Por: Ricardo
Torres
El pasado miércoles 22 de septiembre se realizó el recuento
de trabajadores para definir si la titularidad del Contrato Colectivo de
Trabajo (CCT) en la empresa automotriz Nissan Mexicana Aguascalientes seguiría
bajo la administración del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria
Automotriz, adherido a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), o
pasaría a manos del Sindicato de Trabajadores, Choferes en Transporte de
Productos Manufacturados, Semimanufacturados, Similares y Conexos de la
República Mexicana, afiliado a la Confederación Autónoma de Trabajadores y
Empleados de México (CATEM); el resultado fue de 2,024 votos a favor de la
CATEM contra 1,318 votos a favor de la CTM.
Para entender la dimensión e importancia económica de la
empresa basta decir que Nissan es una marca de automóviles que actualmente
pertenece al grupo Renault-Nissan-Mitsubishi, uno de los fabricantes de
vehículos más importantes en el mundo; comercializa más de 60 modelos en distintos
segmentos bajo las marcas Nissan, Infiniti y Datsun; con operaciones en todo el planeta, ventas
anuales superiores a los 6 millones de unidades y con ingresos que superan los
9 mil millones de dólares, generados por una plantilla de más de 147 mil 500
trabajadores.
Nissan Mexicana inició operaciones comerciales en nuestro
país en 1961 y para 1966 establece su primera planta de manufactura en
Cuernavaca, Morelos; posteriormente, en 1982, se funda la primera planta en
Aguascalientes (A1) y la segunda planta (A2) en 2013. Actualmente Nissan Mexicana
cuenta con instalaciones corporativas de mercadotecnia, ventas, manufactura,
distribución y diseño en las ciudades de Aguascalientes, Distrito Federal, Cuernavaca,
Manzanillo y Toluca, desde donde se manejan las operaciones comerciales para vender sus
vehículos a decenas países. Tan solo en el primer semestre de 2021, y a
pesar de los estragos generados por la pandemia en la industria automotríz,
produjo más de 165 mil 700 unidades con una plantilla de más de 15 mil
trabajadores.
Ahora bien, la pugna entre la CTM y la
CATEM en Nissan Aguascalientes comenzó a manifestarse abiertamente desde
noviembre de 2018, tras una serie de despidos injustificados que provocaron la
inconformidad y movilización de los trabajadores encabezados por la CATEM; en
marzo de 2019, ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), la
CATEM promovió una demanda por la titularidad del CCT y llamó a los
trabajadores a votar en su favor: “es
un momento histórico para Aguascalientes, no tengan miedo de elegir a la CATEM,
pues nuestra Constitución, en el artículo 123, y las reformas laborales
impulsadas por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador otorgan el
derecho de afiliarse al sindicato, federación y confederación que decidan”. Finalmente,
después de algunas vicisitudes legales que empantanaron el proceso, la JFCA
acordó que el día 22 de septiembre de 2021 debía realizarse el recuento de
trabajadores para definir a qué sindicato le otorgarían su representación; el
resultado fue inobjetable, la CATEM le arrebató a la CTM la titularidad del CCT
que por años mantuvo en Nissan Aguascalientes.
Después de darse a conocer oficialmente los resultados del
recuento, el dirigente nacional de la CATEM, Pedro Miguel Haces Barba, declaró:
“Se acabaron los temores, se acabó el
charrismo, hoy llega la democracia, en este acto se acaba de confirmar. Hoy es
un parteaguas democrático, cumpliendo lo que está suscrito en la reforma
laboral y lo que está suscrito en el T-MEC”.
¿Quién es Pedro Miguel Haces Barba? Un
empresario, político y líder sindical que desde 1981 estuvo integrado al PRI; sobrino
de Leonardo Rodríguez Alcaine, quien fuera líder nacional de la CTM; formó en
1994 el Sindicato
Nacional de Trabajadores de Seguridad Privada, Vigilancia, Traslados de Valores,
Manufacturas de Equipos de Seguridad, Limpieza y Mantenimiento, Similares y
Conexos de la República Mexicana, de filiación cetemista; ante su fallido intento de encabezar la CTM abandonó sus
filas y, en 2009, formó la CATEM; fue presidente de la Comisión de
Financiamiento del Comité Directivo del PRI en la Ciudad de México en 2013; y con
la llegada de AMLO al poder fue
nombrado senador suplente de Morena en 2018.
