Federico
Hernández
En el 2021 los ingresos tributarios, según
informe del Servicio de Administración Tributaria (SAT), alcanzaron la cifra de
3.56 billones de pesos, que representa el 1.1 por ciento de incremento frente a
lo recaudado en el 2020. Es una cantidad enorme de recursos que llegaron a las
arcas públicas por impuestos tales como IVA, ISR, IEPS, Tenencia vehicular,
Predial, etc. La clase trabajadora,
generadora de la riqueza, y quien aporta buena parte de los ingresos que
obtiene el Gobierno, vía impuestos, no ve a pesar de ello una mejoría en sus
condiciones materiales de vida. El Gobierno aplica una política fiscal
regresiva, es decir, que busca ampliar la base gravable entre la clase
trabajadora y los recursos que recauda no los aplica a fin de abatir la
pobreza. Veamos algunas cosas que debemos tener claro los trabajadores sobre
los impuestos.
Cuando
vamos a un comercio y adquirimos una mercancía, un refresco, un pantalón, una
pantalla de televisión, por dar algunos ejemplos, tenemos todos los mexicanos
que pagar el famoso IVA (Impuesto al Valor Agregado), impuesto indirecto del 16
por ciento que retiene el comerciante para luego trasladarlo al poderoso SAT.
Es decir, que por cada 100 pesos que compramos en bienes que necesitamos, el Gobierno
se queda con 16 pesos. Pero no se crea, amigo lector, que esto es una bicoca.
No, de ninguna manera: afluyen “toneladas de oro”, como torrentes de ríos al
mar, que salen del bolsillo de los millones de mexicanos pobres, y que, según
el mismo Gobierno, se estima que por concepto de este impuesto entraron a las
arcas del Gobierno federal en 2021, la cantidad de 1.122 billones de pesos. Sí,
escucho bien: ¡más de un millón de millones de pesos!
Sigamos.
Sabemos que después de una semana o una quincena de labor de agotadoras
jornadas de trabajo los millones de obreros y de empleados pobres, en su recibo
de nómina aparecerá una retención por concepto del ISR (Impuesto Sobre la Renta).
Este impuesto sobre el ingreso, que para el SAT es “el rey” de los ingresos del
Gobierno federal, pues por este impuesto el Gobierno recaudó en el 2021 nada
menos que 1.8 billones de pesos. Alguien dirá que también los empresarios pagan
el ISR y es cierto, pero es un hecho demostrado que las empresas evaden estos
impuestos de muchas maneras, entre ellas reportando que no hubo utilidades o
ganancias, y, por otra parte, recibiendo condonaciones, en algunos casos de
miles de millones de pesos como ha dado a conocer la prensa nacional. La
empresa capitalista se rige por el principio de máxima ganancia, y no va a “regalar”
así como así su dinero al Gobierno; antes pide y exige “estímulos” para la
planta productiva, es decir, se le exente de impuestos.
Si
llevamos bien la cuenta, ya casi llegamos a tres billones de pesos que paran al
SAT, y todo en su mayor parte obtenido del trabajador sea del sector formal o
informal.
Sigamos
con las imposiciones recaudatorias (todo impuesto es precisamente una
imposición, no hay para donde hacerse o se paga o se paga). Viene ahora el
turno al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que en este año
fue de 400 mil 726 millones de pesos. ¿Y dónde me quitan a mí, ciudadano común
y corriente, este impuesto “especial”? Muy simple: cuando voy con mi vehículo (si
por fortuna tengo) a las gasolineras, ahí irremediablemente tengo que pagar más
o menos seis pesos por litro que van a las arcas públicas, ya que el dueño de
la estación debe entregárselo al SAT. Cuando se me antoja un cigarro, cuando me
echo una cerveza u otra bebida alcohólica, una botana ahí está ese IEPS. Y así
en el consumo de muchos otros artículos aparece el IEPS que irá a parar al SAT
¡Pero son millones de vehículos y millones de consumidores de bebidas y demás
productos! Sí, efectivamente, y por eso se acumula casi ¡medio millón de
millones de pesos de este impuesto!
