domingo, 3 de octubre de 2021

Oaxaca: despido masivo y atropello a la libertad sindical

 

Ricardo Torres

En medio de una prolongada y letal pandemia que en nuestro país, según las cifras oficiales más conservadoras, arroja un saldo superior a los 3 millones 700 mil contagios y más de 280 mil fallecimientos; en presencia de la variante delta del coronavirus SARS-CoV-2 que resultó ser más agresiva y contagiosa; con un sistema nacional de salud en ruinas que lo imposibilita para brindar una eficaz atención médica a la población; con una criminal escases de insumos y medicamentos no solo para combatir el covid-19 sino también para atender el tratamiento de pacientes con cáncer, diabetes, etc.; con una espeluznante carencia de más de 200 mil médicos y 300 mil enfermeras, según declaraciones del propio secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela; es decir, en medio del desastre sanitario que vivimos tras la llegada de la pandemia, resulta escandaloso e inaceptable que el presidente Andrés Manuel López Obrador, en complicidad con el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, hayan lanzado a la calle a cerca de 3 mil trabajadores de la salud en aquella entidad.

          Fueron despidos especialistas, cirujanos, médicos generales, enfermeras, terapeutas, radiólogos, laboratoristas, camilleros, así como personal administrativo, de mantenimiento, cocina y limpieza que tenían trabajando de dos hasta más de doce años en los distintos Hospitales de Especialidades, Generales y Comunitarios, Unidades y Clínicas de Especialidades Médicas y Centros de Salud. Hecho que no solo afecta a los trabajadores despedidos y sus familias, sino que impacta directamente en la humilde población oaxaqueña que requiere atención médica. El Gobierno de Oaxaca justificó dichos despidos argumentando la falta de presupuesto para el pago de salarios y debido al vencimiento de los contratos establecidos con dichos trabajadores de la salud que laboraban como empleados “eventuales”.

          Las protestas no se hicieron esperar: desde el 15 de septiembre que inició la ola de despidos y con la consigna de “Ayer héroes, hoy desempleados”, los trabajadores de la salud que súbitamente se quedaron sin empleo, con el respaldo solidario de otros trabajadores y de organizaciones sociales de la entidad, han salido a las calles para manifestarse en contra de los injustos despidos realizando marchas, mítines, bloqueos y plantones, exigiendo justicia laboral y su recontratación definitiva como trabajadores de base. A las movilizaciones se han sumado padres de niños con cáncer que exigen la quimioterapia para sus hijos y la reinstalación de los especialistas que fueron despedidos.

Para darle cohesión e impulso a su justa lucha, los trabajadores despedidos y no despedidos unieron sus fuerzas sindicales en una Coordinadora de Sindicatos de Salud de Oaxaca (CSSO), que agrupa al Sindicato Independiente de Trabajadores del Sector Salud (SITSS), al Sindicato de Trabajadores del Sistema Nacional de Salud (STSNS), al Sindicato Independiente de Trabajadores y Profesionales en Salud (SITYPS), al Sindicato Independiente Nacional de los Trabajadores de la Salud (SINTS) y al Frente Nacional de Trabajadores de Salud de la República Mexicana (FNTSRM); organizaciones sindicales legalmente constituidas que hoy reclaman el derecho al trabajo de sus agremiados, en virtud de que incluso habiéndose vencido el termino fijado en sus contratos, puesto que la materia de trabajo aún subsiste entonces la relación laboral debe continuar y prolongarse por el tiempo que sea necesario, tal y como lo establece el artículo 39 de la Ley Federal del Trabajo (LFT); hoy con mayor razón debido a la pandemia y a la escases de profesionales calificados que tanto se requieren para atender los servicios de salud que la población demanda.

