Humberto Castro
El 25
de octubre de este año, el diario La Jornada publicó en su portada la
nota “Detuvo EU un millón 734 mil migrantes en un año.” Y como
subtítulos “Récord histórico en la franja fronteriza. Mexicanos cuatro de cada
10. La pobreza, la pobreza extrema y la
violencia son las principales generadoras de la oleada”, entre otros. La nota
se desprende de un informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de
Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) y contiene datos muy importantes
que nos conviene analizar y tener presentes a los trabajadores mexicanos.
Primero,
nos dice que es un máximo histórico porque nunca antes se había presentado tal
cantidad de detenciones en la frontera del país vecino en el transcurso de un
año fiscal, que abarca de octubre de 2020 a septiembre de 2021. Esto significa,
en otras palabras, que cada año que pasa el problema de la migración a ese país
se agudiza más y, aunque el fenómeno tiene ya varias décadas, cada día que pasa
es mayor el número de migrantes que prefieren abandonar sus países de origen,
antes que seguir viviendo en el infierno en que las nefastas políticas de sus
gobernantes los han convertido.
Segundo,
que tal cantidad de personas intentando cruzar hacia Estados Unidos tiene como
causa principal la pobreza y la violencia que existen en los países de donde
son originarios los migrantes. Esto significa que el sistema capitalista
presente en los países expulsores de esas personas, y el capitalismo mundial en
su modalidad de neoliberalismo, presenta fallas estructurales que lo convierten
en un sistema incapaz de generar una sociedad armónica, con empleo y
alternativas suficientes para que en ella puedan vivir las familias con
tranquilidad y alimentar con seguridad a sus hijos. Por el contrario, son más
las sociedades empobrecidas cuya riqueza se concentra en muy pocas manos y en
donde el Estado ha renunciado, en muchos casos deliberadamente, a cumplir una
de las funciones que teóricamente debe cumplir, que es brindar seguridad a los
ciudadanos. Al mismo tiempo, unos cuantos países han concentrado una riqueza
brutal a partir del saqueo de materias primas y de inmensos recursos de las
naciones ahora más empobrecidas.
Tercero,
el reporte afirma que cuatro de cada diez de los migrantes son de origen
mexicano, de manera que, del total de migrantes detenidos, 655 mil 594 eran mexicanos. México es, pues, el primer lugar; le
sigue Honduras con alrededor de 320 mil; después, Guatemala con 283 mil y el
Salvador con casi 99 mil migrantes. Los 378 mil restantes son resultado de la
suma de cantidades más pequeñas de diferentes naciones pobres.
Esta
ocasión no nos detendremos a analizar el problema mundial de la migración ni a
las caravanas provenientes de Centroamérica y el Caribe, con toda la secuela de
sufrimientos, persecución y muerte que enfrentan al llegar a nuestro país.
Tampoco analizaremos el triste papel que ahora realiza México con el gobierno
de la 4T, de haber sido un país tolerante y amigable con los migrantes a
convertirse en el muro que tanto presumió Donald Trump que detendría a los
migrantes en su frontera sur; tampoco será objeto de nuestra atención, por
ahora, que el gobierno actual haya convertido al Instituto Nacional de
Migración y a la Guardia Nacional en la policía migratoria al servicio de
Estados Unidos; ni analizaremos la incongruencia monumental del presidente
mexicano de haber prometido como candidato “respeto absoluto a los Derechos Humanos
y puertas abiertas a nuestros hermanos migrantes” y el acoso, vejación,
persecución y muerte a que ahora los ha sometido.
De la
nota al principio descrita nos importa más, por ahora, analizar lo que pasa en
México.
¿Por
qué aparece en primer lugar de detenciones en la frontera con Estados Unidos?,
¿no acaba de decir en su tercer informe el presidente Andrés Manuel López
Obrador, por enésima ocasión, que los resultados de su gobierno van muy bien,
que ya cumplió 98 de los compromisos que hizo como candidato y que sólo le falta
resolver dos: Ayotzinapa y descentralizar las oficinas del Gobierno Federal?
Si ahora la Nación marcha mejor, como dice el
presidente, ¿por qué huye la gente de México y ahora en mayor cantidad?, ¿por
qué se van de México más de 650 mil personas en menos de un año?
Algo
no cuadra. O bien los que huyen de México hacia Estados Unidos están locos o son
masoquistas y van hacia aquel país endeudándose para pagar de cinco a diez mil
dólares a los “coyotes” para cruzar la frontera, a ser víctimas de la
xenofobia, a ser humillados, a trabajar en los peores empleos, con los peores
salarios, sin seguridad social, sin prestaciones; a ser deportados arrastrando
más deudas, fichados por la policía gringa y hasta con riesgo de perder la vida
por pasar de ilegales. O bien el líder de la Cuarta Transformación mintió de
cara a la nación en su tercer informe y sigue mintiendo desvergonzadamente para
engañar a los mexicanos haciéndoles creer que viven en el país de las
maravillas.
