Por: Humberto Castro
Como una “medida desesperada” calificó
el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, la acción militar que
emprendió contra Ucrania el pasado jueves 24 y así fue.
Casi
todos los medios informativos en el mundo se han lanzado a criticar y repudiar
las dos medidas que tomó hace unos días el presidente ruso: reconocer la
independencia de las dos repúblicas separatistas ucranianas, Donesk y Luhansk;
y emprender la acción militar contra el Gobierno de Ucrania. Sin embargo, se
refieren principalmente a los efectos pero no a las causas verdaderas del
conflicto.
Para
entender la raíz del problema tenemos que remontarnos, por lo menos, a 1991,
año en que algunos líderes soviéticos, encabezados por Mijaíl Gorbachov,
deslumbrados con la idea de que renunciando al socialismo y optando por el
capitalismo les iría mejor, decidieron desintegrar la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) y varias de ellas se separaron. El vendepatrias
Gorbachov que entonces gobernaba y sus corifeos creyeron en las promesas de los
imperialistas norteamericanos de que no ampliarían su temible agrupación
guerrerista, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y mucho
menos intentarían incorporar en su seno a las exrepúblicas soviéticas. Todavía
en 1997 la OTAN y Rusia, cuyo presidente en ese momento ya era Boris Yeltsin,
firmaron el “Acuerdo de Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad”.
Pronto
las repúblicas exsocialistas se dieron cuenta de su error al ver que Estados
Unidos las quería ver pulverizadas, avasalladas, para aprovechar sus mercados y
sus recursos naturales; comprobaron que el imperialismo norteamericano, ya sin
un bloque poderoso al frente que le hiciera contrapeso, se dedicó a bombardear
países y reducirlos a pequeños territorios, como fue el caso de Yugoslavia a
quien bombardeó en 1997 para fraccionarlo en siete nuevos países: Eslovenia,
Bosnia, Croacia, Montenegro, Macedonia, Kosovo y Serbia; invadió países
asesinando a sus gobernantes para imponer al frente a individuos sumisos como
ocurrió en Irak, Libia y Afganistán, dejando tras de sí un caos económico y
social en esas sociedades; intentó lo mismo en Siria pero no pudo ante la
resistencia decidida de su pueblo, su Gobierno y el apoyo de Rusia. En 2014, en
alianza con un grupo de fascistas de Ucrania, el gobierno norteamericano promovió
un golpe de Estado en ese país para derrocar al gobierno legalmente constituido
de Víctor Yanukóvich (aliado de la Federación Rusa) e imponer un gobierno
títere.
Así
como el imperialismo gringo violó la estabilidad, independencia y soberanía de los países mencionados pisoteando
las leyes internacionales, así también incumplió su promesa de no extender la
presencia de la OTAN: en 1999 incorporó a esta organización guerrerista a la
República Checa, Hungría y Polonia; en 2004 incorporó a los países bálticos,
Estonia, Letonia y Lituania; en 2008 pretendió sumar a la república de Georgia
y en la actualidad se propuso incorporar a Ucrania, Suecia y Finlandia. Si
vemos el mapa de esta región del mundo, podremos apreciar que todos esos países rodean
a Rusia; y si ya todos los países hasta ahora incorporados a esa alianza militar
se convertían en una amenaza latente para la seguridad de Rusia, con ojivas
nucleares apuntando hacia ese país, la incorporación de Ucrania a la OTAN
significaba el establecimiento de armas nucleares apuntando a las principales
ciudades rusas como Moscú y San Petersburgo, armas cuyo alcance podrían
provocar severos daños en tan solo cinco minutos debido a la colindancia de
Ucrania con el país ruso, lo que impediría a Rusia defenderse oportunamente de
cualquier ataque debido a la imposibilidad de reaccionar en tan breve tiempo.
Por tal
situación, en las negociaciones diplomáticas previas con Estados Unidos y Ucrania,
Rusia presentó dos demandas importantes: primera, que el Gobierno ucraniano
dejara de bombardear a las repúblicas separatistas de Donesk y Luhansk, donde
viven importantes poblaciones rusas, poblaciones que viene atacando desde 2014
en que tomó las riendas del gobierno la camarilla nazifascista que hoy continua
en el poder; y la segunda, que Ucrania no fuera admitida en la OTAN para que
Rusia no tuviera un enemigo con armamento nuclear en la puerta de su casa.
Tales planteamientos fueron denegados tanto por el Gobierno yanki como por la
camarilla ensoberbecida que gobierna Ucrania.
