domingo, 12 de diciembre de 2021

Sinaloa: trabajadores de la salud exigen estabilidad laboral

 


Ricardo Torres

La precariedad laboral que en nuestro país enfrentan los trabajadores asalariados en general y, en particular, los trabajadores de la salud, sigue en aumento; en un régimen neoliberal en crisis y en medio de una pandemia devastadora que encontró a nuestro sistema de salud desmantelado ya que, por años, contrató a miles de profesionales de la salud con bajos salarios, nulas prestaciones, sin seguridad social ni derechos laborales. Hoy en día, a tres años de su administración, el régimen morenista continúa aplicando la misma fórmula neoliberal que desprecia la enorme labor que día con día realizan los trabajadores de la salud.

A pesar de que el gobierno federal y las administraciones estatales pretendan ocultar la realidad con promesas y subterfugios, los problemas en este importante sector de la salud siguen brotando como hongos: ahora, por ejemplo, en el estado de Sinaloa.   

          Miles de trabajadores de distintas instituciones de salud en Sinaloa se han sumado a la exigencia, ante el Gobierno del estado y la Secretaría de Salud local, para dejar de ser empleados por contrato y se les otorgue una basificación definitiva que les ofrezca estabilidad laboral, en virtud de que muchos de ellos han trabajado por más de 10 años sin que hasta el momento se reconozcan sus derechos laborales. Entre otros se encuentra el Hospital de la Mujer que, sin afectar la atención a los pacientes, los trabajadores de la salud realizan un plantón de protesta en la avenida principal frente a dicho Hospital, en defensa de su antigüedad y exigiendo, de una vez por todas, la asignación de sus plazas.

          Rubén Rocha Moya, gobernador del estado y Héctor Melesio Cuén Ojeda, titular de la Secretaria de Salud de la entidad, se han comprometido a otorgar dichas plazas, sin embargo, en los hechos las basificaciones no llegan o son asignadas de manera discrecional. Las negociaciones continúan, los trabajadores de la salud se mantienen en lucha y las autoridades locales solo ofrecen promesas y más promesas que, según ellos, habrán de cumplirse hasta 2022. Demagogia pura. 

          Los trabajadores de la salud de aquella entidad han declarado que: "La exigencia de la manifestación es por la inconformidad que hay, somos personal que tenemos 12 años de antigüedad esperando una vacante y pues esta la repartición así a ojos de todo mundo, a personas que tienen menos años de antigüedad, incluso gente que acaba de graduarse de la escuela, es una desfachatez […] Tristemente nos estamos dando cuenta que se siguen otorgando bases de forma irregular, se está denunciando esto, se está impugnando, eso nos piden que hagamos, pero al final de cuentas, no se está haciendo nada, no estamos teniendo una respuesta, no aparece la gente corrupta […] Gente que le ha sido fiel a la institución trabajando, y al pie del cañón, todavía no se le reconoce sus derechos laborales, ya no digo algún premio o merito, pedimos lo que todo trabajador merece, una situación laboral estable, algo que tiene la gente esperando por años”.

Esta política neoliberal que en nuestro país sufren los trabajadores de la salud, contraviene a la Ley Federal del Trabajo al mantener bajos salarios y prestaciones insuficientes, impidiendo la estabilidad en el trabajo. 

En el fondo, la precariedad e inestabilidad laboral que enfrentan los trabajadores de la salud obedece a que el gobierno morenista intenta federalizar los servicios de salud, es decir, que el Gobierno federal, a través del IMSS y el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), pretende regular todo el sistema de salud del país, con el objetivo de establecer un  control directo sobre las plazas del sector salud para evitar que en las entidades sigan creando nuevos espacios laborales sin una fuente de financiamiento para el pago de salarios y sin que hayan sido avalados por el Gobierno federal.

Si este proceso fuera ordenado y eficaz, sin afectar la vida laboral de los trabajadores de la salud, garantizando sus derechos laborales y su estabilidad en el trabajo, sería bienvenido, pero si se pretende aplicar a costa de su precarización resulta una medida inaceptable.

La debilidad que muestra este proceso de federalización bajo la dirección morenista no radica en el control directo de las plazas que existen y deben existir en el sistema de salud, sino en la manera selectiva y discrecional en que se realiza, atendiendo no a criterios de antigüedad, calidad profesional y rendimiento laboral, sino a criterios estrictamente políticos y al estrangulamiento presupuestal destinado al sector salud provocado por la falsa austeridad republicana. Los recursos económicos del país no están dirigidos pues al mejoramiento y bienestar social, sino a la compra de votos a través de los programas asistenciales de asignación monetaria directa.  

A pesar de la escandalosa carencia de médicos, enfermeras y demás trabajadores de la salud en nuestro país, que según el propio secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, es de más de 200 mil médicos y 300 mil enfermeras; lo que debe hacer el Gobierno federal es asignar los recursos suficientes no solo para la contratación y pago de personal que garantice la atención médica del pueblo de México, sino, además, para mejorar las condiciones de infraestructura de los Hospitales de Especialidades, Generales y Comunitarios, Unidades y Clínicas de Especialidades Médicas y Centros de Salud del país, así como para dotarlos de equipos, instrumentos, insumos y medicamentos necesarios para atender la salud de los mexicanos. Ya no hablemos de nuevos y mejores centros hospitalarios, sino, por el momento, los que se tienen, que se encuentren en óptimas condiciones.

La disyuntiva es clara: dotar al sistema de salud de los recursos económicos suficientes o restringir el presupuesto a la salud, precarizar las condiciones laborales de los trabajadores de la salud y brindar una mala atención médica a la población. AMLO y Morena, al igual que el PRIAN, han optado por esta última política. El neoliberalismo que en su discurso AMLO ha dado por muerto, hoy comprobamos que, en los hechos, goza de cabal salud.  

Pero si algún lector poco informado pensara que la política neoliberal y la situación en que se encuentra el sistema de salud, no son responsabilidades atribuibles al gobierno morenista, basta recordar que en los meses de septiembre y octubre del año en curso, en plena pandemia, AMLO en complicidad con el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, lanzaron a la calle a más de 2 mil trabajadores de la salud en aquella entidad.

Y no solo eso, sino que el 21 noviembre, en la madrugada, elementos de la fuerza pública desalojaron violentamente el plantón pacífico que los trabajadores de la salud despedidos, organizados en la Coordinadora de Sindicatos de la Salud de Oaxaca (CSSO), mantenían frente al palacio de Gobierno de Oaxaca. Hechos que, de la misma forma que vimos con los trabajadores de Dos Bocas, desmienten las reiteradas declaraciones de AMLO en el sentido de que “no son iguales” y que en su gobierno “no se va a utilizar la fuerza pública para reprimir al pueblo”. En los hechos, su política neoliberal y represora en contra de los trabajadores demuestran que siguen siendo de la misma calaña.         

La precariedad laboral de los trabajadores de la salud sigue en aumento; en consecuencia, corresponde a los propios trabajadores en este sector y de todos los sectores que conforman la vida económica y social del país, organizarse y luchar en defensa de sus legítimos derechos. Vaya pues, desde este modesto espacio, nuestra solidaridad con los trabajadores de la salud de Sinaloa y del país.     

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