martes, 10 de agosto de 2021

Sidral por Tecate

 

Rufino Córdova Torres

—Ahora sí, nos han dado Sidral por Tecate -dijo Félix sonriendo burlonamente y goteando un mar salado-.

—Pablo, pescándolas al vuelo, contestó: ¿dónde estabas cuando se votó?, ¿te hubieras opuesto?

Afanosamente con la pala ambos buscaban terminar de mezclar arena, grava, cemento y agua para enseguida llenar los botes, subir y echar el colado. Por su parte, el maestro observaba detenidamente que lo hicieran bien, pero se divertía escuchando la contienda verbal.

—No seas guey, insistió Félix, estaba empiernado con tu hermana. Y tú estuviste molestingando que disque la esperanza, el cambio, el voto útil y los trabajadores en el paraíso.

Al masticar esas palabras Félix ya tenía una mueca amarga y hasta rencorosa pues le vino a la mente el trabajo como obrero especializado que perdido a mediados de 2020. Ahora sólo tenía chambitas para ir pasando la necesidad como esa de macuarro. Y ya puesto a recordar, repasó lo sucedido hacia algunas horas.

El macuarro Félix había llegado temprano deseando hablar con el maestro de obra para que le diera algo más, lo que fuera y donde se ubicara el trabajo, pues tenía necesidad de hacer algunos pagos. Pero accidentalmente escuchó que el dueño tenía una mejor casa para su familia mientras que estaba haciendo esta otra para rentar.

La sorpresa fue mayor cuando en silencio escuchó cómo el dueño, respondiendo a la pregunta del maestro albañil, jactancioso contó que todo se pagaba con el dinero no gastado antes de las becas otorgadas por la 4T y algo más de las ganancias en sus propios negocios.

Siempre trabajador atento, Félix rápido hizo números y concluyó con claridad que quien lo contrataba no necesitó nunca de los apoyos asignados por MORENA provenientes de los impuestos dados por todos los mexicanos, ¿cómo había sido posible esto?

—¡Félix échale, con ganas! -dijo Pablo a voces increpando a quien parecía que estaba ausente-, dejando al otro la parte pesada de la revoltura. Sin embargo, la mirada de Félix hizo callar a Pablo.

Félix había esperado varios meses a que le dieran alguna despensa o algo para sortear el asunto mientras buscaba y deseaba regresar a trabajar. Incluso, se había propuesto organizarse con quienes tenían la misma suerte y respetuosamente solicitar y gestionar un mínimo socorro, sólo para sus hijos.

Jesús, siendo encargado de la manzana y representante de MORENA, al enterarse de la intención de Félix de organizarse con sus vecinos desempleados le recomendó que no lo hiciera porque así apoyaba a los “conservadores”. Además, Jesús otorgó solemne palabra de que pronto le llegaría un apoyo. Después de aguantar muchísimas semanas era evidente que ahora nada le otorgarían pues ya ni las llamadas le respondía aquél.

—¿Por qué es tan malo organizarse para solicitar algo al Gobierno? se repetía Félix para sí y para la Susa, su mujer, a la cual imaginaba para que le ayudara en ese momento a dar una respuesta.

—No hay apoyo ni protección ante el Covid-19, ni facilidades fiscales o de otro tipo a las empresas para que recontraten personal. Y uno casi solo tiene que empeñarse en salir adelante con el encarecimiento de las tortillas, las verduras, el huevo y todo -pensó Félix saltando en su mente a otro tema mientras seguía esforzándose con la pala y echando miradas de rencor a su cuñado-. Mientras todos los días nos dicen que toda mejora, que vamos bien, aumenta poquito el contagio pero somos felices y estamos por llegar al nivel de Finlandia.

—Pablo perspicaz, dijo: yo te animé a votar por MORENA, pero tú decidiste, tú fuiste, yo solo te hablé. Y conste que lo mismo fue con mi hermana cuando tú ni te animabas a saludarla menos a arrimarte.

—Yo también como tú desconfié -afirmo Pablo ya avergonzado- de quienes nos advirtieron que AMLO y su partido no sabían o de plano eran incapaces de resolver realmente los problemas que desde hacía muchos años veníamos arrastrando los trabajadores. Y los dos no lo creímos.

—También con desilusión fue que Pablo entendió y confirmo a su cuñado- nos han dado refresco de manzana por cerveza fría. Estaba avergonzado con quien realmente amaba a su hermana y se portaba con él como hombre cabal.

—Qué va, dijo Félix, manzanita por cerveza es poco, al menos, eso sería dulce. Y ya entendiendo la situación avanzó. En realidad nos han dado orines por cerveza y lo hemos agradecido hasta ahora. Y entonces volvió a callar mientras continuaba con la faena.

—Pablo sabía de la sonrisa burlona que ya colgaba en los labios del tío de sus hijos. Por el mal consejo y el error al votar no daría ninguna retribución a su cuñado y, a la vez, hermano de clase, pero asumiría la decisión y entonces con hombría le contesto a Félix: ¡nos han dado orines por cerveza fría ¡

Después no se dijo nada. Había que actuar, reclamar, organizarse.

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