2020 el gobierno morenista invirtió fundamentalmente en tres obras para crear, cuando mucho, 100 mil empleos de construcción como lo anunciara el propio Presidente: 80 mil del Tren Maya, 5 mil en Dos Bocas y 15 mil en el aeropuerto de Santa Lucia, nada, en comparación con los casi dos millones de empleo que destruyó.

Según el dirigente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), Francisco Solares Alemán, la desconfianza en el Gobierno ha frenado la inversión privada en el sector de la construcción en México, por lo que la Cámara urgió a dar certidumbre a la inversión haciendo prevalecer el Estado de Derecho para que fluyan obras y haya una reactivación de la economía. Esta actitud irresponsable del Gobierno y la reducción del gasto público en el ramo provocó otro 10 por ciento de disminución en la actividad de la construcción y  profundizó la crisis en el ramo causando una pérdida de 400 mil empleos más en lo que va del año y que se suman a los 2 millones ya perdidos. Se dice fácil, pero representa que una gran masa de mexicanos no tenga resuelto el sostenimiento de su familia y significa hambre y más pobreza que no ve, ni siente, Andrés Manuel  López Obrador.

Para coronar la irracionalidad morenista en la política laboral  de la rama de la construcción se les quitaron a los albañiles más puestos de trabajo, al obligar a los soldados del Ejército mexicano y de las fuerzas armadas a dejar su fusil para empuñar la honrosa cuchara de trabajo del albañil en los proyectos de gobierno, que, según especialistas, serán un fracaso en sus resultados, pero que el capricho del Presidente los va a “consolidar”. Más de 10 mil soldados han dejado las armas y su tarea principal de custodiar la seguridad de la patria, asignados por López Obrador y los Generales que se pliegan a sus caprichos, para dedicarse a la construcción de los Bancos del Bienestar, los cuarteles de la Guardia Nacional, el Aeropuerto de Santa Lucía, la Refinería Dos Bocas, parte del Tren Maya, obras federales que el Ejército está desarrollando y que desplazan a otros tantos miles de albañiles, aumentando el gran desempleo que ya sufren nuestros laboriosos y sacrificados trabajadores. Un golpe tras otro en la arbitraria política morenista.

No sobra decir que los albañiles han construido la patria con sus manos a lo largo de nuestra historia: edificios, puertos, aeropuertos, puentes, presas, acueductos, millones de hogares, toda la estructura física del país ha sido levantada con el sudor de estos trabajadores y siguen en la miseria, millones de ellos no tienen casa propia, siendo los edificadores de México por Derecho Propio. Nadie les ha dado su lugar en la actividad productiva del país mejorando sus condiciones de vida y López Obrador los está lastimando más que nunca. Esa es la verdad.

0 comentarios:

Publicar un comentario