Aunque es cierto que desde hace ya varios sexenios el gobierno del estado no cuenta con un presupuesto etiquetado para el pago de estos salarios, razón por la cual acumula una deuda millonaria principalmente ante el ISSSTE y el Servicio de Administración Tributaria (SAT), en el fondo, la causa que explica este despido masivo es la ejecución del proceso de federalización de los servicios de salud con el cual el Gobierno federal, a través del IMSS y el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), se hará cargo de todo el sistema de salud de los estados de la República, con el objetivo de establecer un  control estricto sobre las plazas para evitar que en las entidades sigan creando nuevos espacios laborales sin fuente de financiamiento para el pago de salarios, como ocurrió en Oaxaca. Sin embargo, la navaja dentro del pan consiste en que en dicho proceso de federalización la asignación de plazas estará determinada por el Gobierno federal y la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) a quien se reconoce como el representante legal, legítimo y único titular de los derechos laborales de los trabajadores de la salud en el estado, lo que significa la exclusión de los sindicatos locales que hoy conforman la CSSO. La recontratación definitiva como trabajadores de base será entonces selectiva, discrecional y estará condicionada a su afiliación obligatoria al SNTSA, esto es una flagrante violación al derecho de los trabajadores a la libertad sindical.

En este sentido, los trabajadores mexicanos debemos tener presente lo que dice la fracción IV del artículo 133 de la LFT: “queda prohibido a los patrones obligar a los trabajadores por coacción o por cualquier otro medio, a afiliarse o retirarse del sindicato o agrupación a que pertenezcan, o a que voten por determinada candidatura, así como cualquier acto u omisión que atente contra su derecho a decidir quién debe representarlos en la negociación colectiva.” Por tanto, obligar a los trabajadores de la salud, agrupados en la CSSO, a retirarse de sus sindicatos para afiliarse al SNTSA, a cambio de obtener su recontratación definitiva como trabajadores de base de la Secretaría de Salud, no solo es una coacción y una violación a la ley, sino una canallada urdida por AMLO y Murat.

Recordemos que hace solo algunos días, con motivo del recuento de trabajadores para definir la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo en Nissan Aguascalientes, los líderes de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) decían a los obreros “no tengan miedo de elegir a la CATEM, pues nuestra Constitución, en el artículo 123, y las reformas laborales impulsadas por nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador otorgan el derecho de afiliarse al sindicato, federación y confederación que decidan”, y después de su triunfo en el recuento declararon se acabó el charrismo, hoy llega la democracia, en este acto se acaba de confirmar.” Sería interesante conocer qué efecto produce en los aplaudidores de AMLO ver que su discurso vano y adulador queda hecho añicos al confrontarse con la cruda realidad, al comprobar que el charrismo del SNTSA, bajo la tutela del Gobierno federal, está más vivo y vigoroso que nunca; y que la libre decisión para elegir a su representación sindical es un derecho que ha sido arrebatado a los trabajadores que conforman los sindicatos integrantes de la CSSO porque así conviene a los intereses de AMLO.  

El despido masivo en Oaxaca y la trampa que se fragua detrás de la federalización de los servicios de salud son prueba fidedigna de la política laboral oportunista y mentirosa promovida por AMLO: apoyo a los sindicatos subordinados e incondicionales a su régimen, y por otra parte, despido y exclusión a los trabajadores adheridos al sindicalismo genuino e independiente.   

La lucha que hoy enfrentan los trabajadores de la salud, agrupados en la CSSO, exigiendo al gobierno respeto a su derecho a la libre sindicalización y su recontratación definitiva como trabajadores de base, es una lucha compleja que estará plagada de presiones y obstáculos que pondrán a prueba su unidad y organización interna y, de igual modo, su capacidad para sumar fuerzas del exterior, sean del sector salud, de distintos sindicatos, organizaciones sociales y de la propia comunidad que por años, y en especial en este periodo de pandemia, ha certificado su entrega y profesionalismo.

Por un lado el Gobierno federal y estatal que de manera perversa buscará dividirlos para luego derrotarlos, y por otro lado, la construcción de una férrea unidad que, apoyada por el pueblo, esté dispuesta a erguirse, resistir y vencer. Esta es la contienda que hoy se libra en Oaxaca.  

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