lunes, 30 de agosto de 2021

Sobre la huelga de investigadores en los institutos nacionales de salud

 

Ricardo Torres

El Sindicato Independiente de los Trabajadores en Investigación de Ciencias de la Salud (SITIC Salud), que agrupa a investigadores en ciencias médicas de los   Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (INSHAE) de la Secretaría de Salud, ejerció su derecho a huelga por firma de Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) el pasado 11 de agosto del año en curso; por el momento las banderas rojinegras fueron colocadas en los institutos nacionales de Enfermedades Respiratorias, Perinatología, Rehabilitación, Psiquiatría y Neurología, así como en el Hospital Infantil de México “Federico Gómez”; y, para no obstaculizar la atención médica que reciben los pacientes en dichos centros, la huelga fue ejecutada solo en sus áreas de trabajo.

          Los huelguistas demandan la firma de un CCT que regule las relaciones laborales de 1,400 investigadores en ciencias médicas que trabajan en los 16 INSHAE del país, ya que la mayoría de ellos carecen de las Condiciones Generales de Trabajo que tienen los empleados de las áreas médica, paramédica, técnica, administrativa y manual adheridos al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA). Con subterfugios de las autoridades, los investigadores han sido clasificados como trabajadores de confianza para restringir sus estímulos y derechos laborales; son sometidos con frecuencia a evaluaciones productivistas con carácter punitivo, al hostigamiento laboral, a limitaciones en sus condiciones materiales y de financiamiento para sus investigaciones, a una arbitraria discrecionalidad en la asignación de mandos jerárquicos que no en pocas ocasiones provoca despidos injustificados disfrazados de renuncias voluntarias que consecuentemente entorpecen proyectos de investigación de largo alcance, etc. En suma, lo que con justicia demandan los investigadores es respeto a sus derechos laborales y estabilidad en el trabajo.   

          Desde su fundación, en mayo de 2019, el SITIC Salud exhortó a la Secretaría de Salud y a los INSHAE a revisar y dar solución a sus demandas laborales, sin embargo, las autoridades se han mostrado renuentes a resolver sus peticiones argumentando, entre otras cosas, que dentro de los institutos ya están reguladas las Condiciones Generales de Trabajo a través del SNTSA. Ante esta cerrazón los investigadores no tuvieron más alternativa que emplazar a huelga por firma de CCT a los INSHAE ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) en febrero de 2020; a pesar de que en reiteradas ocasiones la Junta previno al SITIC Salud de enderezar su emplazamiento, en tiempo y forma, éste desahogó todos y cada uno de los requerimientos exigidos por la JFCA; no obstante, excediéndose en sus facultades, la Junta ordenó archivar el expediente como asunto total y definitivamente concluido. El SITIC Salud promovió entonces un amparo ante el Poder Judicial cuya sentencia, a finales de 2020, ordenó a la JFCA dar trámite al emplazamiento a huelga. En abril y mayo de este año se realizaron las audiencias conciliatorias pero ante la ausencia de algún acuerdo y en virtud de que el 10 de agosto la JFCA se opuso al estallamiento de la huelga, al siguiente día, como lo establecía su emplazamiento, los investigadores se vieron obligados a estallarla, además de promover un nuevo amparo esperando que el Tribunal federal emita una sentencia que resuelva de fondo el conflicto laboral que enfrentan.

          En medio de una pandemia que azota al mundo entero y que en nuestro país ha provocado más de 3 millones 300 mil contagiados y más de 250 mil muertes por covid-19, según cifras oficiales que sabemos siempre son las más conservadoras, resulta un despropósito que se menosprecie el trabajo y la labor de cientos de investigadores en ciencias médicas de los INSHAE; por el contrario, el Estado mexicano debe asignar recursos económicos así como condiciones materiales y laborales en favor de la investigación científica en el país; por ejemplo, en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, hoy en el ojo del huracán, se debe brindar todo el apoyo a los investigadores dedicados al estudio de Enfermedades Infecciosas, de Hiperreactividad Bronquial, Fibrosis Pulmonar, Genómica Estructural y Funcional de Fisiología y Patología Respiratoria,  Inmunobiología y Genética, Biología Molecular, Inmunofarmocología, etc. Y la misma atención deben recibir los investigadores que laboran en los 16 INSHAE del país.

          Pero a AMLO y al gobierno morenista la ciencia, la tecnología y la salud del pueblo le importan un bledo. Lo que hoy ocurre con los investigadores en ciencias médicas de los INSHAE es solo consecuencia inevitable de la obstinada y obtusa política de “austeridad republicana” impuesta por el Ejecutivo: basta recordar que desapareció el Seguro Popular para sustituirlo por el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) que hoy brilla por su ausencia; estranguló financieramente al IMSS y cerró más de 300 Unidades Médicas Urbanas (UMU); redujo el presupuesto de la Dirección de Epidemiología de la Secretaría de Salud; generó un criminal desabasto de medicamentos en padecimientos como cáncer, hipertensión, VIH y diabetes; redujo el presupuesto al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) afectando severamente a importantes organismos como el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (CINVESTAV) y el Sistema Nacional de Investigadores (SIN); con la desaparición de los 109 fideicomisos públicos fueron eliminados 65 fondos para el CONACyT y 26 para centros de investigación, lo que representó un recorte presupuestal a ciencia, tecnología e innovación por más de 25 mil 740 millones de pesos.

De acuerdo con el “Informe de la UNESCO sobre la ciencia 2021”, el gasto de investigación en México, con relación al Producto Interno Bruto (PIB), se redujo en los últimos cuatro años de 0.44 a 0.31 por ciento, ocupando los últimos lugares en el mundo en términos de inversión pública destinada a la ciencia. Y todo ello contraviniendo al mandato expreso de nuestra Carta Magna y de la Ley de Ciencia y Tecnología.

En el marco de este panorama desolador en que se encuentra la ciencia, la tecnología y la salud en nuestro país, la lucha de los investigadores del SITIC Salud cobra enorme relevancia, entre muchas otras razones, porque exhibe claramente el carácter neoliberal y reaccionario del gobierno morenista. Los investigadores científicos son pieza clave y fundamental para el fortalecimiento y consolidación de la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación que hoy más que nunca requiere nuestro país, pero los directivos de la JFCA, de los INSHAE y de la Secretaría de Salud no atienden ni resuelven sus justas demandas porque obedecen con devoción y lealtad ciega las políticas de austeridad dictadas por el presidente, mismas que solo buscan transferir los recursos obtenidos de los recortes presupuestales hacia programas asistenciales con fines políticos y electoreros.  

Como vemos, el SITIC Salud enfrenta gigantescos obstáculos para obtener la firma de su CCT porque el patrón es ni más ni menos que el Estado mexicano. Corresponderá a los investigadores y solo a ellos establecer sus estrategias y planes de lucha para librar con éxito esta desigual contienda. Sin embargo, en mi opinión, en éstos no debe faltar la permanente fortaleza y unidad interna de todos los investigadores de los INSHAE y, por otro lado, las más diversas formas para sumar fuerzas del exterior, sean del propio sector salud, la comunidad científica o distintos sindicatos y organizaciones sociales. Vaya pues nuestra solidaridad con los trabajadores del SITIC Salud en su justa lucha por la obtención de su CCT.

 

 

 

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