En febrero de 2020, durante el Décimo
Congreso Nacional de la CATEM, que contó con la asistencia especial del
presidente de la República y de los presidentes de la Confederación
de Cámaras Industriales (Concamin) y la Confederación de Cámaras Nacionales de
Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), al más viejo estilo priista, el ahora
senador morenista Pedro Haces expresó: “Señor presidente, no tenga usted la
menor duda de que las y los trabajadores de CATEM son sus aliados permanentes,
para transformar la vida laboral de México, el presidente López Obrador no está
solo, estamos con él”, adulando su reforma laboral como la “reforma del siglo”.
En correspondencia, AMLO dijo: “Me da mucho gusto participar en este congreso
de CATEM para reafirmar nuestros principios, para dejar de manifiesto que el
gobierno que encabezo, que represento, siempre va a apoyar, a respaldar el
sindicalismo de México, no podría ser de otra forma”.
Los trabajadores no debemos olvidar que así como el
Gobierno norteamericano ordenó a México modificar su política migratoria y
cerrar de inmediato la frontera sur de nuestro territorio para detener la emigración
de centroamericanos y caribeños que diariamente se dirigen a su país, so pena
de ser sancionada nuestra nación con un incremento arancelario de hasta el 25
por ciento en nuestras exportaciones comerciales; de igual manera el Gobierno
norteamericano ordenó a México modificar la Ley Federal del Trabajo (LFT) en
favor de los intereses del capital estadounidense, so pena de impedir la
ratificación el T-MEC. AMLO dobló las manos, modificó la LFT y firmó el T-MEC
en los términos que impuso el amo. Por tanto, la reforma laboral de 2019 fue
solo la obediente ejecución de una orden impuesta por el imperialismo para
beneficiar al capital y no a los trabajadores. Que la CATEM evoque con fervor al
T-MEC y a la “reforma del siglo” como sustento de su triunfo sindical al frente
de los trabajadores de Nissan Aguascalientes nos permite predecir que no habrá muchos
cambios sustanciales en la relación obrero-patronales de la empresa japonesa.
El origen del sindicalismo en nuestro país se caracterizó por
estar subordinado al Estado, ya que desde su temprana edad fue cooptado y
controlado por el Gobierno cuando, en 1915, Venustiano Carranza pactó su
alianza con la Casa del Obrero Mundial. En este sentido el charrismo sindical
que la CTM ejerció por décadas en la vida laboral de nuestro país se distinguió
por su defensa en favor de los patrones y su adhesión incondicional con el
gobierno en turno. En el pasado, el poder Ejecutivo, a través del PRI, hizo de
la CTM un instrumento de control de los trabajadores en favor de las empresas
para salvaguardar la paz laboral que el capital necesitaba y, al mismo tiempo,
garantizó un voto corporativo en favor del régimen. Hoy, con la llegada de AMLO
al poder, para salvaguardar la paz laboral que el capital necesita y garantizar
el voto corporativo en favor de Morena, se necesitan nuevos actores. Solo están
cambiando los protagonistas pero el viejo sistema en beneficio del capital se
mantiene intacto. Sale la CTM de Nissan Aguascalientes y llega la CATEM,
encabezada por el senador morenista, quien obsequioso le ha ofrecido al
presidente que “los trabajadores de CATEM son sus aliados permanentes”.
Entreguismo corporativo y contubernio abierto de la CATEM hacia el Gobierno
federal. Para los trabajadores no hay ningún “parteaguas”, es solo una lucha
intersindical, un mero cambio de colores: salió el viejo charrismo tricolor
para ser sustituido por un renovado charrismo guinda de extracción cetemista y
priista. El amo en Nissan Aguascalientes sigue siendo el mismo, cambiaron solo de
capataz.
Los obreros de Nissan Aguascalientes se toparán con la
cruda realidad cuando existan nuevos recortes de personal, cuando se contenga
el incremento salarial, cuando el pago de utilidades no correspondan con las
millonarias ganancia de la empresa, cuando no se respeten sus derechos
laborales ni su CCT; para entonces el festín que hoy celebra la CATEM agradeciendo
al T-MEC, a la “reforma del siglo” y al gobierno de AMLO, no servirán para gran
cosa; será el momento de exigir a su nueva representación congruencia y
consecuencia. Ahora cumplen o en un futuro también tendrán que ser sustituidos. Unidos y organizados podrán
conseguirlo, de lo contrario seguirán siendo víctimas de la explotación del
capital y de los engaños del Gobierno y sus sindicatos incondicionales.
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