Para
arrojar luz sobre el problema, son importantes los datos que reportan los
medios informativos, los organismos internacionales y las distintas oficinas
del propio gobierno federal, datos que en su mayor parte contradicen
radicalmente la visión presidencial. Y no vale aquí la clásica maniobra
cuatroteísta de que “yo tengo otros datos”. Por eso quisimos poner una nota del
periódico “La Jornada”, el periódico
más gobiernista y mejor pagado de este sexenio (en dos años recibió de
gobiernos morenistas más de 440 millones de pesos), para que no se diga que la
nota está alterada o exagerada y por eso mismo también citaremos los datos de
la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), organismo dependiente de la organización de
las Naciones Unidas, y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social
(CONEVAL), instancia mexicana dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social
(SEDESOL).
Si la
Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos afirma que la
pobreza, la pobreza extrema y la violencia “son las principales causas de la
oleada”, y no hay razón para acusarla de que es falso su diagnóstico, en virtud
de que sus agentes cuestionan a todos los detenidos y registran todos los
pormenores de sus intenciones al querer ingresar al país norteamericano, ¿cómo
se encuentran los fenómenos de la pobreza y la violencia en nuestro país?
Citaremos primero a la CEPAL, quien informó que en 2020 la
pobreza se incrementó en México hasta 50.6 por ciento, 9 puntos porcentuales
más que en 2018; y la pobreza extrema aumentó a 18.3 por ciento, 8 puntos
porcentuales más que en 2018, porcentaje que traducido a número de mexicanos
arroja que el
total de mexicanos en pobreza creció de 51.9 a 55.7 millones, es decir, 3.8
millones más de mexicanos en pobreza que no tienen los ingresos necesarios para
cubrir su alimentación, servicios básicos, salud y educación.
El CONEVAL informó que al
término de 2020 se incrementaron las carencias sociales y se agravó el bienestar
económico de los mexicanos, porque aumentó el rezago educativo de 23.5 a 24.4
millones de personas; se incrementó la falta de acceso de servicios de salud (¡ojo!) de 20.1 a 35.7 millones de personas; la población con recursos
inferiores a la línea de pobreza por ingresos pasó de 61.8 a 66.9 millones de
personas, es decir, 5 millones de personas más.
Y en relación con el
fenómeno de la violencia ¿cómo se ha avanzado en México?
Los medios informativos
serios nos dicen que no hay día que pase sin que se reporten más muertos y
asesinatos. “En 30 meses del gobierno de AMLO, México acumula 103 mil 971
homicidios” (AF medios, agencia de noticias, 29 de octubre de 2021). “Con AMLO
se han cometido el doble de homicidios que durante el sexenio de Calderón”
(Infobae, 3 de julio de 2021). Se ha incrementado la cantidad de feminicidios,
asesinatos de periodistas, de activistas defensores del ambiente y de los
derechos humanos.
A lo anterior tenemos que
agregar el incremento del control de las bandas de la delincuencia organizada
en diferentes regiones del país, a grado tal de que el propio jefe del Comando
Norte de Estados Unidos, Glen Van Herk, llegó a manejar en marzo de 2021, que
el crimen organizado ya controla el 30-35 por ciento del territorio nacional y
“esa es una de las razones que explica el incremento en el número de migrantes
que llegan cada día a la frontera sur de Estados Unidos”, dijo. Efectivamente,
este control territorial de los cárteles ha obligado al desplazamiento forzoso
de miles de familias de los estados de Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Jalisco,
Tamaulipas, Guanajuato, Chihuahua, Chiapas y Zacatecas, entre otros, lo que ha
incrementado la cantidad de pueblos fantasma y hogares abandonados.
Con el incremento en el
número de mexicanos en situación de pobreza y con el incremento de la violencia
en las ciudades y zonas rurales se va dibujando ya, a casi tres años de
gobierno, el monumental fracaso de los programas económicos de Andrés Manuel
López Obrador para mejorar la vida de los mexicanos; y el programa de “abrazos,
no balazos” reforzado con la liberación del hijo del Chapo Guzmán para acabar
con el crimen organizado, ha sido más bien, el banderazo de salida para el
desarrollo y crecimiento de las bandas delincuenciales por todo el país,
sabedores de que ahora gozan de mayor impunidad bajo el manto protector de la
“Cuarta Transformación”.
La cantidad de mexicanos
migrantes detenidos en la frontera sur de Estados Unidos más los que hayan
logrado pasar, no son palabras ni discursos bonitos como los de la 4T, son hechos
terribles del pueblo mexicano que muestran, con dramático realismo, el efecto verdadero
de la aplicación de las fallidas políticas del actual Gobierno federal.
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