lunes, 11 de octubre de 2021

Investigadores del CONACyT en defensa de sus derechos laborales

 Ricardo Torres

Comencemos por recordar que el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) es el organismo creado por el Gobierno federal, en 1970, para promover la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación nacional; siendo una parte esencial de su misión la formación especializada y altamente calificada de capital humano, es decir, de científicos e investigadores que se ocupen de la búsqueda de soluciones a los enormes retos de modernización y desarrollo que requiere nuestro país.

En 2014 se creó el programa Cátedras Conacyt con la finalidad de que los jóvenes investigadores encuentren una adecuada inserción laboral que les permita dedicarse exclusivamente a la actividad de generar conocimiento, especialmente para incrementar la capacidad de las instituciones federales y estatales del sector público. El mecanismo de asignación de dicho programa consiste en que el CONACyT comisiona investigadores con grado de doctorado en instituciones de educación superior, centros públicos de investigación e instituciones federales y estatales para que realicen actividades de investigación científica, social o de desarrollo tecnológico en el país, principalmente en los temas de Conocimiento del Universo, Desarrollo Tecnológico, Energía, Desarrollo Sustentable, Salud, Medio Ambiente y Sociedad.        

Ahora bien, resulta que el pasado 30 de septiembre, más de 300 científicos e investigadores agrupados en el Sindicato Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de Investigación de Cátedras Conacyt (SIINTRACATEDRAS) se manifestaron frente a las oficinas nacionales y regionales del CONACyT en protesta contra la resolución de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) que ordenó archivar su expediente como un asunto total y definitivamente concluido, al tiempo que protestaron también contra la cerrazón de la directora del CONACyT, María Elena Álvarez-Buylla Roces, quien se ha negado en reiteradas ocasiones a establecer un diálogo constructivo y directo que permita encontrar solución a sus justas demandas. La manifestación de los investigadores se realizó simultáneamente en Chihuahua, Sonora, Michoacán, Jalisco, Aguascalientes, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Yucatán y en la Ciudad de México.

          El SIINTRACATEDRAS se formó en septiembre de 2019 con el claro propósito de defender los derechos laborales de los investigadores: principalmente en defensa de la estabilidad en su trabajo, es decir, para que no sean despedidos sin causa debidamente justificada o bien para ser reinstalados o indemnizados conforme a la ley; de esta manera los investigadores pretenden impedir que sigan siendo considerados y tratados como personal de confianza. Situación que los mantiene en una permanente incertidumbre laboral. En su comunicado público No. 7 el SIINTRACATEDRAS nos dice: “Según información proporcionada por el mismo CONACyT a través del INAI, los despidos de catedráticas y catedráticos han aumentado considerablemente durante la actual administración, alcanzando un incremento de 633% entre 2018 y 2019. La mayoría de estos despidos se relaciona con el uso punitivo de las evaluaciones, ya sea las realizadas por el propio CONACyT o por el ingreso y permanencia al Sistema Nacional de Investigadores.” Cabe señalar que de ninguna manera los jóvenes investigadores se oponen a las evaluaciones, lo que reclaman es que éstas se realicen solo como una medida punitiva para justificar su despido y no como un mecanismo regulador que sirva para valorar, orientar y mejorar su desempeño científico.

          El incremento de los despidos y la consecuente inestabilidad laboral de los investigadores motivaron su interés por unirse y sindicalizarse para obtener la firma de un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que les garantice certidumbre laboral. En mayo de 2021, ante la JFCA, los investigadores emplazaron a huelga a CONACyT por la firma de su CCT. En junio iniciaron las negociaciones con los representantes legales de CONACyT, y como muestra de su disposición al diálogo para llegar a algún acuerdo previo con Álvarez-Buylla, prorrogaron su  estallamiento de huelga. Sin embargo los directivos del CONACyT nunca presentaron una contrapropuesta a la petición de los investigadores ni ofrecieron una solución definitiva al conflicto, por el contrario, continuaron con los despidos injustificados, razón por la cual los investigadores fijaron el día 30 de septiembre como fecha definitiva para su estallamiento de huelga. Pero un día antes del estallamiento, la JFCA determinó que no fueron procedentes ni la solicitud para la negociación y firma del CCT ni el ejercicio de su derecho a huelga, en virtud de que, según la Junta, los trabajadores de CONACyT ya cuentan con Condiciones Generales de Trabajo y que el programa de Cátedras pertenece al apartado B del artículo 123 constitucional, razón por la cual no son sujetos de contratación colectiva ni tienen derecho a huelga.        