Debemos tener presente que los impuestos salen
en su mayor parte de las clases humildes pues estas están conformadas por
decenas de millones de personas que engrosan la masa de contribuyentes. Los
ricos también pagan impuestos, pero su número es reducido comparado con la gran
masa de contribuyentes de los sectores medios y pobres. Por solo ejemplificar, si de mil personas, 20
tienen ingresos altos y pagan en impuestos digamos 2 pesos al año cada uno, el
erario, recibirá de ellos en un año fiscal 40 pesos. Si los restantes 980 contribuyentes,
son gente humilde, gente trabajadora, y paga un impuesto, digamos, de 20
centavos cada uno, estos aportarán 196 pesos al año en impuestos. O sea que, a
pesar de que la gente humilde pague en lo individual un menor monto de
impuestos, ya como masa su aportación es mayor comparada con lo que aportan los
ricos. En el ejemplo casi cinco veces. En México, los contribuyentes pobres se
cuentan por decenas de millones, por lo tanto, su aporte en impuestos es mucho
mayor: prácticamente sostienen al país.
A los trabajadores, nos debe quedar claro que
el gobierno de la 4T quiere recaudar más y más impuestos, pero no se crea que
aumentándole a los ricos los impuestos, sino buscando como sacárselo a la mayor
cantidad de pobres o como se dice con tecnicismos fiscales “aumentando la base
gravable”. Y así se explica que ahora se
pretende incorporar al régimen fiscal a pequeños tenderos, peluquerías,
taquerías, etc. Dentro de estos, de manera obligatoria, los jóvenes mayores de
18 años tendrán que darse de alta como contribuyentes.
Y la gran pregunta que debe hacerse todo
trabajador es, ¿esos impuestos, sus impuestos, vuelven íntegramente en forma de
beneficios a las clases humildes a las cuales pertenece? Sea la verdad dicha:
No. Una parte se destina a sostener a todo el aparato burocrático, al ejército,
a la policía, etc.; otra parte se desvía por canales de la corrupción de
funcionarios y empresas privadas; y otra se transforma en acciones y obras que
hace el Estado, muchas de ellas son un verdadero despilfarro de recursos como
son el programa “Sembrando Vida” o el famoso Tren Maya. Y después de restar
todo lo anterior, lo poco que queda llega en forma de beneficio a la gente
humilde.
El Estado, decía Marx, es una junta que
administra los negocios comunes de la clase dominante, la clase dueña del
dinero. En nuestro país eso lo podemos palpar casi casi con las manos. A los
dueños del dinero, este gobierno de la 4T, les deja hacer sus negocios a sus anchas sin cobrarles impuestos
acordes a sus grandes ganancias y dándoles todas las facilidades con el
pretexto de no ahuyentar la inversión. Mientras que, por el otro lado, carga
sobre las espaldas de los trabajadores el grueso de los impuestos que tienen
que pagar a pesar de sus míseros salarios. Y a la hora de aplicar lo que
recauda vía impuestos y otros ingresos el Estado lo hace no en interés de los
millones de pobres sino en interés de la clase dueña del dinero.
Por tanto, resulta evidente que necesitamos un
modelo económico que distribuya más equitativamente la riqueza que produce la
clase trabajadora. Para lo cual se requiere que el Estado aplique una política
fiscal progresiva, es decir, que pague más impuestos quien más gana, y que el
gasto social sea dirigido a la creación de escuelas, hospitales, carreteras,
electrificaciones y todo lo que promueva el desarrollo y bienestar de todos los
mexicanos, en particular de las clases humildes.
Impuestos , es un tema como aqui lo explica el texto muy importante , en el cual participamos todos los mexicanos y estos son impuestos por el gobierno , y lamentablemente afecta al sector trabajador y a los más pobres ya que somos los que trabajamos y más
ResponderEliminarpagamos , y desgraciadamente no obtenemos ningún beneficio ya que que de estos billones que se recaudan se paga todo el aparato burocrático , policía , ejército y lo demás no se distribuye en apoyo al pueblo
Los mexicanos deberíamos pedir cuentas con este gobierno tan inepto y corrupto , la 4 T no es el remedio para el país de México basta leer este artículo para darnos cuenta que favorece a los que más tienen