Así se
explica que Joe Biden se las diera de adivino días antes del conflicto militar
declarando una y otra vez que Rusia invadiría Ucrania. Claro, el Gobierno
imperialista gringo estaba azuzando bajo cuerda al irresponsable gobierno de Ucrania
obligándolo a rechazar las peticiones del Kremlin y así utilizar a ese país como
carne de cañón para provocar a Rusia militarmente y posteriormente condenarla,
sancionarla y aislarla del mundo. En suma, en este conflicto Rusia fue obligada
a tomar medidas militares para proteger a sus ciudadanos y protegerse de un
eventual ataque de la OTAN que la destruya.
Y
Estados Unidos ¿qué fines persigue? El gobierno norteamericano busca lo que ha
buscado en todas las guerras e invasiones que ha provocado: adueñarse de los
recursos naturales y los mercados de otros países y, sobre todo, hacerse del
dominio absoluto del mundo.
Antes el
Gobierno norteamericano atacaba a la URSS porque tenía un sistema
socioeconómico diferente, y hoy que optó por el sistema de libre mercado quiere
cercar y aniquilar a Rusia porque es un país fuerte e independiente que tiene
la capacidad de hacerle frente, aun en el terreno militar; y los gringos no
quieren que nadie les haga sombra, que nadie frene su política expansionista y
de control económico sobre las naciones del mundo, que si cometen más atrocidades,
saqueos y robo, no haya nación en el mundo que se los impida.
Hoy lo
necesita más que nunca el imperialismo yanky, porque la batalla económica la está
perdiendo con China y en su propio terreno, en el terreno del libre mercado;
hoy necesitan reactivar su economía de algún modo porque su sistema está en franca
decadencia, por eso su plan es, primero, debilitar y derrotar a Rusia y después
vencer a China. Frente a esos propósitos, como dijo el presidente ruso, los
obligaron a tomar una medida desesperada, no querían atacar a Ucrania pero no
les dejaron otro camino.
Ante ese
estado de cosas, la mayoría de medios informativos en México se han volcado a
condenar la acción militar de los rusos pero omiten explicar las verdaderas
causas del conflicto, ocultando la realidad con falsos argumentos como aquellos
que dicen que Putin “busca restablecer la URSS” o que “tiene un proyecto
expansionista”; también han aparecido los “analistas” políticos al servicio de
la OTAN y del imperialismo norteamericano, desde los que lanzan la simple
condena contra Rusia y contra los Gobiernos que la respaldan, otros que
aprovechan el conflicto para lanzarse contra todos aquellos países y sus Gobiernos
que han optado por un sistema diferente al capitalismo, hasta los que
francamente adulan sin rubor a los imperialistas yankis.
Sea
por convicción o por conveniencia, sus comentarios distorsionan totalmente la
realidad. Veamos algunos ejemplos de quienes escriben en importantes diarios
nacionales: “quienes apoyan a Putin en Ucrania son las dictaduras de Maduro,
Daniel Ortega, Cuba y Trump” (J. Fernández); “en la medida en que Washington ha
renunciado a convertirse en policía mundial, le ha dejado la puerta abierta a
regímenes autoritarios para apropiarse de territorios extranjeros. Rusia se
quedará con Ucrania y los chinos con Taiwán”, “Sería un desastre para la
hegemonía de Estados Unidos en el mundo” (L. Zukermann); “Estados Unidos gran
guardián para contener el neocolonialismo ruso”, “demencial escalada
expansionista de Putin en el Báltico”, “Biden el líder mundial indispensable”,
“la historia lo está llamando” (P. Hiriart); “Putin puso a la humanidad al
borde de la guerra”, “es un autócrata” (S. Sarmiento), entre muchos otros.
La
mayoría de medios informativos mexicanos: prensa escrita, radio, televisión y
redes sociales, se dedican a reproducir las noticias de las agencias noticiosas
imperialistas tales como CNN o como la BBC; es por eso que sus noticieros y
opiniones son tendenciosos, incluso las imágenes que seleccionan buscan generar
lástima y sentimientos de rechazo, según convenga a los intereses del amo
imperialista. Le imponen a la opinión pública la posición política que más
conviene a los guerreristas norteamericanos y esto lo deben saber todos los
trabajadores para no dejarse engañar. Si hoy los rusos no impiden el cerco
militar que les ha venido tendiendo el imperialismo norteamericano, mañana lo
van a lamentar no solo ellos sino muchos otros países, incluido el nuestro.
Declaró
hoy la embajada china en Rusia, que de los 248 conflictos armados que se
produjeron en el mundo entre los años 1945-2001, 201 fueron iniciados por
Estados Unidos, lo que significa el 81% del total, “esta es la amenaza real
para el mundo”. No nos equivoquemos.
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