          Durante las protestas del 30 de septiembre los investigadores, a través de su Consejo Directivo Colegiado, declararon: “Lamentamos, y nos consterna profundamente, que en el contexto de una reforma laboral -que establece mayores garantías para la libertad sindical y la defensa de los derechos laborales- y un gobierno cuyo discurso es el de una transformación revolucionaria de la sociedad a través del Estado, se niegue a las y los trabajadores de la ciencia las condiciones mínimas para realizar nuestro trabajo y poder contribuir al bienestar social. Frente a la oportunidad histórica de regularizar nuestras condiciones de contratación originales, irregulares e ilegales, la respuesta de CONACyT ha sido emitir una nueva normativa del Programa que en general recrudece la exigencia y las condiciones estructurales de incertidumbre, burocratización del quehacer científico e incluso agrega a nuestras obligaciones la búsqueda de un empleo en nuestras instituciones receptoras u otras, en un contexto en el que el propio CONACyT no ha podido generar las condiciones para una política de recambio generacional en el sector científico del país.”

          Los trabajadores de México debemos saber que desde 1996, el criterio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), denominada Jurisprudencia P./J. 1/96, establece que el personal académico que labora en los Centros Públicos de Investigación (CPI) del CONACyT deben regirse de conformidad con el apartado A del artículo 123 de nuestra Constitución; así, con base también en el artículo 3° de nuestra Carta Magna y la Ley de Ciencia y Tecnología que otorgan autonomía a este tipo de organismos públicos descentralizados del Gobierno federal, el personal académico no solo goza de sus derechos de libertad sindical, negociación colectiva y huelga, sino también de libertad de investigación y cátedra.  

          No obstante, en marzo de 2021, la Segunda Sala de la SCJN presentó una solicitud al Pleno de la SCJN para modificar este régimen laboral y sustituir la Jurisprudencia P./J. 1/96 por un nuevo criterio jurídico donde ahora los trabajadores de los CPI del CONACyT queden adscritos al apartado B del artículo 123 constitucional, lo que implicaría que éstos se convertan en personal de confianza perdiendo con ello sus derechos a la libertad sindical, a la negociación colectiva y a la huelga. 

          Esta ambigüedad en la aplicación de la ley explica el porqué, con la mano izquierda, los investigadores pudieron formar su sindicato y obtener la constancia o toma de nota que extiende la Secretaría de Trabajo y Previsión Social como corresponde a los trabajadores que se rigen por el apartado A, y, por otro lado, con la mano derecha, la JFCA y el CONACyT les niegan su derecho a la negociación colectiva y a la huelga porque los consideran personal adscrito al apartado B. Se trata pues de una aparente contradicción que el gobierno morenista conduce pérfida y deliberadamente en favor de sus intereses.

En estricto sentido, mientras la Jurisprudencia P./J. 1/96 no sea sustituida por el nuevo criterio morenista que obligue a los investigadores de CONACyT a regirse por el apartado B del artículo 123 constitucional, su derecho al CCT y a la huelga están vigentes, por consiguiente, es muy probable que su amparo ante los tribunales federales prospere en contra de la arbitraria y prematura resolución de la JFCA. Por lo visto, con su maniobra política lo que el gobierno morenista pretende es ganar tiempo pidiendo a los investigadores que se atengan a las Condiciones Generales de Trabajo que establece unilateralmente el CONACyT al personal burocrático para posteriormente ahogar legalmente la inconformidad de los investigadores organizados en el SIINTRACATEDRAS.

Los trabajadores debemos tener presente que la falsa política de austeridad republicana que el gobierno morenista impuso en toda la administración pública está provocando estas fatales consecuencias: por ejemplo, en la inversión pública destinada a la ciencia vemos que, además de la drástica reducción al presupuesto asignado al CONACyT, desapareció también 109 fideicomisos públicos de los cuales 91 estaban destinados para el CONACyT y los CPI, lo que significó un recorte presupuestal superior a los 25 mil 740 millones de pesos.

No es casual entonces que desde el nacimiento del programa Cátedras Conacyt en 2014 a la fecha, el 86 por ciento de los despidos se hayan ejecutado entre 2019 y 2020; y mientras que en 2014 se contrataron 342 investigadores, en 2020 solo se realizaron siete contrataciones, cifras que evidencian un “desmantelamiento paulatino del programa”, como bien señalan los investigadores. Y si lo anterior no fuera suficiente, basta con conocer el Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 para entender que por tercer año consecutivo al gobierno morenista nos demuestra que la inversión pública en ciencia, tecnología e innovación, le importan un carajo. 

Finalmente, a pesar de los obstáculos y dificultades que el gobierno morenista les ha impuesto, más preocupado en destinar recursos económicos a sus programas asistenciales con fines electoreros que en favor de la ciencia, la tecnología y la innovación, los investigadores del programa  Cátedras Conacyt y, en general, todo el personal científico que labora en los institutos de educación superior y en los distintos CPI del país, deben unirse, organizarse, apoyarse en la fuerza de comunidad científica, en otras organizaciones sindicales y sociales, para seguir exigiendo y luchando por el respeto a sus derechos de libertad sindical, negociación colectiva, huelga, así como su libertad académica, de investigación y cátedra, conforme al mandato del apartado A del artículo 123 de nuestra Constitución. Sin duda, la ruta por la que hoy transitan será larga y sinuosa pero es la ruta correcta.

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